Colores

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-¿Cuándo llegarán tus padres? -preguntó Aiden mientras preparaba la cama de invitados.

-Esta noche, cerca de las diez. ¿Estás nervioso? Si ya los conoces, no te preocupes -contestó el moreno.

-Lo sé, pero quiero que la casa les dé una buena impresión, no lo sé, es diferente a visitarlos en Brasil -comentó el joven.

James lo abrazó y le dio un tierno beso en la mejilla para relajarlo, y lo logró.

A la hora acordada, llegaron los padres del moreno, quienes saludaron con efusividad y cariño a su hijo y a su novio. 

Pasaron una semana entretenida, unas pequeñas vacaciones familiares en Canadá. Los llevaron de paseo a varios lugares turísticos cercanos, fueron al bosque y la playa.

Aiden estaba contento, le gustaban los padres de James, siempre eran muy atentos y alegres. Nunca pusieron alguna objeción porque su hijo saliera con otro chico y eso le aliviaba.

Ya que había pasado tanto tiempo en Brasil, el bicolor aprendió algo de portugués, aunque se le hacía más facil entenderlo que hablarlo, por eso había preferido no decir nada, no quería pasar alguna vergüenza diciendo algo mal.

El penúltimo día en el que los padres de James estarían en Canadá, James y Aiden prepararon un almuerzo especial para ellos como despedida.

Después de comer, el padre fue a tomar una siesta al dormitorio, mientras Aiden se ofreció a lavar los platos para que su novio y su madre salieran a regar.

Al terminar de limpiar y ordenar, el chico se dispuso a salir al patio, pero cuando estaba por abrir el mosquitero, se dio cuenta de que James y su mamá estaban conversando en su lengua materna, lo que le pareció algo raro. No quiso interrumpir, pero cuando iba a irse, escuchó que lo nombraban.

-Entonces, ¿es verdad que está operado? -preguntó la mujer en portugués y después de unos segundos agregó- ¿cuándo? La verdad es que no lo entiendo muy bien.

-Hace varios años, nunca le he preguntado la fecha exacta, no me importa mucho, realmente -contestó James en el mismo idioma.

-No me molesta que salgas con un chico, pero Aiden... era una mujer, no sé qué pensar de eso.

-No hay nada que pensar, mamá. Sí, antes fue una chica, pero decidió cambiar.

-¿Y si se arrepiente? Se hizo unas operaciones muy invasivas, no podría volver a ser lo que era.

-Eso lo decidirá Aiden, pero por ahora está contento así como es. Como chica o chico, yo lo quiero de igual forma.

-Por eso su cara es tan bonita. Debe haber sido una niña bonita.

-Estoy seguro de que sí.

Aiden escuchó todo esto y se sintió mal. ¿Decidir? ¿Para James él era un hombre porque "lo decidió"? Ahora no sabía qué pensaba realmente su novio sobre él, nunca habían hablado en profundidad de su transición ni nada relacionado con el tema, solo se dedicaban a viajar y pasarlo bien.

No se había dado cuenta de que era algo importante para él y, quizás por miedo, nunca quiso ir más allá. Y James tampoco le preguntaba, quizás para no molestarlo, pero de todas formas... si pensaba que la transición fue por una elección, entonces ¿cómo lo veía realmente? ¿como una chica que de pronto decidió ser un tipo?

Las dudas lo carcomían, pero prefirió esconder esos sentimientos, al menos hasta que se fueran los padres de James.

No se tuvo que esforzar tanto. De todas formas, era actor, así que pudo actuar su papel hasta que estuvieron solos nuevamente.

El moreno fue a dejar a sus padres al aeropuerto y él se quedó en casa. Se sentó en el sofá y comenzó a ordenar sus ideas. Debía hablar con James apenas volviera.

No pasaron dos horas cuando su novio cruzó la puerta y se sentó a su lado.

-Por fin libres otra vez -bromeó James rodeandolo por los hombros con su brazo- podemos volver a hacer lo que queramos.

Empezó a besar a Aiden en el cuello, pero el más joven lo detuvo.

-James, hay algo que quiero preguntarte -le dijo y agregó sin rodeos- ¿qué piensas de mi transición?

El moreno quedó perplejo ante la pregunta tan repentina.

-No lo sé, nada en especial.

-Nunca me has preguntado nada al respecto, ¿es porque no te interesa o para no incomodarme?

-Un poco de las dos. Ya sabes que no me importa lo que hayas sido, para mí siempre serás tú.

Aiden recordó que eso le había dicho en el reality, cuando le reveló que se había hecho la operación. Si bien en ese momento le pareció tierno, ahora quería un poco más de interés de su parte.

-¿Por qué crees que lo hice?

-El qué, ¿operarte? Pues para convertirte en un chico.

-¿Convertirme?

-Sí, bueno, ya sabes. Porque antes no lo eras.

-Porque decidí ser un hombre, ¿eso dices?

James notaba que el enojo de su novio iba en aumento, pero no entendía la razón, no sabía qué era lo que le molestaba.

-Pues sí...

Aiden sintió un nudo en la garganta. James no lo entendía, nunca lo había hecho y no se había dado cuenta hasta ahora.

-Ah, vale. O sea que prácticamente soy una mujer que se disfraza de un hombre porque le dio la gana.

-¡No! No digo eso, no te disfrazas, es lo que quieres ser y está bien...

-¡No es lo que quiero ser, James! No es que yo lo decida, ¿quién va a elegir ser algo que no es?

-Pero no te enojes.

-Lo siento, necesito pensar.

Aiden tomó sus llaves que estaban junto a la puerta.

-¿Dónde vas?

-No lo sé, solo... quiero estar tranquilo.

-Aiden...

Pero el chico salió y cerró la puerta tras de sí. Apenas dio unos cuantos pasos, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos. Necesitaba desahogarse. Necesitaba contención. Necesitaba a alguien que pudiera entenderlo.

Espera un poco, un poquito másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora