Capítulo 11. "La mentira de una madre."

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Clara.

Casa de verano de Clara y Mark Goodman en Capri, Costa Amalfitana, Italia, Julio 2024.

- "¿Cómo has podido decirle eso a mí ahijado, Clara? ¿Sabes que le has mentido a tu hijo?"-me dijo Morgan haciéndome sentir peor de lo que yo ya me sentía.

Nunca, una madre está preparada para lo que significa ver crecer a sus hijos, y en el caso de Mark, todo es aún más complicado, nunca me he arrepentido de haberlo traído a este mundo, al contrario, creo que no puedo vivir sin él a mi lado, es, en definitiva, todo para mí.

Desde el mismo momento que decidí que iba a seguir adelante con el embarazo, nunca me he arrepentido, no lo hice cuando casi tuve que abandonar el proyecto que estudiaba en los dos últimos años de universidad, porque el embarazo se volvió muy complicado, no lo hice tampoco, cuando con apenas un año de vida, tuve que viajar por toda Europa, en el último año del curso, con Caroline, mi nana, y un bebe a arrastras, gracias a Caroline y Morgan, no me volví loca.

Tampoco me arrepentí cuando descubrí que, lejos de ser un niño como otros, con los problemas que tiene los niños de su edad, y sus preocupaciones, mi hijo Mark era todo lo contrario, su mente funcionaba a más velocidad que los otros niños de su clase, para el todo debía tener una razón de ser, y su forma de ver las cosas lo hacía ser muy especial, pero como todo los eres especiales, también era muy complicado y exigente.

Ya es bastante difícil es traer un hijo a este mundo, quererlo, educarlo y criarlo, para que encima ese niño tenga necesidades que tú, en un momento dado, tienes que reconocer, que, con tus limitaciones, no puedes darle, y que necesitas ayuda de profesionales, esa sensación de frustración es inmensa, y difícil de sobrellevar.

Mark es un amor, muy maduro para su edad, pero tiene un carácter difícil, es más bien callado, muy frio en el trato con los demás, en especial con los desconocidos, muy introvertido, como si lo analizara todo, sólo con Caroline, Morga, algunos de sus amigos de clase, y principalmente yo, es capaz de mostrar afecto, de resto mantiene a todo el mundo a distancia.

A veces me pregunto si su padre, ese desconocido, es así, la verdad es que no lo sé. Justo por eso tuve que mentir a mi hijo, y decirle que su padre había fallecido, hace tiempo pensé en que le diría si, alguna vez, Mark me preguntaba por su padre, pero pensé que eso sería cuando fuera más mayor, y cuando yo estuviera preparada, pero con ese niño no puedes dar nada por sentado, siempre te sorprende.

- "¿Qué quieres que le diga? ¿Qué su madre no sabe quién es su padre? ¿Qué se acostó con él una noche, y que ni le vio la cara?, o mejor ¿Qué estaba tan concentrada en su cuerpo, que se le olvidó mirar su rostro, o preguntarle su nombre?"- le dije con indignación, me sentía muy enfadada conmigo misma, por haber mentido a mi hijo.

- "Tampoco es eso, pero no sé si mentirle de esa manera es lo mejor, al menos podrías no haberlo matado, digo yo. Quieras o no, es el padre de tu hijo, sus genes corren por sus venas."- me dijo la elocuente Morgan, bebiendo un trago de una copa de Chianti frio.

- "Te crees que no lo sé, a veces ciento que, con Mark, sólo hice de embace durante esos nueve meses que lo tuve dentro, debe tener el mismo aire de seguridad, y frialdad, que ese desconocido, sino como puede ser que la persona que más amo en este mundo, sea tan diferente en carácter a mí, nadie de mi desagradable familia tiene ese aura de hielo puro, que desprende ese niño a veces, sobre todo con esas personas que lo hacen sentir inseguro."- le dije dando un gran sorbo a mi copa de Chianti.

- "Lo importante es que Mark no es así contigo, ese niño te adora, lo demás que sufran, mi ahijado es el ser más especial de la tierra, y si tiene que mirar mal al mundo así, que el mundo se conforme. Los grandes genios de la historia no se han caracterizado por ser las almas de las fiestas, y han hecho mucho bien a este mundo, que se conformen y punto."- me dijo Morgan levantándose del asiento, y alzando su copa con decisión y energía.

- "Ya comienzo a comprender algunas actitudes retadoras que está manifestando tu ahijado últimamente, con ciertas personas cuando le dicen algo que no le gusta. ¿Has estado llenando la cabeza de mi hijo de ideas soberbias y agresivas, Morgana?"- le pregunté mirándola sería.

- "¡Eh! Pare ese carro, señorita inquisidora, que yo sólo he aportado algo de luz para la protección de mi tesoro, no tengo culpa que el alumno supere al maestro."- me dijo muy seria, sin nada de arrepentimiento en la cara.

- "Esto es increíble, no sólo le estas enseñándole defensa personal, con solo seis años, sino que también le estas enseñado ese aire de barriobajera de sur del Bronx. No me gusta que aprenda a ..."- comencé a decirle, pero Morgan me interrumpió usando una lógica aplastante.

- "Escúchame bien, Mamá Clara, comprendo que quieras tener a tu hijo en un cofre del tesoro, dentro de una caja fuerte, que está enterrada en fondo del mar, y custodiada por todo tipo de mostros marinos. Pero tu hijo crecerá, y tendrá que aprender a defenderse solo, en un mundo que ser diferente te hace ser blanco de otros, y tú no podrás salvarlo, y lo sabes, así que deja de intentar frenar el mundo para él, porque este no se detiene, por mucho que tú quieras."- la verdad de sus palabras hizo que unas lágrimas rodaran por mis mejillas. - "Tienes que darte cuenta de que ahora Mark tiene seis años, pero cuando te des cuenta, será un adolescente, y necesita los consejos de una figura paterna, que ahora no tiene, más en el caso de Mark, por eso te digo muchas veces que deberías salir con alguien, probar a volver a salir al mercado."- el último comentario de Morgan, me hizo reír.

- "¿Volver al mercado? ¿Cuándo he estado en él? Te recuerdo que lo único que sé de ese mercado que hablas, fue porque me drogaron, y quitando que fue una noche alucinante, ni siquiera recuerdo el nombre del producto que compré, ni cómo era."- le dije terminando mi copa de Chianti, de un gran sorbo.

- "Eres un auténtico desastre, Clara Goodman."- me dijo Morgan terminándose su copa de vino, para comenzar a quitarse la ropa, quedándose sólo con su sexy bikini rosa intenso, que hacía que su preciosa morena figura, resaltara contra la luz del sol del atardecer.

Sin mirarme, con ese aura de gamberra de barrio tan típico de ella en ocasiones, se dirigió a la piscina infinita que tenemos en nuestra villa, para finalmente, con estilo de una de sirena volviendo a su reino, se arrojó al agua. La conversación para Morgana, la bruja oscura, hermana de Merlín, había terminado.

Yo, por el contrario, permanecí allí mirando como el sol desaparecía entre el mar y la montaña, al otro lado de la isla, mientras mis pensamientos se dirigían hacia esa noche, otra vez, no llevaba ni la cuenta de las veces que esos recuerdos habían calentado mi cama, desde hacía casi siete años, en ocasiones pensé en buscar a ese hombre, sólo para ver su cara, y que no fuera sólo un maldito sueño en mi mente.

Pero el sólo hecho de que al buscarle me fuera difícil alejarme después, o que por el contrario mis sueños fueran mejores que la realidad, me lo habían impedido, también estaba, por otro lado, Mark, no deseaba, por muy egoísta que pareciera, compartir mi hijo con nadie, no, ni siquiera con su padre biológico, nada me garantizaba que eso saliera bien, lo mismo, ni lo reconocería como su hijo. Mark era todo mi mundo, y así debía seguir siendo, hasta que mi pequeño decidirá, por él mismos, lo contrario. Total, una madre siempre iba estar, aunque sus hijos decidan irse, y vivir sus vidas.  

Papá, cásate con mamá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora