Curiosidad

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CAPITULO 10

—¿Y bien? —Lucas ya estaba en la puerta, recostado como si fuera la estrella de un comercial, con una bolsa de papas en una mano y una soda en la otra. Me miraba con una expresión que gritaba "te lo dije"—. ¿Fracaso épico o solo nivel intermedio?

Rodé los ojos y empujé la puerta para que entrara.

—Fracaso épico con bonus extra de humillación.

—Perfecto. Eso suena a que definitivamente necesitas papas. —Soltó una carcajada mientras me seguía adentro, como si disfrutar de mi miseria fuera su hobby favorito.

Sí. Papas... y tal vez un reseteo completo de mi cerebro.

Nos dejamos caer en el sofá como soldados derrotados después de una batalla inútil. Lucas arrojó la bolsa de papas entre nosotros, abriéndola con esa destreza de alguien que tiene un doctorado en snacks.

—Entonces... —empezó, metiéndose una papa en la boca—, ¿me vas a contar qué salió tan mal o voy a tener que adivinar?

Suspiré, dejando caer la cabeza hacia atrás. ¿Por dónde carajo empezaba? Podría resumirlo en: "besé a Kai Rivers y ahora mi vida es un caos", pero ni de broma estaba listo para soltar eso. Menos aún a Lucas. Decirlo en voz alta sería como pedir un viaje directo confesar un 'creía que eras tú'. No, gracias. Prefería que me atropellara un tren.

—Digamos que... Rivers fue más astuto de lo que esperaba —mascullé, intentando sonar casual. Spoiler: no lo logré.

Lucas arqueó una ceja, ese gesto tan suyo que decía: "Vamos, sigue hundiéndote, yo espero". Tiene un don casi irritante para saber cuándo le estoy ocultando algo.

—¿Qué hizo? ¿Te atrapó con las manos en la masa? ¿Se metió con la chica que te gusta? —preguntó con su sonrisa burlona de siempre, tomando un sorbo de soda.

Bueno... técnicamente no se metió con la chica que me gusta. Pero sí, me descubrió, de muchas maneras. Y en mi mundo, eso era básicamente un Game Over.

—No exageres, no fue para tanto —mentí, encogiéndome de hombros—. Solo... me descubrió. Y dijo cosas.

Lucas dejó escapar una risita breve, encantado con mi desgracia.

—¿Y esas cosas te afectaron, oh gran Capitán Doradito?

—Cállate —gruñí, empujándolo con el hombro.

Él se rió aún más, como si la situación no pudiera ser más entretenida. Qué suerte la mía, tener amigos así.

Nos quedamos en silencio, dejando que la televisión rellenara el vacío entre nosotros. Eso es lo grandioso de las relaciones masculinas: si no querías hablar de algo, lo ignorabas y el otro tampoco lo mencionaba jamás. Benditos estereotipos.

☀️

Mi mirada vagó de la pantalla al perfil de Lucas, iluminado por la tenue luz del televisor. Su piel estaba salpicada de pecas doradas, vestigios de días soleados y momentos que nunca podría compartir con él como realmente quisiera. Su cabello rizado ya pedía un corte, pero a mí me gustaba así, desordenado, como si se resistiera a ser domesticado. Era un caos, pero de esos que te atrapaban sin remedio.

Me pregunté, como lo había hecho mil veces antes, si sería más fácil si él supiera la verdad. ¿Y si le decía todo? ¿Si le contaba lo de Kai, lo del beso...? ¿Me apoyaría o me miraría raro, como si me hubiera vuelto loco? Confiaba en él. Claro que confiaba. Pero el miedo a que cambiara su forma de verme me tenía paralizado. Si descubría lo que realmente sentía, si entendía que yo estaba enamorado de él, ¿qué haría?

FRIENDS (BOYSLOVE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora