El café Familia había sido el epicentro de una tormenta inesperada. Con la llegada de nuevas Espíritus y la revelación del Gran Mal, la atmósfera se había vuelto tensa y cargada de preguntas sin respuestas. Pero entre todo ese caos, las chicas seguían unidas, dispuestas a protegerse entre sí y, sobre todo, a Hayato.
Mientras Akane, Tohka, Kurumi, Origami y Miku intercambiaban miradas en el café, Riho, siempre observadora, rompió el silencio. "Todo esto es tan surrealista... pero si lo que dices es cierto, Hayato, estamos ante una amenaza que no podemos ignorar. ¿Cuál es tu plan?"
Hayato suspiró. Sabía que no podía tomar una decisión a la ligera. Las vidas de todas las chicas del café estaban en juego, y también las de los Espíritus. Tenía que encontrar una manera de detener al Gran Mal antes de que consumiera todo.
"Primero, tenemos que entender lo que estamos enfrentando," respondió Hayato finalmente, mirando a todas con seriedad. "Origami, Miku... díganme más sobre el Gran Mal. ¿Qué es exactamente? ¿Y cómo puedo detenerlo?"
Origami se adelantó, cruzando los brazos. "El Gran Mal es una entidad que existe entre las dimensiones, una fuerza oscura que se alimenta del caos y el desequilibrio. Aparece cuando la balanza entre los mundos se inclina demasiado hacia un lado, como cuando los Espíritus descienden a la Tierra sin control. Su objetivo es consumir todo lo que toca."
Miku intervino, con una sonrisa amarga en los labios. "En pocas palabras, Shido—digo, Hayato—, es el fin del mundo tal como lo conocemos. Y tú eres el único que puede detenerlo porque... tienes una conexión especial con nosotras. No te hagas el ingenuo, lo sabes bien."
Kurumi, desde su rincón oscuro, no pudo evitar soltar una risa baja. "El fin del mundo... qué emocionante, ¿no creen? Pero también estoy intrigada... ¿qué harás, Hayato? ¿Te lanzarás al caos por nosotras otra vez? ¿O esta vez elegirás proteger a las chicas del café?"
Tohka, con su habitual determinación, dio un paso adelante. "¡Hayato ya lo ha decidido! Él siempre nos ha protegido antes y lo hará de nuevo. No dejará que el Gran Mal nos destruya."
Akane, que había estado procesando todo en silencio, finalmente habló. "Sea lo que sea ese Gran Mal, Hayato no debería cargar con todo solo. Si estás en peligro, estaremos contigo."
Las palabras de Akane resonaron en el café. Todas las chicas, tanto las del café como las Espíritus, lo miraban con expectación. Sabían que el siguiente paso era crucial, y estaban dispuestas a apoyarlo.
Hayato sintió el peso de sus palabras, pero también el alivio de no estar solo. Durante mucho tiempo, había creído que debía enfrentar el peligro por su cuenta, pero ahora, con todas las chicas a su lado, su determinación crecía.
"Gracias, chicas," dijo Hayato, con una leve sonrisa. "No voy a dejar que el Gran Mal nos destruya. Pero necesito su ayuda. No puedo hacerlo solo."
En ese momento, Ami habló, su voz seria pero con un toque de ironía. "Así que, ¿cuál es el plan, genio? No tenemos ni idea de cómo pelear contra una entidad de otro mundo."
Origami miró a Hayato y luego a las demás chicas. "La clave está en los Espíritus. Mientras nosotras estemos cerca de Hayato, su poder aumenta. Es por eso que el Gran Mal lo busca; él es el único capaz de controlarnos. Pero también es nuestra mejor esperanza para destruirlo."
Riho cruzó los brazos, asintiendo. "Entonces, ¿necesitamos reunir más Espíritus para fortalecer a Hayato?"
Origami negó con la cabeza. "No necesariamente. Con nosotras, y si podemos sincronizar nuestros poderes con él, debería ser suficiente. Pero necesitará entrenamiento... y rápido. No tenemos mucho tiempo antes de que el Gran Mal comience a moverse."
Kurumi sonrió, su ojo dorado brillando con malicia. "Entrenamiento, dices. Eso suena divertido. Estoy ansiosa por ver qué tanto poder puede manejar Hayato."
Tohka se cruzó de brazos, asintiendo con entusiasmo. "¡Sí! Si entrenamos juntos, podremos derrotar al Gran Mal. Estoy segura de que Hayato puede hacerlo."
Mientras las chicas comenzaban a trazar un plan, una nueva figura entró en el café, causando que todos voltearan hacia la puerta. Era una joven alta, de cabello negro y ojos afilados. Su presencia era imponente, pero al mismo tiempo, familiar para algunas.
Akane fue la primera en reconocerla. "¿Otra más?"
La chica se acercó a Hayato, ignorando las miradas inquisitivas de las demás. "Mi nombre es Natsume Takashi. Estoy aquí porque escuché rumores sobre el Gran Mal. No sé cómo me involucré en esto, pero parece que mi destino está conectado con el tuyo, Hayato. ¿Me aceptas en tu grupo?"
La sorpresa se hizo visible en los rostros de todas, pero Tohka sonrió abiertamente. "¡Más ayuda es bienvenida! Cuantas más seamos, más poderosos seremos."
Hayato, aunque desconcertado por la llegada de una nueva aliada, asintió. "Si estás dispuesta a pelear contra el Gran Mal, entonces estás dentro."
Con el equipo formado y un plan comenzando a tomar forma, Hayato sabía que aún tenían mucho por hacer. El entrenamiento, la unión de los poderes de los Espíritus y la preparación para enfrentar una entidad tan aterradora como el Gran Mal eran solo el principio.
El futuro era incierto, pero una cosa estaba clara: Hayato no estaba solo, y con las chicas a su lado, estaba más decidido que nunca a luchar por el equilibrio de los mundos y proteger a aquellos que le importaban.
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Renacimiento de un Héroe: Entre Espíritus y Café
FanficDespués de una intensa y decisiva batalla contra el Espíritu más poderoso jamás conocido, Shido Itsuka, el héroe que salvó innumerables vidas, cae en combate. Su sacrificio fue necesario para sellar el poder de los Espíritus y proteger la humanidad...