Un Plan

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CAPÍTULO 8

Las siguientes doce horas se convirtieron en una maraña de pensamientos mientras tramaba mi plan. Sentía el peso del silencio nocturno aplastándome el pecho, como si la quietud del cuarto me envolviera en una manta sofocante. Tenía que estar listo, preparado para lo que fuera que Rivers intentara. Cada vez que recordaba ese maldito beso, una chispa de rabia me recorría el cuerpo. ¿Cómo había pasado? ¿Y si se lo contaba a otros? Ni siquiera yo lo creía. Nadie lo haría.

El insomnio no ayudaba. La almohada era una roca, y cada vez que cerraba los ojos, la imagen de su cara me rondaba como un mal sueño. Me revolví en la cama, sintiendo el frío de las sábanas a pesar de que mi cuerpo ardía de frustración. No podía dormir. Agarré el celular; su luz iluminó el techo y me dolió la vista, pero ya qué. Me metí al grupo de chat que compartía con Lucas y Thomas, ese que habíamos llamado con un nombre tan absurdo que cada vez que lo veía me preguntaba cómo seguía siendo nuestro único espacio común. Empecé a escribir:

Grupo: hamburguesas simples y Lucas

—Si tuvieran que buscar la debilidad de alguien que les cae mal, ¿qué harían?

La respuesta fue rápida, y casi pude escuchar la voz de Lucas en mi cabeza, con su tono sarcástico mientras leía:

(Thomas): Son las 3 a.m., Nicolás. ¿Te caíste de la cama o qué? 😴

(Lucas): Déjalo, seguro aún está pensando en que Rivers le pateo el trasero. 😂

—Muy graciosos... —murmuré, frunciendo el ceño mientras escribía.

—¿Invento un rumor? 😈 —Thomas no tardó en sugerir.

(Lucas): Nah, eso es amateur. Mejor ve a esos grupos ambientalistas a los que va después de clase. Descubre qué tanto oculta nuestro héroe verde. 🙄

(Thomas): ¿Y qué vas a hacer, espiarlo como si fuera una serie de Netflix? 👹

(Lucas): Una chica del club de periodismo le hizo una entrevista. Si quieres, te paso el audio y ves si encuentras algo útil...

El chat se quedó en silencio. Mis ojos pesaban, pero no tanto como los pensamientos en mi cabeza. Apagué el teléfono, su pantalla se oscureció con un chasquido suave, y me quedé mirando el techo.

¿Esperar, como me dijo Amanda? Me repetí la pregunta como si la respuesta fuera a aparecer mágicamente en la oscuridad. ¿Esperar qué? El aire en la habitación se sentía denso, como si estuviera atrapado en una burbuja de preguntas sin respuestas. ¿Qué quería Rivers de mí? ¿Odiaba tanto el beso que planeaba arruinarme? ¿O quizás…?

Esto no se va a quedar así 

Amanda siempre tenía esa manía de pensar que el tiempo lo arreglaba todo. ¿Paciencia? Lo único que lograba la paciencia era que Rivers se saliera con la suya. Y yo no iba a dejar que eso pasara.

☀️

Las clases se esfumaron o tal vez solo pareciera porque mi mente estaba en cualquier otro lugar. El fin de semana se acercaba y con él, la promesa de lluvia. El cielo, que solía ser azul brillante, ahora era de un gris apagado, como si todo el mundo se estuviera preparando para algo. Y mientras tanto, el aire denso y pegajoso me asfixiaba. Cada dos segundos, sentía el sudor bajando por mi nuca y recorriendo mi espalda, lo cual solo añadía a la incomodidad del día. Qué asco.

Pero lo que realmente me tenía fuera de foco no era el maldito clima. Era él. Kai Rivers. El tipo que había encontrado en los últimos días cualquier excusa para fastidiarme hasta el punto de hacerme pensar en inscribirme en yoga, por mi salud mental. Y ahora… ahora parecía que no existía. Como si todo su entorno fuera más entretenido que acosar a Nicolás Davies, lo cual era bastante sospechoso.

FRIENDS (BOYSLOVE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora