FRIENDS (BOYSLOVE)

A Solas

CAPITULO 12

La semana comenzó, y aquella anhelada lluvia llegó sin previo aviso, cayendo sobre nosotros como baldes de agua helada. La temperatura descendió de golpe, arrastrando mi ánimo en su descenso. Era como decían: comenzaba un nuevo tiempo y, con él, nuevas preocupaciones. Ahora tenía a un mejor amigo obstinado dando vueltas en círculos, intentando hundir a un idiota que no parecía tener mejor cosa que girar a mi alrededor, como un mal sueño del que no logro despertar.

El cielo se había teñido de un gris oscuro, y ese azul molesto había desaparecido, aunque ni siquiera eso importaba. Ese color seguía persiguiéndome, mucho más cerca de lo que deseaba.

—¡Vamos, señoritas, muevan esos cuerpos! —gritó el entrenador, con esa energía que siempre lograba incomodar un poco. Por lo menos, aún tenía un lugar seguro, aunque no en su totalidad. Dentro del gimnasio seguía siendo el capitán y jefe.

Los vidrios estaban empañados, y, entre el ruido de la pelota contra el suelo y las zapatillas raspando la madera, aún podías distinguir el golpeteo de la lluvia contra ellos. El aire estaba cargado de humedad, y el olor a madera pulida se mezclaba con la fragancia de la lluvia. Los ecos de risas y gritos resonaban en el gimnasio mientras los chicos se esforzaban por mantener el ritmo. A pesar del caos, había algo reconfortante en la rutina; era un refugio temporal de las preocupaciones que acechaban fuera de esas paredes.

☀️

Llevaba días sin poder hablar con Lucas. Desde que había lanzado su fabuloso y "mejorado" plan para acabar con la reputación del gobierno, estaba lo suficientemente ocupado como para no tener oportunidad de hablar. No es que no nos viéramos en clase, pero sabíamos que había ciertos temas que no podían mencionarse en cualquier lugar. Era como si fuéramos dos adolescentes escondiendo sus novelas para adultos, actuando a espaldas de todos.

Con estos días de lluvia, mis perspectivas también habían cambiado. el mundo seguía girando a su alrededor, ajeno a mis dilemas internos. La lluvia caía con fuerza, pero dentro de mí, la tormenta era aún más intensa, no podía quitarme ese pensamiento de la cabeza: ¿qué había hecho Rivers? ¿Realmente merecía ser juzgado solo por ser parte de una familia así? Era un insufrible que se creía mejor que todos y parecía obsesionado con las marchas ambientales. Pero si dejabas de lado todo eso, solo quedaba un chico bastante guapo e idiota de 17 años, como Lucas y el gorila de Thomas.

Entre la época de exámenes que se acercaba y los partidos del equipo, no me había dado el lujo de cuestionarme la situación de Lucas o, mucho menos, pensar en Kai. Sin embargo, últimamente parecía atraer mi mirada más de lo usual. A veces me preguntaba si Lucas tendría razón, si Rivers no era más que una fachada para su tío. Me parecía ridículo, una idea que solo me daba risa, pero no podía evitar preguntarme si yo mismo estaba equivocado. ¿Era justo que Kai tuviera que cargar con el peso de las decisiones de su familia? Esa pregunta me perseguía y me estaba carcomiendo por dentro. Sentía un nudo en el estómago al pensar en ello.

El hecho de que fuera diferente me hacía cuestionar mis propias creencias. ¿Y si toda esta vez había estado equivocado? Pero también estaba la cuestión: ¿y si en realidad todo en él era falso? Lucas tenía razón; se había ido durante tres años, y como si la tierra lo hubiera escupido, apareció sin ninguna explicación. Y ahora era el chico más popular del lugar, un caos completo hasta para alguien como yo.

Claro, Kai era un idiota, y en más de una ocasión sospeché que debía tener algún tipo de déficit o sociopatía. Sus actitudes eran tan incongruentes, especialmente hacia mí: en los días que pasaba ignorándome tanto en clase como en las prácticas del equipo, actuaba como si yo ni siquiera existiera. Pero, cuando la situación nos dejaba a solas, se convertía en un fanfarrón con comentarios absurdos. Como aquella vez en la biblioteca...