Axl
Los humanos son fascinantes en su patética y frágil manera de ser. A veces me pregunto cómo una especie tan débil y contradictoria puede haber llegado tan lejos. Son tan predecibles, pero a la vez tan caóticamente impredecibles. Y, de todos, Rhode es la más intrigante. Tan llena de emociones en conflicto, de esperanzas y miedos mezclados.
Desde que llegué a la Tierra, he observado y aprendido mucho sobre los humanos. Conozco su historia, sus costumbres y sus deseos más profundos. Pero lo que más me resulta útil es mi habilidad para leer sus mentes. Puedo sentir sus pensamientos como si fueran susurros constantes en mi oído, claros y nítidos. Rhode, sin saberlo, me ha dejado ver su plan: ella piensa enseñarme a amar para debilitarme. Quiere jugar a ser la heroína, sacrificarlo todo por la humanidad.
Es adorablemente ingenua. Cree que puede cambiarme, que puede hacer que sienta algo que no está en mi naturaleza. Pero no se da cuenta de que no puede cambiar algo que está vacío. No hay corazón en este cuerpo, no hay alma que salvar. Solo hay un propósito: destruir y consumir.
Decido seguirle el juego. Fingiré que caigo en sus intentos de enseñarme lo que es amar. Será interesante ver hasta dónde llega, cuánto está dispuesta a sacrificar por una causa perdida.
Hoy, Rhode parece más pensativa de lo habitual. La he visto mirando al horizonte, como si buscara algo que no está aquí.
—¿En qué piensas? —le pregunto mientras me acerco, fingiendo curiosidad.
Ella se gira hacia mí, sus ojos llenos de una mezcla de nostalgia y tristeza.
—En mi familia. Me gustaría verlos, saber que están bien —dice en voz baja.
Me río entre dientes, un sonido que sé que la desconcierta.
—Tu familia probablemente ya está muerta, Rhode. Con el virus esparciéndose como lo está haciendo, es casi imposible que sigan con vida.
Ella me mira fijamente, sus ojos llenos de una rabia contenida.
—¿Cómo puedes ser tan cruel? ¿Cómo puedes hablar así de la gente? Son personas, Axl. Tienen sentimientos, vidas, sueños...
—¿Y qué? —interrumpo, acercándome más a ella—. Todo eso es irrelevante para mí. Yo no tengo familia, no tengo sueños. Para mí, todo esto es un juego. Y tú solo eres una pieza en mi tablero.
Rhode me observa en silencio, y puedo ver que está luchando por mantener la calma.
—Tal vez no lo entiendas ahora, pero creo que hay más en ti de lo que dejas ver. Si realmente fueras tan vacío como dices, no estarías aquí, tratando de entendernos, observándonos. Podrías haber destruido todo en un instante, pero no lo has hecho. ¿Por qué?
Me sorprende su percepción. A pesar de todo, ella sigue viendo algo más en mí, algo que yo mismo no puedo sentir.
—Quizás, solo quizás —digo, manteniendo mi tono frío y distante—, me divierte ver cómo luchan por algo que es imposible de conseguir. O tal vez solo estoy aquí para asegurarme de que todo salga según lo planeado. No busques significado donde no lo hay, Rhode.
Ella suspira y desvía la mirada, claramente frustrada por mi respuesta. Pero no se rinde.
Después de un largo silencio, Rhode finalmente me mira de nuevo y suelta una idea que no esperaba.
—Quiero conocerte, Axl. Pero no solo al Axl que está aquí para destruirnos, sino al verdadero Axl. Y quiero que tú también me conozcas a mí, más allá de lo que piensas que soy.
Frunzo el ceño, incrédulo.
—¿Qué ganas con eso, Rhode?
Ella sonríe con una calma que me irrita y me fascina a partes iguales.
—Lo mismo que tú ganas mientras juegas a que soy un experimento —responde con tranquilidad—. Quiero entender quién eres, quiero saber qué te motiva, qué es lo que realmente buscas. Y, de paso, tú también podrías entenderme a mí.
Me quedo en silencio, procesando sus palabras. La idea de que alguien quiera conocerme más allá del miedo o el odio me desconcierta. Nunca antes nadie se había interesado por mí de esa manera. Los humanos huyen de mí, me temen, me maldicen. Pero Rhode... ella es diferente.
Decido seguirle el juego una vez más, porque ahora quiero saber hasta dónde está dispuesta a llegar.
—Está bien, Rhode —digo al final, sonriendo con una mezcla de ironía y curiosidad—. Te daré la oportunidad de conocerme. Pero no esperes encontrar algo que te guste.
Ella asiente, con una determinación que me intriga. Quizás este juego será más interesante de lo que pensé.
Mientras observo a Rhode caminar en silencio, su mente es un libro abierto para mí. Es casi divertido ver cómo intenta ocultar sus pensamientos, como si no pudiera sentir que su pequeño plan ya está expuesto. Ella cree que va a escabullirse para buscar a su familia mientras yo estoy distraído. Me río internamente ante la ingenuidad de su idea.
Oh, Rhode, pequeña y tonta humana, pienso con un dejo de diversión. No tienes idea de lo que te espera allá afuera.
Ella no ha notado, o tal vez se rehúsa a ver, que todo a nuestro alrededor está muriendo. Las plantas están secas y quebradizas, los árboles se inclinan hacia el suelo como si estuvieran cansados de sostenerse en pie. El aire está cargado con el hedor de la descomposición, y el cielo ha perdido su color vibrante, reemplazado por un tono gris opaco. No hay vida, no hay color. Ni siquiera los animales permanecen; la mayoría han huido o perecido. Si queda algo vivo, son pocas y escasas criaturas, aferrándose a los últimos retazos de su existencia.
¿Cómo es que Rhode no se ha dado cuenta de todo esto? Me pregunto, aunque sé la respuesta. Está tan absorta en su misión de cambiarme, de encontrar una manera de salvar a su especie, que se ha vuelto ciega a la realidad. Su propia desesperación la ha envuelto como un velo, impidiéndole ver lo que realmente está sucediendo.
Pero hay algo más que la mantiene viva, algo que ella no sabe. El collar que cuelga de su cuello, el mismo que puse en su libro a propósito. Lo coloqué allí con una intención clara, y ella, sin saberlo, lo ha usado todo este tiempo. Ese pequeño objeto es su salvación, un escudo contra el veneno que se esparce por mi mera presencia. Y no solo ella; le puse uno similar a Copito mientras dormía. No me conviene que él muera ahora; es más útil vivo, al menos por el momento.
Mientras continúo observando a Rhode, una sonrisa maliciosa se forma en mis labios. Ella piensa que puede escapar, que puede encontrar a su familia y de alguna manera revertir lo inevitable. Pero lo que no sabe es que el mundo que ella conocía está desapareciendo rápidamente, consumido por el caos que yo mismo he sembrado.
Sí, Rhode, reflexiono mientras la observo, ve a buscar a tu familia. Pero no esperes encontrar nada más que ruinas y sombras.
La idea de verla enfrentarse a la realidad de su situación me llena de una emoción oscura y retorcida. Sé que cuando descubra la verdad, cuando vea con sus propios ojos lo que ha sucedido, será el golpe final que la romperá por completo.
Y eso, después de todo, es exactamente lo que quiero.
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El último libro
Short StoryRhode siempre ha encontrado refugio en los libros, perdiéndose en mundos de fantasía, terror, y romance para escapar de la realidad que le resulta abrumadora. Su vida cambia repentinamente cuando suena la alarma de emergencia en su ciudad: un virus...