Florencia, una ciudad que brillaba con su belleza atemporal, también guardaba en su corazón un profundo sufrimiento. Para Victoria, a sus dieciocho años, era un laberinto de recuerdos de felicidad y dolor. En su mente resonaban las imágenes de un sueño desgarrador que la había despertado en medio de la noche. En él, ella y Sebastián, su amor y su salvación, se despedían con lágrimas que caían como lluvia, un adiós que parecía definitivo, como si el universo conspirara para separarlos.
Sebastián, a sus diecinueve años, había vivido una vida marcada por la tragedia. Criado en un hogar de acogida tras la muerte de su padre, su existencia había sido un vaivén entre la esperanza y la desesperación. En Victoria había encontrado un respiro, un faro en la oscuridad, pero el peso de su pasado lo seguía como una sombra. A pesar de su amor, la tristeza siempre había sido parte de su historia, y ambos sabían que el destino a menudo tenía otros planes, crueles y desalmados.
Al abrir los ojos, Victoria sintió una punzada en el corazón, un presentimiento que la inquietaba. ¿Qué significaba aquel sueño? En su interior, la angustia crecía. A donde quiera que fuera Sebastián, ella lo seguiría, pero cada vez que pensaba en su futuro, una sombra de miedo se cernía sobre ellos. El mañana no estaba prometido; la vida podía desvanecerse en un suspiro. Con el sol asomándose, un brillo cálido iluminó su habitación, pero Victoria no podía sentir el calor. La tristeza la abrazaba, como un manto pesado que la oprimía. El amor que compartían era un fuego intenso, pero cada chispa parecía amenazar con quemarlos. Sabía que el destino era caprichoso y cruel, y que el dolor siempre estaba al acecho, listo para arrebatarle lo que más amaba. La vida de Victoria se tornó gris en un solo instante, cuando la tragedia golpeó con una fuerza devastadora. Un accidente, una llamada telefónica, un grito ahogado. Sebastián, el amor de su vida, se había ido, y con él, se desvanecieron sus sueños y esperanzas. El mundo, que antes había sido un lugar lleno de promesas, se convirtió en un vacío insondable.
El eco de su risa y el brillo de sus ojos se desvanecieron, dejándola atrapada en una tristeza interminable. Victoria se encontró en un mar de recuerdos, navegando entre la alegría de lo que habían compartido y el abismo de lo que había perdido. A medida que las lágrimas caían, la realidad se asentaba: el amor que una vez había sido su salvación ahora era su tormento. Mientras el viento soplaba suavemente a través de las calles de Florencia, llevando consigo sus susurros de amor y dolor, Victoria se sintió atrapada en un ciclo de agonía. Sin poder soportar el peso de su pérdida, tomó una decisión fatal. Una noche oscura, cuando la tristeza se tornó insoportable, decidió terminar con su sufrimiento. En un instante trágico, su vida se apagó, llevándola a un profundo abismo, donde la paz finalmente la abrazó.
Pero el destino tenía sus propios planes. Al cruzar la línea entre la vida y la muerte, Victoria encontró un nuevo comienzo en otra época y lugar. En un mundo desconocido, se despertó sin recuerdos, sin saber que su alma había viajado a través del tiempo. Allí, entre las luces y sombras de una vida distinta, se encontró con un joven que despertó en ella una chispa olvidada. Sin saberlo, se enfrentaba de nuevo a Sebastián, su amor eterno, que también había renacido en esta nueva existencia. La historia de su amor, marcada por la tragedia, continuaba en un ciclo sin fin, donde el eco de sus corazones aún resonaba, buscando el camino de regreso uno al otro. La eternidad los aguardaba, como un recordatorio de que, aunque el dolor puede ser devastador, el amor verdadero nunca se extingue.
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Ciclos de amor
FantasyEn las mágicas calles de Florencia, el amor florece y la tragedia acecha. Victoria y Sebastián son dos almas destinadas a encontrarse, pero un trágico accidente los separa de forma devastadora. Abatida por el dolor, Victoria toma una decisión fatal...