Con tu ayuda

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Tom despertó de un sobresalto, mientras sentía el corazón acelerado. Se pasó la mano por la frente para secarse el sudor y luego se la puso sobre el pecho. Al mirar a su derecha, vio a Jake, que estaba sentado a su lado, mirándolo con preocupación.

-Siento despertarte -murmuró el pelinegro. Su novio solo abrió los brazos para que el mayor se acurrucara en su pecho, lo que hizo para tranquilizarse.

-No te preocupes, no pasa nada -contestó Jake mientras lo abrazaba y le acariciaba el cabello-. Has tenido muchas pesadillas últimamente... ¿Tienen algo que ver con tus cicatrices?

Tom no dijo nada, pero asintió con la cabeza. Desde hacía tiempo que Jake quería saber más detalles de cómo se las había hecho, pero sabía que no era fácil para el mayor hablar de eso, o si no, ya le habría contado. Pero lo entendía y no quería presionarlo, aunque le dolía un poco sentir que no confiaba totalmente en él.

-Durante el tiempo en el que no nos hablamos, me sentí realmente solo. No tenía a nadie en quien apoyarme, o al menos eso sentía. No había nadie en quien pudiera confiar y tenía miedo de que fuera así para siempre -se sinceró Jake-. Estaba en un lugar oscuro, estaba triste y enojado, me odiaba y odiaba todo en lo que me había convertido. Me sentía tan, tan solo.Ahí fue cuando quise acabar con todo.

Tom abrazó un poco más a Jake. Le dolía escucharlo, porque siempre se sentiría culpable de no haber estado allí para él en esos momentos tan duros.

-Pero me alegro de no haberlo hecho -continuó diciendo- porque ya no estoy solo, tengo amigos, tengo a Miriam que es prácticamente mi familia, y te tengo a ti. Y tú me tienes a mí, Tom.

El policía soltó a Jake y se sentó junto a él. Quizás era tiempo de contarle lo que había pasado.

Después de empezar a recordar, no pudo detenerse hasta contarle todo. Jake no lo interrumpió en ningún momento, pero sí se le escapaban algunas exclamaciones y miradas de pena.

-La misión fue un fracaso. Fox le dijo al jefe que yo también los había delatado... y pensar que confié en ella y casi me matan por intentar salvarla. Por eso me degradaron y tuve que ir al reality a investigar a Jensen.

-Vaya, Tom. Es... terrible. No puedo ni imaginar el dolor o la angustia que sentiste -dijo Jake acariciando su rostro.

-Pero así pude conocerte. Pasaría ese infierno mil veces si al final puedo quedarme contigo.

Jake lo abrazó, emocionado. Tom siempre era muy tierno y romántico, pero decirle algo así era mucho más allá de eso.

-Te amo, Tom.

Era la primera vez que lo decía. El pelinegro se sorprendió y sonrió feliz.

-Te amo, Jake. No te imaginas cuánto.

Se dieron un tierno beso antes de volver a acostarse. Era de madrugada y al día siguiente, Tom trabajaba, así que se abrazaron y se quedaron dormidos casi de inmediato.

Esa semana, Jake le propuso a Tom que tomaran terapia. Ambos la necesitaban para superar el pasado, a lo que el mayor estuvo de acuerdo. No quería seguir teniendo pesadillas, mientras que el peliazul quería aprender a confiar más en sí mismo y los demás.

Los días pasaron con tranquilidad hasta que una noche, mientras veían una película, alguien tocó a la puerta.

Tom se levantó a abrir, con algo de extrañeza. No esperaban visitas y era poca gente la que sabía su dirección. Además, era muy tarde. Pero al abrir, se sorprendió al ver un conocido rostro que no esperaba encontrar.

-Hola, Tom. Perdón por molestarlos, pero no sabía a quién más acudir.

Aiden estaba en la puerta con los ojos rojos, claramente por haber estado llorando hacía poco.

-No te preocupes, entra -lo invitó el policía, mientras Jake aparecía tras él.

El más joven de los tres entró a la casa y, apenas vio al peliazul, se lanzó a sus brazos y se largó a llorar.

Jake miró a Tom con desconcierto, y este solo levantó los hombros. Así que abrazó al chico mientras el pelinegro iba a la cocina a calentar agua para prepararle un té.

Después de un par de minutos, Aiden se calmó un poco y se secó las lágrimas.

-Lo siento, Jake.

-Hey, está bien, somos amigos. Puedes contar conmigo si quieres desahogarte.

El joven le dio una sincera sonrisa.

-Ven, vamos al comedor y nos cuentas qué pasó.

Ambos se dirigieron a la mesa donde Tom ya había dejado tres tazas con té de hoja recién hecho.

Todos se sentaron y la pareja miró al menor con expectación y preocupación. No se imaginaban qué podía haber pasado y estaban preocupados por su joven amigo.

Después de dar un par de sorbos a su infusión, Aiden por fin se desahogó.

-Creo que quiero terminar con James -dijo sin más, y las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos.

Jake, que estaba junto a él, le pasó el brazo sobre los hombros, mientras Tom que estab al frente, le tomaba la mano y se la acariciaba con dulzura.

-¿Quieres contarnos lo que pasó? Si no puedes hacerlo, no te vamos a presionar. Estamos para ti -le dijo Tom.

Aiden se secó las lágrimas y dio un suspiro antes de recordar y contarles todo lo que había pasado y que culminó con el quiebre de su relación con James.

Espera un poco, un poquito másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora