El portal se abrió, dejándolos dentro de unas instalaciones algo descuidadas a primera vista, el lugar era muy oscuro y había muchos extraños tanques de metal cubiertos por tubos que se metían dentro de un líquido brillante color verde.
Tomura cayó de pie saliendo del portal, mientras que Izuku cayó de trasero. Tembló un poco adolorido sobándose la zona.
—D-Duele. El suelo está un poco frío —susurró el peliverde levantándose del suelo con dolor—. ¿Dónde estamos?
—En dónde el maestro descansa —comentó Tomura caminando hacia una puerta—. Apresúrate, mocoso —ordenó e Izuku se quedó entre Tomura y Kurogiri.
—Este lugar es bastante curioso, ¿Qué hay ahí? —apuntó a los tanques de metal, se acercó con curiosidad a uno y un olor pútrido entró en sus fosas nasales. Comenzó a soltar algunas arcadas, pero al ver un cerebro humano que sobresalía del tanque no pudo más y vomitó—. ¿¡Q-Qué es eso!?
Kurogiri ni Tomura le dieron importancia; siguieron caminando; Izuku no se quería quedar solo con esas cosas y avanzó rápidamente. Se quedó pensativo en cualquier cosa menos el descubrimiento que acababa de hacer. ¿Qué rayos era eso? Sea lo que sea, no debía ser bueno. ¡Rayos, su mente fue a parar de nuevo a esas cosas!
—Ejem, ¿Sabes, Tomura? No esperaba que su guarida en el bar estuviera muy limpia; yo pensé que sería más sucio, ¡Vaya que te agrada mantener tu base en buen estado!
—Tsk, yo no soy el responsable de eso —dijo con las manos en sus bolsillos—. Si dependiera de mí, estaríamos viviendo en una pocilga, mocoso. Si le vas a agradecer a alguien, agradécele a Kurogiri. Es el encargado de la limpieza.
—Oh, m-muchas gracias por la limpieza, señor Kurogiri —observó a la niebla morada, pero este no reaccionó en lo más mínimo a sus palabras—. E-Esto, bueno, debo decir que es un lugar muy acogedor, comida, electricidad, televisión; se siente muy bien vivir ahí. Se siente un ambiente agradable; es muy... familiar —susurró.
Tomura se detuvo por un momento, aparentemente reflexionando las palabras de Izuku; luego ocultó su mirada entre sus cabellos desarreglados.
—Me importa un carajo, cumple su propósito.
Un silencio incómodo se había instalado entre Izuku y Tomura. Kurogiri no podía sentir eso en el ambiente; el pecoso se colocó detrás de Tomura, se hallaba encorvado y con ganas de acabar con esa incomodidad.
—Sabes, vi muchas puertas cuando salí por primera vez, ese día cuando me salvaste de morir, ¿Cuántos somos ahora en la liga? —Izuku desvió su mirada a las instalaciones.
Más dentro de las instalaciones, donde ya no se hallaban esas cosas con los cerebros de afuera, parecía un hospital lleno de la más alta tecnología, paredes blancas, puertas que se cerraban automáticamente, luces circulares en el techo y máquinas muy extrañas. Izuku no era muy sabio en cuanto a la medicina, así que no podía decir de qué y para qué era cada una.
—¿Oficiales y en activo? —preguntó mirándolo por encima del hombro e Izuku asintió—. Contándote a ti, somos cinco.
—¿Cinco personas? —se detuvo y su boca cayó al suelo, pero Kurogiri chocó con él, tirándolo al suelo—, ¿¡De verdad?! ¿¡Cómo vamos a cambiar el mundo solo nosotros cinco!?
—Relájate, mocoso —Tomura observó como Kurogiri ayudaba a Izuku a pararse—. Nosotros no buscamos a cualquier mediocre inútil para que sea un miembro oficial; tenemos carne de cañón nada más. Somos más del tipo que ven por la calidad antes que la cantidad.
—Entonces si tenemos más miembros —susurró un poco, comenzando a pensar en qué hacer—. Tengo algunas ideas que po...
—No pierda su tiempo, joven Midoriya. Ellos no podrían contar como miembros; solo se mueven por el miedo que les damos y el dinero que les proporcionamos. No contamos con su lealtad verdadera a diferencia de usted.
ESTÁS LEYENDO
Sin opción (Reedición)
Fanfiction¿Vale la pena defender esta sociedad? En el pasado sin dudas te hubiera respondido que sí, pero ahora no lo sé. Esa misma sociedad que buscaba defender me dio la espalda, me dijeron que no podía ser un héroe, me comparaban miles de veces con ella...