Capítulo 20: La Misión Secreta

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El amanecer trajo consigo una brisa fresca que atravesaba los campos cercanos al cuartel. Hayato observaba el horizonte mientras ajustaba los detalles del nuevo plan. Había recibido información confidencial sobre una posible amenaza en las montañas al norte. Esta misión requeriría sigilo y trabajo en equipo, algo que el grupo no siempre había practicado con precisión.

En la sala principal, el equipo estaba reunido, listo para recibir instrucciones.

"Esta misión será diferente," comenzó Hayato, con su habitual tono serio. "Nos infiltraremos en un antiguo templo en las montañas. Según los informes, se han detectado movimientos sospechosos de criaturas desconocidas."

"¿Criaturas desconocidas?" preguntó Tohka, inclinando la cabeza con curiosidad. "¿Qué tan peligrosas son?"

"Eso es lo que vamos a averiguar," respondió Hayato. "Por eso debemos ser cautelosos."

Kurumi, con una sonrisa juguetona, se cruzó de brazos. "¿Sigilo? No es mi estilo, pero haré un esfuerzo por ti, Hayato."

"¿Un templo antiguo? Suena como un lugar lleno de desafíos físicos," comentó Riho, flexionando los músculos con entusiasmo.

Ouka, siempre pragmática, añadió: "Si estas criaturas son realmente desconocidas, deberíamos recopilar datos antes de enfrentarlas directamente."

Akane asintió. "Estoy de acuerdo. La información será clave para evitar sorpresas."

El equipo partió al mediodía, avanzando a través del espeso bosque que conducía a las montañas. La atmósfera era tensa, pero el paisaje era impresionante, con altos árboles y un río cristalino que serpenteaba entre las rocas.

Mientras avanzaban, Tohka no podía evitar expresar su asombro.
"¡Miren esos árboles! Son enormes. ¿No es increíble?" dijo, señalando un viejo roble.

"Tohka, estamos en una misión. Céntrate," le recordó Ouka, aunque su tono no era severo.

"Déjala," intercedió Kurumi. "Su entusiasmo puede ser útil para mantener el ánimo alto."

Hayato lideraba al grupo, asegurándose de que todos mantuvieran el ritmo. "Estamos cerca. Manténganse alertas," dijo mientras señalaba la cima de la montaña, donde se podía ver la silueta del templo.

Cuando llegaron al templo, la atmósfera cambió. Había algo inquietante en el aire; el lugar parecía abandonado, pero los restos de fuego fresco indicaban actividad reciente.

"Esto no me gusta," murmuró Akane, examinando el terreno con cuidado.

"Yo tampoco confío en este lugar," agregó Riho, ajustando sus guantes.

Kurumi se acercó a una pared cubierta de extrañas marcas. "Estas inscripciones... parecen de un lenguaje antiguo. Tal vez haya algo más aquí de lo que parece."

Hayato levantó una mano para indicar silencio. "Escuché algo. Prepárense."

De las sombras emergieron criaturas extrañas, con cuerpos oscuros y ojos brillantes que parecían perforar la oscuridad. Las figuras se movían con rapidez, rodeando al equipo.

"¡Formación defensiva!" ordenó Hayato.

Tohka fue la primera en lanzarse al ataque, su espada brillando mientras cortaba a la primera criatura. Riho la respaldó, usando su fuerza para derribar a varias a la vez.

"¡Estas cosas son rápidas!" exclamó Tohka mientras esquivaba un ataque.

"Y resistentes," añadió Riho, golpeando con todas sus fuerzas.

Kurumi se movía con elegancia, disparando a las criaturas con precisión. "Parece que les gustan los juegos. Lástima que yo sea mejor en ellos."

Akane y Ouka trabajaban juntas, utilizando una combinación de estrategia y fuerza para mantener a las criaturas a raya.

"Son muchas, pero no invencibles," dijo Ouka mientras derribaba a una con un golpe certero.

"Si seguimos así, podemos controlarlas," respondió Akane.

Tras una ardua batalla, las criaturas comenzaron a retroceder, desapareciendo en las sombras.

"¿Se han rendido?" preguntó Tohka, respirando con dificultad.

"No lo creo," respondió Hayato, observando el entorno con cautela. "Esto parece más una retirada estratégica. Debemos investigar más."

Dentro del templo, el equipo encontró una sala central con un altar rodeado de inscripciones. Kurumi se acercó con curiosidad.

"Esto es fascinante. Parece un sello antiguo. Tal vez estas criaturas estaban protegiéndolo," dijo, tocando una de las inscripciones.

"¿Protegiéndolo de qué?" preguntó Ouka, observando el altar con desconfianza.

"No lo sabemos aún," respondió Hayato. "Pero debemos informar de esto. Podría ser más grande de lo que pensamos."

El grupo regresó al cuartel al anochecer, exhausto pero satisfecho por haber superado el desafío. Mientras se reunían para discutir los hallazgos, una sensación de camaradería llenó la sala.

"Buen trabajo, todos," dijo Hayato, mirando a sus compañeras. "Hoy demostramos que somos un equipo fuerte."

"Y que podemos enfrentarnos a cualquier cosa, incluso a lo desconocido," añadió Tohka con una sonrisa.

"Sigamos así," concluyó Akane, mientras el grupo compartía una cena tranquila, listos para lo que el futuro les deparara.

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Renacimiento de un Héroe: Entre Espíritus y CaféWhere stories live. Discover now