CAPÍTULO 6: CACTUS

229 36 24
                                    


IVÁN

La dichosa cena para consolidar asociaciones nuevas me aburrió.

Tuve que soportar niñerías de la mujer que será nuestra socia: Jennifer Rodríguez. Una joven arquitecta, con una amplia preparación, inteligente y con una belleza innegable.

En un inicio, esa nueva asociación me daba exactamente lo mismo. Mis hermanos y mi padre saben cómo manejar los negocios familiares logrando que sean exitosos siempre.

Sin embargo, me inquieto saber que Christian tiene más que una relación laboral con Jennifer. Los observé, a los dos, durante toda la cena y esa especie de molestia mutua solo es una fachada que les permite ocultar lo mucho que se atraen.

Esa mujer me da igual, el único que me importa es mi hermano. No quiero que caiga en las garras de una mujer con supuesta bondad, carismática y cautivadora.

Al final nunca terminas de conocer a las personas.

—Eso es todo señor Ward

La secretaria de mi padre recoge los documentos.

—Gracias

Me despido y salgo de la sala de reuniones.

Solo madrugue para firmar los dichosos papeles correspondientes a la asociación que se va a desarrollar.

Camino con firmeza con ganas de marcharme, pero la silueta de Jennifer llama mi atención y aprovecho la oportunidad.

—No deberíamos tenerlo aquí —señalo.

El cuadro de nuestra familia representa unidad y lealtad. Principios que nos enseñaron nuestros padres desde muy pequeños y no permitiré que nadie lo arruine.

Ella voltea, me mira e indica con una aparente sinceridad:

—Es bonito. Son una familia muy unida

—¿Por qué conoces a mi hermano? —pregunto directo al grano.

Ella palidece, es pequeña en comparación a mí y aunque su mirada brilla con altanería es una simple máscara que oculta el temor y la sorpresa que mis palabras le han ocasionado.

—No creo que sea un tema para conversar

Astuta. Sonrío, frío un poco atemorizante sin gracia menos alegría.

‹‹Está mujer de verdad piensa que me puede engañar››

—Seremos socios

—Eso no cambia nada, es mi vida privada

Avanzo un paso. Es segura, mantiene el peso de mi mirada y mis movimientos hacen que cuadre más su hombre, coloque su espalda más recta y alza su barbilla con decisión.

—Lo cambia todo —indico con fiereza—. No quiero que lastimes a mi hermano de ninguna manera y mucho menos destruyas nuestro patrimonio familiar

Ella enarca sus cejas, sorprendida y quizás un poco confundida con mi arrebato.

Curva con ligereza sus labios, se cruza de brazos y eleva aún más su barbilla, una perfecta actitud retadora.

Solo que para retar a alguien debes conocer el poder de tú oponente; y ella no me conoce, no sabe lo que soy capaz de hacer por mi familia, la misma a la que yo casi mando a un maldito hueco.

—¿Es una amenaza?

—Si —aseguro sin retroceder un paso en mi decisión—. Por mi familia hago lo que sea y no dejaré que se quebrante más de lo que lo ha hecho por mujeres ajenas a ella.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

ArriésgateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora