DO YOU LIKE ME NOW? (lucemond, joffron)

This is what losing someone feels like

So it breaks my hеart that I let you leave
Hurts my hеad seein' memories of you
There ain't a thing I wouldn't do
To get a moment back with you
So it breaks my heart that I let you leave
Burn so hard, learnin' how to grieve for you
I should've let you know the truth
'Cause when you love someone, you tell 'em that you, tell 'em that you do

This is what losing someone feels like, JVKE

Guarda su laptop y los libros de la clase de hoy dentro de su mochila. Joffrey está sentado a su lado, cabeceando del sueño. El pobre chico no durmió por terminar la tarea de la clase de la primera hora, a la que el maestro ni siquiera tuvo la decencia de avisar que no se presentaría. Se las apañó las primeras cuatro clases sin quedarse dormido, incluso tomó cantidades industriales de cafeína, pero su cuerpo ya no aguanta más. Aemond lo dejó dormitar, tomando los apuntes necesarios para que pueda copiarlos más tarde.

—¿Terminó?

—Sí. ¿Quieres que te lleve a casa?

—Mamá no está y no quiero estar solo. ¿Puedo quedarme en la tuya hasta que llegue?

—Sabes que sí. Levántate.

Jala el pesado cuerpo de Joffrey y salen del salón, que está casi vacío. Un par de omegas los saludan, o más bien saludan a Joffrey. Ningún omega en su sano juicio le hablaría a Aemond. Lo consideran lindo, incluso su torpeza es adorable, pero entre más tiempo pasan con él, más incómodo se vuelve. Muchos se preguntan por qué Joffrey Strong, uno de los alfas más guapos y populares de la universidad, prefiere pasar tiempo con Aemond que con otros alfas populares y omegas bonitas.

—Quiero dormir y despertar con mi título universitario.

—¿Cubrirás turno hoy?

—No, Nate regresó de sus vacaciones —bosteza—. Volveré al turno de fin de semana.

—Bien.

Se ajusta el cinturón y mira el espejo retrovisor, asegurándose de que no se atraviese nadie. Un grupo de chicos golpean su auto con las palmas y le silban. El auto de Aemond es lujoso, sus madres insistieron en comprarle uno que cuesta más que las colegiaturas de toda la carrera. Aemond hubiese preferido algo más discreto, un carro pequeño donde cupieran Joffrey, Daeron y él.

—Son unos imbéciles.

Joffrey toca el claxon, asustando a los alfas, que se quitan al instante.

—Pero son tus amigos.

—Esos idiotas no son mis amigos —resopla—. Mi único amigo eres tú.

—¿Por qué...?

—No vamos a tener esta conversación otra vez. Me gusta estar contigo y esa debe ser respuesta suficiente. Vámonos a casa.

—Como quieras.

—¿Crees que puedas inventarte algo para que pueda ver a Daeron este fin de semana?

—¿Por qué no hablas con mi mamá y le pides permiso?

—Sabes que desde esa vez no quiere que toque a su hijo (cosa que ya he hecho) y me amenazó con arrancarme los huevos si insistía.

—Este fin de semana iremos a visitar al abuelo, así que no se va a poder.

—Carajo.

—Pero ahora estamos solos en casa. Mamá Rhaenyra salió de la ciudad y mamá Alicent está en una de sus sucursales, regresará tarde.