Capítulo 20.

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Era un día más en la escuela, pero para Jungkook, la emoción lo invadía desde el amanecer. Todo el personal de la escuela había estado planeando en secreto un pequeño evento para reconocer la dedicación de Taehyung como profesor. Jungkook, quien siempre estaba atento a los logros de su pareja, se ofreció a ayudar con los preparativos, y había esperado con ansias este momento. Sabía cuánto significaba para Taehyung estar en esa escuela, rodeado de niños y compañeros a los que admiraba.

Mientras se dirigía hacia el edificio escolar, los pensamientos de Jungkook giraban en torno a los pequeños detalles que había aprendido sobre Taehyung a lo largo de su relación. Desde su pasión por enseñar hasta su capacidad para encontrar lo positivo en cada niño, incluso en los días más difíciles. Taehyung no solo era un profesor brillante, sino que irradiaba una calidez que Jungkook admiraba profundamente.

"Hoy tiene que ser especial", pensó Jungkook mientras ajustaba los últimos detalles del evento con los organizadores. Su objetivo no era solo que Taehyung se sintiera apreciado por la escuela, sino también demostrarle cuánto significaba para él, cómo había llegado a admirarlo más allá de lo imaginable.

El gimnasio de la escuela estaba decorado con luces suaves y un pequeño escenario. Los niños habían preparado una breve actuación para sorprender a su profesor favorito. Jungkook sonrió al ver lo emocionados que estaban, y se permitió imaginar la expresión de Taehyung cuando todo sucediera.

Taehyung, sin saber nada de los planes, seguía con su rutina habitual. Había tenido una mañana ocupada con sus clases, y aunque notó cierta emoción en el ambiente, lo atribuyó a la energía contagiosa de los niños, sin sospechar nada más. Fue entonces cuando Seokjin, su compañero de trabajo y confidente, lo detuvo a mitad del pasillo.

—Taehyung, ven conmigo un momento.—Le dijo con una sonrisa enigmática.

—¿Pasa algo?—Preguntó Taehyung, sintiendo una leve curiosidad.

—Solo ven. Confía en mí, debo de mostrarte algo. 

Seokjin lo llevó al gimnasio, donde las luces se apagaron de repente, dejando un silencio que llenaba el aire. Taehyung apenas tuvo tiempo de procesar lo que estaba ocurriendo antes de que las luces se encendieran de nuevo, revelando el escenario adornado y a los niños listos para comenzar.

—Sorpresa.—Murmuró Jungkook desde el fondo del gimnasio, lo suficientemente bajo para que solo el omega lo escuchara.

Los niños comenzaron su actuación, una coreografía sencilla pero llena de cariño. A medida que bailaban y cantaban, Taehyung sintió una emoción cálida apoderarse de él. Los ojos se le humedecieron mientras observaba a sus pequeños alumnos entregarse por completo al espectáculo. Lo que más le conmovía era ver que sus compañeros también estaban involucrados, y entonces, cuando sus ojos finalmente encontraron a Jungkook en la parte de atrás, una sonrisa suave se extendió por su rostro.

Jungkook lo observaba atentamente, sus pensamientos recorriendo cada paso que los había traído hasta aquí. Recordó el primer día que vio a Taehyung interactuar con los niños, la manera en que su sonrisa llenaba el aula, la paciencia infinita que demostraba con cada alumno. Y ahora, verlo tan conmovido, tan sorprendido, le hacía sentir que cada pequeño esfuerzo por mantener el evento en secreto había valido la pena.

"Él merece esto y más", pensó el alfa, sintiendo una oleada de afecto y orgullo.

Cuando la actuación terminó, el gimnasio se llenó de aplausos. Taehyung no sabía cómo reaccionar, pero antes de que pudiera procesar todo lo que estaba ocurriendo, los niños corrieron hacia él, abrazándolo y llenándolo de cariño. Entre risas y lágrimas, Taehyung intentó encontrar las palabras adecuadas para agradecerles, pero le fue imposible expresar todo lo que sentía en ese momento.

Seokjin, quien había sido parte importante en la organización, se acercó con un micrófono.

—Queremos tomarnos un momento para reconocer a uno de los profesores más dedicados que tenemos aquí.—Comenzó, mirando a Taehyung.—Sabemos que no siempre lo decimos, pero todos aquí, tanto niños como colegas, apreciamos lo que haces por esta escuela. Tu dedicación, tu pasión, tu corazón. Eres el tipo de profesor que cambia vidas, y hoy queríamos tomarnos este momento para recordártelo.

Taehyung, aún conmovido, asintió con la cabeza mientras recibía un ramo de flores y un pequeño diploma simbólico. Pero lo que más le tocó fue cuando Jungkook, sin poder contenerse, se acercó a él para darle un abrazo.

—¿Sabías sobre esto?—Preguntó Taehyung con una mezcla de incredulidad y risa, mientras lo abrazaba.

—Por supuesto.—Susurró Jungkook, dejando escapar una sonrisa.—¿Y crees que iba a dejar que te lo perdieras? Traté de hacer el mejor esfuerzo para que valiera este momento, era momento de reconocerte y no podía no interferir en ello. 

Taehyung soltó una pequeña risa entre lágrimas, y los dos se quedaron en silencio por unos segundos, compartiendo ese momento que era solo para ellos. Fue en ese instante cuando Taehyung entendió completamente el significado de lo que estaba ocurriendo. No solo era un reconocimiento por su trabajo, sino una celebración de lo que habían construido juntos, de cómo se habían apoyado mutuamente en todo.

Mientras el evento llegaba a su fin y los niños empezaban a recoger sus cosas, Jungkook se quedó al lado de Taehyung, observando cómo los pequeños se despedían de su querido profesor. Taehyung suspiró, sintiendo una satisfacción inmensa en su pecho.

—Gracias.—Murmuró, mirando a Jungkook con una expresión cargada de emoción.—No solo por esto, sino por estar siempre aquí, has formado parte de la mayoría de mis días más significativos y eso es algo que no podría estar más agradecido. 

Jungkook le devolvió la mirada, con esa sonrisa suave que solo reservaba para él.

—Siempre estaré aquí, Tae. Siempre.

El gimnasio se fue vaciando poco a poco, y mientras caminaban juntos hacia la salida, Taehyung sintió una paz indescriptible. Era como si, en ese momento, todo encajara. Su vida, su trabajo, su relación con Jungkook. Todo estaba donde debía estar, y se sentía agradecido.

Finalmente, cuando salieron al aire fresco de la tarde, Jungkook tomó su mano con suavidad.

—¿Te gustaría ir a cenar?—Cuestionó, con una mirada llena de cariño.

—Me encantaría eso, creo que así podríamos cerrar este día.—Respondió Taehyung, sabiendo que, sin importar lo que el futuro les deparara, ese día quedaría grabado para siempre en su memoria como uno de los momentos más significativos y felices de su vida.

Heartbreak Weather | KVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora