Un gran vacío

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Jake estaba en un café, sentado junto a la ventana, mirando hacia afuera, mientras las gotas de lluvia golpeteaban las ventanas. 

No esperó mucho hasta que vio entrar a Miriam. Se puso de pie y fue a saludarla con un cariñoso abrazo. A pesar de que se habían visto hace pocos días, la había extrañado mucho. Se sentaron a la mesa y pidieron un par de cafés.

-Ahora, Jake, explícame qué pasó, por qué no estás con tu familia.

-Bueno, no les hizo mucha gracia que estuviera con Tom en el reality. La verdad es que son muy tradicionales y... bueno, no sabían que era gay y se enteraron por el programa. No les hizo mucha gracia y me echaron.

El peliazul dijo eso sin darle mayor importancia. Incluso, la última frase la dijo con una pequeña risa, pero su amiga quedó desconcertada.

-No puede ser. ¿Qué clase de padres harían eso? 

-Aparentemente, los míos.

-¿Y no tienes dónde ir?

-Bueno, ahora estoy en un motel. Después buscaré algún lugar para arrendar o algo.

-Jake, puedes venir a mi casa por mientras, si quieres. Así puedes estar tranquilo mientras buscas un lugar para vivir.

-¿Estás segura?

-Claro que sí. Nada me haría más feliz que saber que te estoy ayudando -respondió ella tomándole la mano con cariño. Jake no pudo evitar emocionarse y le sonrió con verdadera alegría.

Al día siguiente, el joven regresó a su casa con unas cajas para buscar las últimas cosas que podría necesitar. Su cuarto quedó casi vacío. 

Dejó las llaves sobre la mesa que había en la entrada y salió, esta vez, para no regresar más.

Miriam lo recibió en su casa durante un par de semanas, tiempo en el que ambos estuvieron escogiendo una casa cerca de la playa para que ella pudiera mudarse. Cuando al fin la mujer se decidió por una, le ofreció a Jake ayuda para que pudiera comprar otra que estaba cerca.

-¿Estás segura? No sé si pueda pagarte...

-No importa. Yo sé que no me queda mucho, y el dinero no me lo podré llevar al otro lado. Por eso quisiera que tuvieras, al menos, una casa para ti.

-Miriam... no sé qué decir. Gracias.

La mudanza fue rápida. Si bien cada uno tenía su propio hogar, pasaban mucho tiempo juntos. Eran prácticamente una familia.

Sin embargo, Jake tenía sentimientos escondidos muy dentro de su pecho. Intentaba distraerse, pero no podía evitar pensar en que, si no fuera por Miriam, no tendría a nadie. Sus padres, su hermano y hasta Tom habían desaparecido de su vida.

Y eso le dolía. Que sus padres no lo quisieran fue un golpe muy fuerte, a pesar de que intentara restarle importancia. Sentía que cada vez perdía a más y más gente en la que confiaba y a quienes quería. 

Primero fue Caleb, que le rompió el corazón. Luego su abuela, de quien no pudo despedirse y por quien a veces aún llora su partida. Después Tom, que decidió desaparecer del mapa como si nunca hubiera existido. Y finalmente sus padres y hermano, que lo alejaron sin miramientos.

-¿Crees que soy muy molesto? -preguntó Jake un día mientras estaba con Miriam jugando a las cartas.

-No más que otros jóvenes.

-Quizás Ellie tenía razón. Tal vez mi exnovio me engañó porque fui muy molesto e inseguro. Y Tom también se alejó de mí por lo mismo. Yo soy el problema, Miriam. Merezco estar solo.

La mujer le tomó la mano y se la acarició con suavidad.

-Todos tenemos defectos y los tuyos no son tan terribles. Quizás eres más sensible que otras personas, y sí, algo inseguro, pero no es razón para que pienses que debes estar solo. Me tienes a mí y ya habrá más gente que se den cuenta de la linda persona que eres en realidad.

El chico sonrió con tristeza. 

Esa noche, vio por primera vez el reality en el que había participado. Los capítulos estaba en la web.

Así, vio cómo nació el cariño entre Tom y él, desde el primer capítulo. Notó que él le pedía que lo acompañara, que lo ayudara a hacer cosas cotidianas. No se había dado cuenta de que había sido Tom el que se acercó por primera vez.

Al pasar los capítulos se veía a sí mismo siendo cada vez más cercano con él, y a Tom correspondiendo a su cariño.

Vio la sobrerreacción que tuvo al enterarse de que era un espía y que le había mentido con el voto de Drew. Y también se dio cuenta de cómo eso había afectado a quien había sido su compañero. 

-Por qué siempre digo las peores cosas en el peor momento -se oyó decir a sí mismo. Y sentía que nada había cambiado.

Entonces, llegó al capítulo de su reconciliación. De solo recordarla se le apretaba el corazón. Aquella vez que Tom, por primera vez, se sacó la mascarilla y se atrevió a mostrarle sus cicatrices. 

Recordó lo nervioso que se puso al darle el primer beso, sin saber si sería correspondido o si su compañero lo empujaría y se alejaría. Pero no. Tom no dudó en seguir besándolo.

Viéndolo desde fuera era mucho más romántico de lo que esperaba. Y también le daba algo de vergüenza.

Continuó viendo el episodio y llegó al momento de la supervivencia en ese mundo apocalíptico. Aquellas semanas, que en realidad fueron horas, que se le hicieron eternas, pero donde pudo conocer un poco más a Tom, aunque no en las condiciones ideales.

No había pensado en ese episodio, pero esperaba que hubieran editado ciertas cosas que no quería que se mostraran, aunque también se dio cuenta de que los que vieron las grabaciones, se enteraron de cosas que no sabía que estarían grabadas.

Para él y los demás jugadores, todo era real. Ya no había cámaras. Terminó el juego y empezó la supervivencia real.

Por suerte para él, no mostraron lo que le preocupaba, solo un abrazo entre él y Tom.

Espera un poco, un poquito másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora