Capítulo 29. "La Bruja vs el Vampiro, la primera batalla. Primer rounds".

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Morgan.

Jet privado del Grupo Osman Global, Aeropuerto Internacional de los Ángeles LAX, Los Ángeles, California, Principios de Noviembre 2024.

Mucho antes de embarcar en el Jet que el padre de Mark había enviado para recoger a su mujer y a su hijo, ya sentí la presión de entrar en ese mundo que yo desconocía, el de las grandes multinacionales, y los millonarios podridos de dinero.

Cuando todo el personal de vuelo, y el copiloto ya nos esperaba al pie de la escalinata, para darnos la bienvenida, como si nosotros fuéramos grandes celebridades, o la Primera Dama.

-" Aunque pensándolo bien, quizás Clara sí que sea la Primera Dama del imperio Osman, sin ella saberlo."- pensé sin poder evitar que una sonrisa se dibujara en mis labios.

Estaba tan sorprendida de que todo este lujo al que no estaba acostumbrada, que ni me di cuenta de que la Rata Vampírica hacia un rato que no apartaba sus ojos de mí, y cogió el momento que en mis labios se dibujó una sonrisa de burla.

La verdad es que tanto lujo, había hecho que, por unos minutos, se me olvidara de ese vampiro inmundo, sobre todo cuando embarqué en esa enorme nave que nos iba a llevar hasta Turquía. No sé qué tipo de tamaño debe tener un Jet para considerarse una nave grande, pero os puedo asegurar que he viajado en naves más pequeña que esta, y se consideraba que eran aviones de vuelo regular de pasajeros.

Para una pobretona como yo, que desde pequeña vivió en un piso con, más que seguro, menos metros que el largo de esa aeronave, donde vivían siete hermanos, un padre, una madre, una abuela, y dos perros, esto era realmente enorme.

Los años, los estudios, conocer a Clara, y montar el Gabinete de Arquitectura Internacional Garret & Wellington, había sido más que un avance en mi vida, un sueño maravilloso que cumplí. También ayudó a conseguir otro sueño, aún más maravilloso, el que yo pudiera devolver a mis padres todo el sacrificio que ellos habían hecho por mis hermanos y por mí, les pude construir, con parte de mi sueldo, y mis guanacias de varios años en el Gabinete, incluso Clara también contribuyó, en ocasiones, una enorme Villa, en las afueras de Nueva York, para ellos, mis hermanos pequeños, y mi abuela octogenaria, y esos para mí ya era lo suficientemente lujoso.

Hasta en los viajes que hacíamos, por trabajo dentro de Estados Unidos o en otros países, la parte más social, la de fiestas, recepciones, y de más que está implicado en nuestro trabajo, siempre se lo dejo a Clara, ella ha nacido en una familia adinerada, aunque su infancia fue más triste que la mía, gracias a la malnacida de su madrasta, aun así, ella sabe moverse en ese ambiente, yo soy más de ponerme un mono de trabajo, o unos vaqueros y una camisa, el casco de obra, e ir a supervisar el trabajo de campo, supervisar a los obreros, o pelarme con el jefe de obra, o el capataz. Tanto brillo y cuero no va conmigo, por no hablar que odio los tacones, son artilugios que creo un hombre, para torturar a las mujeres, estoy convencida.

Así que imaginaos como estaba yo en el salón principal de ese Jet, hasta tenía miedo de sentarme, por si mi vaquero de veinte dólares contaminaba la cara piel de mi asiento que seguro valía como todo mi guardarropa, y aún debería dinero, seguro.

Los niños corrían por el avión como si estuviera en DisneyLandia, al parecer el señor Osman había pesado en todo, no sólo había varios ordenadores, y un wifi muy potente a bordo, también una estación de dulces que hasta a mí se me antojaban, dos máquinas recreativas retro, y una pantalla enorme con miles de juegos, conectada a una PlayStation 5, vamos ese Jet era el paraíso para los genios, como mi ahijado y sus amigos.

También había películas para adultos y hasta un baño que lo tenía de todo, sólo le faltaba una masajista buenorro para que fuera perfecto, se podía decir que el Jet privado del Grupo Osman Global era el paraíso para la diversión y el relax de grandes y pequeños.

-" ¿Qué ocurre, Morgana? Cierra la boca, y siéntate tranquilita, que no te va a pasar nada por estar unas horas sentada entre tanto lujo y dinero."- me dijo Clara al oído, tras acercase a mí, ella sabía que, en lugares como estos, me sentía como cenicienta, antes de que apareciera el hada madrina, en el baile de palacio.

-" ¿Estás segura?, no sé, no estoy segura, ¿no nos habremos equivocado de avión, y nos hemos subido por error al Air Force One? Lo mismo en breve viene el servicio secreto del presidente Osman, y nos echa por pobretonas."- le dije nerviosa, haciendo que Clara estallara en carcajadas, sentándose en uno de los sillones que estaba cerca de nosotras, yo sólo la miré molesta.

-" Siéntate ya Bruja Oscura, que vamos a despegar."- me dijo intentado que me sentara a su lado, pero a Caroline, que aún no le había hecho efecto el tranquilizante que se había tomado, para caer en coma, y no sufrir su terror a volar, prácticamente se arrojó en el sillón que estaba al lado de Clara, para a continuación aferrarse a su brazo.

Yo le sonreí con cariño, Caroline es como la mamá pata de todas nosotras, y la verdad, la adoro, su miedo a volar era algo que todos conocíamos, y lo pasaba muy más pero aun así nos seguía a todas partes, donde fuera Mark. Miré a mi alrededor buscando un asiento, y fue cuando verdaderamente me di cuenta de lo que había ocurrido, por no estar más atenta.

De alguna manera, el único asiento que había libre estaba junto a la Rata Vampírica, yu debía sentarme cuanto antes, ya habían dado orden de despegue. Mire de nuevo buscando otra solución, Kendal y Grace estaban sentados juntos, y ahora estaban entretenidos jugando con un juego en unos aparatos de videojuego que tenía en las manos, ni se dé donde habían salido. Por otro lado, Mark estaba muy animado hablando con Burak, sobre los proyectos de estudios de la fundación Osman, Clara estaba sentada junto a una muy nerviosa Caroline, y la Rata estaba tomándose una taza de café, mientras me miraba con una sonrisa de suficiencias en los labios, como si sintiera muy orgulloso de sí mismo.

Por un segundo pensé pedirle a Mark que me cambiara de sitio, pero no me dio tiempo, la auxiliar de vuelo se acercó a mí, con una sonrisa, y con mucha educación me dijo.

-" Señorita Wellington, ya vamos a despegar, tiene que sentarse y abrocharse el cinturón."- me dijo la auxiliar de vuelo llevándome al único sitio donde yo no quería estar en ese avión, sentada justo al lado de esa maldita Rata Vampírica.

En segundos me vi sentada, y con el cinturón bien abrochado, mientras el idiota me miraba con burla. Justo en ese momento, a los lejos oí decir, con su voz algo alarmada, y baja, a Clara.

-" Mala idea, muy mala idea."-

-" No se preocupe, señorita Wellington, yo no muerdo, al menos no siempre."- me dijo, para colmo, el maldito gilipollas de mi lado, haciendo que casi cortocircuitara, tome aire a duras penas, para calmarme, y sin mirarle, o ese avión no despegaría ese día, tras ser detenida por su asesinato, le dije con el hilo de razonamiento lógico que me quedaba:

-" Mejor ni me hables Rata Vampírica, o te juro que te clavo una estaca en el corazón con mis propias manos, ni siquiera me mires, idiota."- dije mientras notaba que de tanto apretar la mandíbula para controlarme, está ya me dolía.

-" ¿Le han dicho alguna vez que es muy poco razonable?, ni siquiera sé porque me odia tanto. "- me dijo mientras yo sentía el sabor de la sangre en mi boca, al parecer a fuerza de apretar, mi mandíbula me había hecho un pequeño corte en alguna parte del interior de mi boca.

Decidí ignorarlo, simplemente no existía, me coloqué los cascos inalámbricos en los oídos, mientras le daba al botón de volumen a todo lo que daba, pronto las guitarras eléctricas a todo meter, y la voz del guaperas madurito de Bob Jovi inundó mis oídos, así que decidí cerrar los ojos para que, ni mi vista, fuera contaminada.

En todo ese proceso sentía los ojos de la Rata sobre mí, pero a mí me daba igual, yo no iba a tratar con él en este proyecto, ese era el trabajo de Clara, además ir a Turquía tenía más que ver con que Clara, y su hijo, encontraran la felicidad, a que ella conociera al padre de su hijo, que el posible contacto que yo pudiera tener con terceras basuras, que no sabían mantener los pantalones en su sitio.

Lamentablemente a la Rata Vampírica no le gusta sentirse ignorado, al parecer, y el maldito cruzo esa línea que nunca debió cruzar, por su propia seguridad, así que no me culpéis por no hacer rehenes, él se lo buscó. 

Papá, cásate con mamá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora