Save your breath

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So go
No, I won't hold you back anymore (I won't hold you back anymore)
Just go
No, you don't have to lie anymore (You don't have to lie anymore)
Ooh, yeah
And I know you can't deny the way you feel no more
Tellin' me we need to talk, but
Baby, you can save your breath

Save your breath, JVKE


Chilla cuando no la encuentra. Ya buscó en sus cajones, incluso en los de Joffrey, y nada. Debe estar por aquí, no se la ha regresado; él ni siquiera sabe que Lucerys la tiene. Vuelve a buscar en el armario, pero termina rindiéndose y cae al suelo de sentón. Ahora debe parecer un crío berrinchudo, aunque no le importa.

¡Necesita encontrar esa maldita camiseta!

Se recuesta en el suelo y mira el techo de su habitación. Podría contratar a alguien que lo arregle apenas lleguen las utilidades o el bono navideño, se ve tan mal... Gira su cuerpo para que su mejilla toque el mármol fresco y baje un poco el calor que lo corroe. Debajo de la cama resalta una tela roja, arrugada y polvosa.

¡Ahí está!

Levanta la mitad del cuerpo y se arrastra hasta tenerla en sus manos y pegarla a su nariz. Aún huele a él... Demasiado te amo, pero no debería.

Retira sus prendas superiores y se coloca la camiseta del alfa. Le queda ajustada, él es robusto y el dueño muy delgado, pero el suave aroma lo relaja. Busca impregnarse de su olor, frotando la tela con desespero.

Hace días que no lo ve y su omega lloriquea de lo mucho que lo extraña. Se ha parado pocas veces por aquí, visitas cortas y muy apenas lo saluda... Pero se lo merece.

Con pesar, se levanta del suelo y se deja caer a la cama, fundiéndose en las mullidas almohadas y colchas, disfrutando del olor que desprende la camiseta. Él huele dulce, a pesar de ser un alfa. Un alfa blando, amable y cariñoso.

No.

Lucerys no puede amarlo.

Está mal.

Seca las lágrimas que abandonan sus verdosos ojos. Está cachondo y sensible, cuánto lo odia. Su ropa interior está igual de mojada que sus mejillas. Mete una mano dentro de ella y jadea al sentir su mancha viscosa entre los dedos, los cuales introduce a su agujero. Tiene manos pequeñas y dedos cortos, no bastan para complacerse, pero se masturba con furia hasta lograr un orgasmo desastroso y poco placentero.

Las palabras de Joffrey hacen eco en su cabeza.

Le asigna un rostro a la omega que le está robando a su alfa, uno cualquiera: mejillas hundidas, ojeras pronunciadas, quizás orejas enormes y una frente amplia. Trata de imaginarla lo menos atractiva posible, pero no lo logra. Lucerys no se considera atractivo, así que cualquier omega se ve mejor que él.

¿Quién querría a un omega gordo, con estrías y vello por todo el cuerpo?

A los alfas les gustan los omegas delgados, sin marcas en la piel o vello facial.

Lucerys está lejos de ser un omega atractivo, si quiera uno pasable.

El ruido de la puerta principal interrumpe sus pensamientos. Escucha pasos pesados y percibe un olor fuerte y picante. Alfa también está en celo, en su último día, pero su olor lo hace chillar.

No es el alfa que desea, pero con eso se conforma, porque jamás tendrá al que quiere.

—¿Empezaste sin mí?

Esa voz eriza cada vello de su cuerpo y sus pezones. Está muy necesitado, no le importa revolcarse con cualquier alfa, que sea lo suficientemente valiente para meterse entre sus piernas sin sentir asco.

DO YOU LIKE ME NOW? (lucemond, joffron)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora