Capítulo 3: No eres un héroe

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La mañana indicaba el nacimiento de un nuevo día para el país de Japón; algunos se levantaron para empezar su rutina, los pájaros cantaban, las flores florecían; en días como estos, niños como tú... no, espera, frase equivocada.

A pesar de que no era un amanecer muy distinto al de siempre para cualquier persona, para cierto peliverde no era así. Hoy era diferente.

—Wow, descanse bien —dijo impresionado mirando sus manos. No se sentía mal; por el contrario, ya había olvidado cómo se sentía despertar completamente recuperado después de dormir—. Quizás hablar con ellos me ayudó a liberar lo que tenía reprimido —susurró un poco.

Izuku se levantó de su cama y fue al baño. Se miró en el espejo y notó que por primera vez no tenía sus ojeras tan marcadas; sonrió levemente y se cepilló los dientes.

"¿Será por la plática que tuve con esos villanos?", pensó escupiendo al lavabo.

Izuku no sabía cómo sentirse al respecto con las notas que Tomura le había dado. Al menos no se sentía solo, pero no le gustaba el hecho de que todos los artículos eran sobre las desgracias de los sin don, suicidios, abusos, asesinatos, exclusión y odio.

¿Porque no era tan fácil encontrar esa información en internet? Algo así debía ser importante. ¿Los sin don no importaban?

Suspiró y bajó a la cocina; estaba seguro de que Izumi ya estaría calentando todo, pero su melliza no se encontraba ahí.

—Esto es raro —se dijo nervioso mirando a todos lados—. Ya debería estar calentada la comida, acaso... —se sorprendió por la posibilidad y comenzó a emocionarse—. ¿Me desperté antes que ella? —la emoción comenzó a crecer en él—. ¡Le gané en algo a Izumi! Hoy es el comienzo de una nueva etapa —susurró incapaz de contenerse.

Para cualquier persona esto no era algo especial, pero para Izuku significaba todo. Decidió hacer unos huevos fritos para acompañar sus panes tostados y té; sorprendería a su hermana con eso.

—¡Hermanito! —la voz de Izumi se escuchó en el piso de arriba—¡Despierta, es hora de comenzar un nuevo día!

—¡Estoy acá abajo, Izumi! —avisó, colocando un huevo frito en una de sus tostadas y otro en el plato que era para Izumi.

Izumi bajó corriendo las escaleras y notó a su mellizo. Estaba tan impresionada que su mandíbula chocó contra el suelo.

—¡Te despertaste temprano! ¡Eso es genial, Zuzu! —lo abrazó emocionada—. ¿Qué es ese olor?

—Hice dos huevos fritos, huele genial, ¿Verdad?

—Tú si eres un chef —le respondió e Izuku se rio. Ambos se sentaron y comenzaron a comer, Izumi vio de reojo a su hermano, su rostro era brillante, hace mucho que no veía eso, le daba tanta nostalgia—. Te ves muy emocionado, Zuzu. —sonrió.

—G-Gracias —dijo tímidamente bebiendo su té—. Todo comenzará a mejorar para mí; las pequeñas victorias hacen grandes cambios —susurró—. Voy a ser un héroe.

—¡Así se habla, hermanito! —sonrió abrazándolo y lo despeinó—. ¡Eres un héroe! ¡Como regalo iremos a ver All Might Into The Mightverse, yo invito!

Izuku se ríe por lo que su hermana hacia y se dejó llevar; esos momentos eran los más hermosos de su vida. Ambos se apresuraron en comer y fueron corriendo directo a la estación de trenes. Hoy sería un gran día.

Lo será, pero no como nadie lo esperaba.

En otro lado, en una calle algo concurrida, sucedía un evento común en esa sociedad heroica.

Sin opción (Reedición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora