Trampa

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- Sigues sin contarme como salvaste a Travis de aquellos demonios.- Gemma parecía incluso decepcionada al no obtener la parte de la historia que ella quería escuchar pero Sarai no estaba preparada para compartir ciertas cosas con ella. Aún no.

La rubia se levantó y caminó en circulos alrededor de Sarai mientras ella miraba a su amiga perdida en sus propios pensamientos. Definitivamente echaba de menos poder caminar ¿Que le había hecho ese demonio para impedirle volver a usar sus piernas?

- Ya te lo contaré más adelante.- Sarai fingió mirar su reloj un segundo antes de girarse en su silla de ruedas para encarar a Gemma.- Ahora tienes que ir a clases.

Gracias a la absurdamente enorme cantidad de dinero que Sarai había acumulado en los 2 años de oficio había podido ayudar a una pequeña niña asustada a pagar sus deudas, coseguir un hogar y sobre todo una hermana.
Sarai ya no podria ayudar a las personas protegiendolas de seres repugnantes como los demonios pero se sintió bien cuando pudo hacer que Gemma recuperara sus clases en el instituto. Ahora tenía una hermana pequeña de la que cuidar justo como Aarón lo hizo con ella 2 años atrás.
¿Que habría sido de él?¿Porque desapareció justo la noche en que ella mataba a un demonio y un viejo psicópata la reclutaba para una organización que ni siquiera debería existir.

- Está bien.-dijo Gemma resignada.- Iré a clases pero cuando vuelva quiero la historia que me prometiste.

Con una sonrisa en los labios Gemma se acercó y la besó en la mejilla para luego recojer sus llaves del sofa y dirigirse al apartamento de en frente para cambiarse.
Al principio Gemma quería  compartir un mismo apartamento pero Sarai quería sentir que aún incapaz de caminar podía valerse por si misma.

Mientras su compañera salía Sarai dirigió la silla de ruedas a la ventana otra vez y suspiró. Ultimamente estaba demasiado melancólica. Esta no era la mejor asesina de los Ridders, ahora era una cáscara hueca llena de recuerdos.
Por el rabillo del ojo le pareció ver movimiento en la azotea en frente suya pero se regañó a sí misma recordando las palabras de Gemma diciendole que debería dejar estas viejas comtumbres paranoides.
Pero ¿qué estaba diciendo?¿desde cuando ser una niña confiada le salvaba la vida a alguien?
Bien, si sus sospechas eran ciertas uno de los Ridders estaba en la azotea, esperando alguna señal para capturarla. Pero había algo que no encajaba. Los Ridders nunca actuaban sin previo aviso, les gustaba demasiado jugar al gato y al ratón  como para hacer eso así que deberían darle un aviso antes de atacar. ¿Cuanto tardarían?
No tenía nada en contra de ellos mas bien al contrario, siempre estaría en deuda con ellos por todo lo que hicieron por ella pero por esa misma razón se sentía incapaz de mirarles a la cara y decirles que no solo había dejado escapar a cientos de demonios sino que además no podría volver a ser agente de campo nunca más.
Jamás podría olvidar esa maldita noche.

Sarai caminaba rápida y sigilosa entre los oscuros callejones junto a sus otros 3 compañeros.
Travis había recibido la noticia de que algunos demonios raptaban a mujeres humanas y las forzaban a tener bebés híbridos menos fuertes pero que al parecer eran mas inteligentes que los puros y con mayor apariencia humana al carecer de los típicos ojos rojos de los demonios.

Estaban en frente del almacen donde deberían estar recluidas aquellas mujeres cuando Travis, el comandante al cargo de la operación, empezó a dar indicaciones.

- Scott y Rayleigh irán por el franco izquierdo. Sarai y yo atacaremos por el derecho.

Los chicos revisaron sus armas y marcharon. Al contrario que los demas Sarai prefería las Glock a las AK-47 por lo que llevaba una de esas magnificas pistolas en cada mano. Para matar demonios no hacían falta armas especiales solo un punto al que apuntar y muy buena puntería. Sarai West era la mejor en conseguir ambas pero antes de que consiguieran entrar al almacén se escucharon varios disparos y el gritó agonizante de la voz de Scott.
Sin pararse a pensarlo Sarai echó a correr hacía los gritos.
Siguió corriendo hasta encontrarse con el cuerpo sin vida de Rayleigh y a Scott con los ojos abiertos balbuceando palabras incomprensibles.
Se agachó corriendo junto él y Scott abrió los ojos como platos.

- Es una trampa.- logró decir él  entre gemidos de dolor.- Salid de aquí.

Vive para morir #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora