Capítulo 18. " Un problema en una vida que se creía perfecta".

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Narrador.

Residencia familiar de los Goodman, Auckland, Nueva Zelanda, Septiembre de 2024.

La señora Ruby Goodman, miró a su marido, por tercera vez, aun no se creía lo que acaba de escuchar, que le repitiera la pregunta que le había hecho dos veces más, ante su falta de respuesta, no contribuyó mucho, a que ella se calmara.

Esto era algo que ella no había previsto, menos durante estos años, en los que al fin había podido alejar a la maldita Clara, y al bastardo de su hijo, de sus vidas, pensaba que lo tenía todo controlado.

No podía objetar nada a los que su marido le acaba de comunicar, o su fachada de mujer abnegada, madre de sus hijas, entregada a su matrimonio, dócil, e incluso estúpidamente tranquila, que había criado con mucho amor y atención, y sufrimiento, a una hija, que no era su hija biológica, algo que había cultivado todos estos años, desaparecería, y eso, ella no se lo podía permitir.

Se habían pasado, muchos años, intentado recuperar lo que se le había robado, y desde que había conseguido casarse, por fin, con su adorado Craig, sólo le tocaba conservarlo, sobre de quién fuera.

Craig Goodman es el hombre, que ella, siempre había amado, desde que era adolescente, era el hombre que la maldita Elisabeth Parker, su enemiga en el instituto, le había robado tres años antes de graduarse en la universidad, casándose con él, cinco años después de comenzar a salir juntos, y finalmente quedándose embarazada al año de casados, dándole una hija, la estúpida de Clara.

Lo único bueno de todo eso, y por lo me había conseguido recuperar su amado Craig, fue porque, merecidamente, a su entender, Elizabeth falleció de un cáncer muy agresivo, apenas duró tres meses, tras haber sido detectado, Clara tenía siete años, cuando ocurrió.

Ruby utilizó en su beneficio, el dolor, y el desconsuelo de Craig, así como que tenía una niña pequeña que debía ser atendida, si añadimos que Clara se parecía mucho a su madre, y que él, apenas podía mirarla a la cara, sin sentir dolor, que Ruby lo atrapara para después casarse con él, un año después de la muerte de su enemiga, fue su mejor obra.

No fue fácil para Ruby tratar que Craig la considerar como su esposa, una vez casados, de hecho los primeros años siempre estaba viajando, por cuestiones de negocios, y nunca dormía con ella, cuando estaba en casa, ella sólo era como la niñera de su hija, tuvo que emborrachar a su marido, una noche, para poder dormir con él, una noche que fue horrible, para ella, porque tenía que oir como su marido, el hombre que amaba, mientras la hacía suya, la llamaba por el nombre de Elisabeth, su peor enemiga. Aunque para ella mereció la pena, porque a cambio de esa noche, puedo quedar embarazada de su hija Karen, afianzando su papel como esposa, y como madre.

Fue entonces cuando verdaderamente la vida de Clara, siendo aún una niña, se convirtió en un infierno, algo que su padre, en realidad, desconocía, ya que se pasaba la vida, trabajando, o viajando por trabajo, o simplemente ignorando a su hija mayor, a sus hijas en general, por razones diferentes, algo que nunca pudo controlar Ruby, y generó, más odio hacía Clara.

Lo único que hizo por su hija mayor, Craig Goodman, es que, en cierta forma, sin él saberlo, libró a Clara del infierno en que vivía, ya que fue enviarla a estudiar al alma mater de su primera esposa, a la universidad, en Washington, tal como le había prometido a Elisabeth, en su lecho de muerte.

A Ruby no le costó mucho, convencer a Craig, después del trato que hizo con Clara, de que su hija ya no quería saber nada de la familia Goodman, que había rechazado su herencia, excepto por el fideicomiso de su madre, que se había enamorado de un buen hombre de Nueva york, se había casado con él, no queriendo volver a Nueva Zelanda, ni saber nada de ellos.

Ruby pensaba que la imagen egoísta y rebelde que siempre había intentado crear a Craig, de su propia hija, era lo que había provocado que, durante esos años, su marido, apenas hubiera preguntado por Clara, y hubiera aceptado la decisión de su hija sin apenas dudar de nada, casi como un alivio.

Pero nada más lejos de la realidad, para Craig Goodman, que su hija se pareciera, mientras crecía, cada vez más a su adorada Elizabeth, sólo provocaba que le huyera de su lado, matándose a trabajar, para no verla, para no recordarla, justo por eso, acepto cumplir la promesa que le hizo a Elizabeth, al enviarla a estudiar a Washington, justo por eso, hasta se sintió menos presionado, cuando Ruby le contó la decisión de Clara de no regresar a Nueva Zelanda, porque pensó que su hija sería feliz, y recibiría el amor, que él nunca le dio, ahora, lejos de ellos, dejaba de sentirse culpable. Aunque, al contrario de lo que pensaba Ruby, con respecto la herencia, Craig ya lo tenía claro, aunque sólo fuera por sentirse mejor consigo mismo, sus bienes serían repartidos a partes iguales, entre sus dos hijas, dijera Clara lo que dijera.

Todo su mundo iba mejor, más tranquilo, con menos culpabilidad, casi sin remordimientos, hasta que hace dos semanas, Craig, en un viaje de trabajo, casi pierde la vida, en un casi accidente de aviación, en su Jet privado, que le hizo reflexionar sobre que es importante en la vida.

En el momento en que, uno de los motores, de su jet, se detuvo durante unos minutos, que le parecieron eternos, mientras el piloto maniobraba para intentar mantener el avión en aire, intentado que el motor volviera a funcionar, Craig Goodman pensó que iba a morir. Lo primero que le vino a la mente fue la imagen de sus dos hijas, a las que no volvería a ver, y en especial la cara de Clara.

Siendo católico, pensó en cómo le explicaría a su adora Elizabeth, cuando se reuniera con ella, como había descuidado lo único que ella le había pedido, el cuidado, y la crianza de su hija, dejándolo todo en manos de otros, como en las de Ruby, y del personal contratado para ello, en su casa. Casi no intervino en su educación, excepto por las cantidades ingentes de dinero, que dio, para que otros hicieran su trabajo, pensar en eso fue lo que más miedo le dio.

En esos minutos que creía que serían los últimos de su vida, muchos arrepentimientos llegaron, y lo golpearon, así que cuando, finalmente, pudo aterrizar ileso, su actitud hacia la vida en general, pero en especial, hacía como había tratado a sus hijas, en especial, la mayor, habían cambiado, de ahí que le hubiera ordenado algo a su esposa, algo que tanto asustó a Ruby, tanto que Craig tuvo que dar esa orden hasta tres veces, ante la falta de respuesta de su esposa.

- "Quiero que descubras donde vive Clara, el próximo mes la vamos a ir a visitar, dame toda la información que tengas de su marido, voy a investigarlo, no sé porque, pero creo que ella no nos está contando toda la verdad. ¿Lo has entendido?"- le dijo Craig serio, mirando a Ruby, esperando su respuesta, incluso teniendo que repetir la última pregunta, dos veces más, hasta que su esposa, temerosa, y algo nerviosa, finalmente, asintió, en señal de aceptación.

Ahora mismo Ruby estaba intentando controlar sus nervios, para que su marido no notara nada. Tenía que calmarse, y pensar que debía de hacer, no podía permitir que su marido se reuniera con esa malnacida de Clara, o todas sus mentiras, ante la extraña actitud de su marido, podían salir a la luz.

Esa niña tenía muchas pruebas contra ella, algo debía pensar, algo que, definitivamente, rompería el trato que había hecho con la hija de su enemiga, que aún muerta, le creaba problemas. Tendría que volver a interrumpir en la vida de Clara, para alejarla de su padre, y si hacía falta, desaparecerla, pero, definitivamente, esos dos, no podía volver a tener contacto, o todo lo que ella había construido, durante todos esos años, saltaría por los aires.      

Papá, cásate con mamá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora