𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐁𝐞𝐧𝐝𝐢𝐭𝐚 © ✔︎ 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨 1 [en Corrección]

Capitulo 66 ✞︎Eʟ Mᴀʀ Eɢᴇᴏ✞︎

༒︎

𝐒𝐋𝐀𝐕𝐈𝐊

La dejé descansar tres horas, a las cuatro de la madrugada se despertó debido a mi boca comiéndome su rico coño. Le he hecho el amor en todas las posiciones que me la imaginé. Luego algunas quejas se escuchaban a cada intento que deseaba mover sus piernas y eso es lo que me despertaba, ansiando de más. Pero me detuve y tuve piedad de ella.

Ahora mismo, está recostada sobre mi pecho y mis manos están sobre su vientre abultado en dónde están bien calentitos mis herederos que los conoceré en dos meses. Solo dos meses...miles de guardias incluido el español Atlas que están cuidando de ella cuando no se encuentra mi presencia en la mansión.

Trato de no despertarla para poder decir unas palabras a mis trillizos. Carraspeó nervioso por primera vez en mi jodida vida, tres seres que no ven la luz del mundo me tienen en sus manos.

— Cosita de papá — es lo único que se me ocurre decir, mientras acaricio suavemente el vientre, no hacen ni un movimiento como las otras veces respiro hondo buscando otra palabra, seguro que no le gusta que los llames de esa forma — tesoro — Elia jadea fuerte despertándose debido al movimiento muy notable y fuerte, miró asombrado sin sonrisa — Perdón printsessa pero estoy hablando con mi tesoro.

Elia me da un golpe en el brazo cuando de nuevo cuando pronuncié "tesoro" el bebé se movió.

— ¿Por qué molestas tan temprano? — soltó molesta.

— Son más de la una de la tarde mi amor — recalque con la ceja enarcada — Además no molesto, estoy despertando a mis bebes y a ti.

— Es tu culpa.

— Eso no decías hace unas horas — me mira mal y vuelve a cerrar sus ojos.

— Seguro te patearon porque los despertaste.

•••

Me encuentro en el living de la suite, haciendo una llamada para que me tengan listo mi yate para partir en unos minutos.

— Amor — me volteo cuando escuché a mi sol, me olvidó cómo se respira al verla con un bikini verde de dos piezas lo importante de esto es que la supuesta camiseta enorme que lleva que es del mismo color es transparente, su cabello lacio cae con la elegancia que la caracteriza y sus ojos cada vez más preciosos — ¿Que tal me veo? — gira lentamente con su sonrisa coqueta, ajustar mi vista en el trasero enorme y las tetas grandes que carga.

— Hermosa como una verdadera diosa — dejo aún lado el teléfono y me acercó a zancadas a besarla con mucho amor — te ves preciosa mi amor.

— Tu también estás guapo cariño — santo dios...mi corazón late desesperado con su mirada diferente al de las otras veces está vez es con amor y ternura.

Yo llevo un pantalón blanco y una camiseta del mismo color, con un collar y mi reloj de oro.

— Si ya estás lista, vámonos solo — entrelazo nuestras manos, tomo mi teléfono y salimos.

Llegamos abajo y salimos del ascensor. A cada paso que damos nos llevamos todas las miradas que están alrededor nuestro. En realidad, Elia se lleva cada una de esas y están incluidos hombres que me encargó de recordar sus rostros.