CAPÍTULO 5: PIANO

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ANASTACIA

La madre de Iván Ward es hermosa. Es incluso más hermosa de lo que se le puede ver en las imágenes.

Tiene una elegancia que te impresiona, una mezcla de sencilles con un toque de glamour. Sin embargo, su empatía fue lo que más me cautivo y de paso me salvo de la situación en la que estaba a punto de sumergirme.

Iba a ser arrastrada por un tornado, sacudida y escupida. Iván me iba a destrozar.

‹‹Gracias Dios››, digo en mi interior.

Regreso a mi puesto de trabajo, mis compañeros me miran y me piden explicaciones. Niego, no sé qué acaba de ocurrir. No estoy despedida o eso creo. Por ahora, me quedo a la espera de la próxima disposición.

Trabajo las horas que me que faltan. Mi turno termina y no he visto ni a Iván ni a su madre.

No tenemos ninguna orden de un superior ni siquiera Fernando sabe que decirme. Así que, me despido de todos y regreso a mi departamento.

El viaje en metro es más cansado que otras veces y llego agotada a casa.

Creo que es más la presión mental que la física.

Cuando abro el departamento, todas las luces están apagadas. Mi corazón cae al piso. Reviso mi celular, no tengo ninguna llamada de Vivian. De pronto, escucho bulla y sigo las voces. Están en el baño de mi habitación, ingreso y encuentro a mi bebé con su tita.

—Llegaste —me dice Vivian sin despejar su vista de mi bebé.

—¿Qué paso?

Pregunto al verla llena de harina que ahora está mezclada con agua mientras baña a Mathew quien juega feliz con sus patos.

—Mamamamamama —gorgotea ni bien me acuchillo a su lado.

Nadie le gana a mamá, ni siquiera unos patos de hule.

—Quiere que lo bañes

—Gracias, yo lo hago —digo tomando el lugar de Vivian—. Mi bebé hermoso

—Me tiro la bolsa de harina mientras intentaba hacer la cena, es un bebé maloso

—Es un bebé precioso, ¿a que sí?

Vivian niega, divertida por la situación mientras mi bebe hace sonidos inentendibles y cuando le voy a dar un besito en su frente me toma la cara y me llena de su saliva en una muestra de su afecto.

Sonrío, no importa. Él me recarga de energía.

—Iré a bañarme, te tengo una buena noticia. Pero te la digo luego o me dará hipotermia

—No te pasara nada, exagerada —sonrío.

—Oh sí, me puede dar un resfrío y necesito estar al cien para el lunes

—Vale, gracias. Ya te veo

Vivian sale, termino de bañar a mi bebé y de paso tomo una ducha. Salimos, lo cambio a él primero. Una vez listo, lo coloco en medio de la cama con almohadas a sus costados y tengo que hacer malabares para poder vestirme.

Susanita tiene un ratón, un ratón chiquitiiiiiiin...

Mathew ríe por la canción que le canto acompañado de mímica, pero no durará mucho antes de que me exija que lo tome en brazos. Así que, me termino de alistar a la velocidad de la luz y minutos después lo logro.

Salgo a la cocina y Vivian ya está cocinando.

—¿Cuál es la buena noticia? —pregunto.

Busco las cosas para prepararle la cena a mi pequeñín mientras ella me cuenta.

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