𝐕𝐈

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La familia de Hold & Be no tardaron en ir a visitar a las señoras de Dowton Abbey, y éstas devolvieron la visita como es costumbre. El encanto de la señorita McCartney aumentó la estima que la señora Lane y la señorita Sutcliffe sentían por ella; y aunque encontraron que la madre era intolerable y que no valía la pena dirigir la palabra a las dos hermanas menores, expresaron el deseo de profundizar las relaciones con ellas en atención a los mayores. Esta atención fue recibida por Astrid con agrado, pero Paul seguía viendo arrogancia en su trato con todo el mundo, exceptuando, con reparos, a su hermana; no podían gustarle. Aunque valoraba su amabilidad con Astrid, sabía que probablemente se debía a la influencia de la admiración que el hermano sentía por ella. Era evidente, dondequiera que se encontrasen, que Sutcliffe admiraba a Astrid; y para Paul también era evidente que en su hermana aumentaba la inclinación que desde el principio sintió por él, lo que la predisponía a enamorarse de él; pero se daba cuenta, con gran satisfacción, de que la gente no podría notarlo, puesto que Astrid uniría a la fuerza de sus sentimientos moderación y una constante jovialidad, que ahuyentaría las sospechas de los impertinentes. Así se lo comentó a su amiga, la señorita Azul.

— Tal vez sea mejor en este caso — Replicó Azul. — poder escapar a la curiosidad de la gente; pero a veces es malo ser tan reservada. Si una mujer disimula su afecto al objeto del mismo, puede perder la oportunidad de conquistarle, y entonces es un pobre consuelo pensar que los demás están en la misma ignorancia. Hay tanto de gratitud y vanidad en casi todos, los cariños, que no es nada conveniente dejarlos a la deriva. Normalmente todos empezamos por una ligera preferencia, y eso sí puede ser simplemente porque si, sin motivo; pero hay muy pocos que tengan tanto corazón como para enamorarse sin haber sido estimulados. En nueve de cada diez casos, una mujer debe mostrar más cariño del que siente. A Sutcliffe le gusta tu hermana, indudablemente; pero si ella no le ayuda, la cosa no pasará de ahí.

— Ella le ayuda tanto como se lo permite su forma de ser. Si yo puedo notar su cariño hacia él, él, desde luego, sería tonto si no lo descubriese.

— Recuerda, Paulie, que él no conoce el carácter de Astrid como tu, que eres su hermano.

— Pero si una mujer está interesada por un hombre y no trata de ocultarlo, él tendrá que acabar por descubrirlo. — Paul hizo una mueca pensativa, comenzando a cuestionarse cada vez más cómo eran las mujeres. ¡No es que piense que son extremadamente raras! Si no, que eran todo un rompecabezas que llevaría a los mejores resultados, ellas mismas. Pero Paul, a pesar de haber convivido toda su vida con muchas mujeres de su familia, cada día descubría algo nuevo de ellas. — O eso creo, empiezo a dejar de entender esto. — Suspira con pesadez.

— Tal vez si, si él la ve lo bastante. Pero aunque Sutcliffe y Astrid están juntos a menudo, nunca es por mucho tiempo; y además como sólo se ven en fiestas con mucha gente, no pueden hablar a solas. Así que Astrid debería aprovechar al máximo cada minuto en el que pueda llamar su atención. Y cuando lo tenga seguro, ya tendrá tiempo para enamorarse de él todo lo que quiera.

— Tu plan es bueno — Contestó McCartney. —, cuando la cuestión trata sólo de casarse bien; pero esos no son los sentimientos de Jane, ella no actúa con premeditación. Todavía no puede estar segura de hasta qué punto le gusta, ni el porqué. Sólo hace quince días que le conoce. Bailó cuatro veces con él en Sgt. Pepper's Town; le vio una mañana en su casa, y desde entonces ha cenado en su compañía cuatro veces. Esto no es suficiente para que ella conozca su carácter.

— No tal y como tú lo planteas. Si solamente hubiese cenado con él no habría descubierto otra cosa que si tiene buen apetito o no, pero no debes olvidar que pasaron cuatro veladas juntos; y cuatro veladas pueden significar bastante.

— Si, en esas cuatro veladas lo único que pudieron hacer es averiguar qué clase de bailes les gustaba a cada uno, pero no creo que hayan podido descubrir las cosas realmente importantes de su carácter. — Dice el mayor. — Cuatro veladas es algo un poco demasiado insignificante.

𝐎𝐫𝐠𝐮𝐥𝐥𝐨 & 𝐏𝐫𝐞𝐣𝐮𝐢𝐜𝐢𝐨 & 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 | 𝘔𝘤𝘓𝘦𝘯𝘯𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora