¿𝓒𝓱𝓲𝓬𝓸 𝓵𝓲𝓷𝓭𝓸𝔂~? - 𝘼𝙡𝙡𝙩𝙖𝙠𝙚

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟎𝟗

°𝓓𝓸𝓶𝓪𝓷𝓭𝓸 𝓵𝓸 𝓷𝓾𝓮𝓼𝓽𝓻𝓸~°

—¿Cuándo vamos a dejar de correr? —preguntó Takemichi, aún en los brazos de Kokonoi, su respiración entrecortada.

—Pronto. Primero asegúrate de que ya no nos sigan —respondió Inupi con un suspiro.

Takemichi volteó para mirar hacia atrás.

—Ya se fueron —dijo, dejando que su cabeza descansara sobre el hombro de Kokonoi.

—Bien, entonces iremos a la base —dijo Kokonoi, reduciendo el ritmo de su carrera. 

Con una sonrisa, empezó a acariciar el cabello de Takemichi—. Está dormido.

—Perfecto. Dormirá un rato cuando lleguemos —comentó Inupi, un poco aliviado.

Finalmente llegaron a la base de los Black Dragons. Entraron sigilosamente, pero una voz los sorprendió.

—Llegan tarde.

Kokonoi pegó un pequeño brinco, despertando a Takemichi.

—¡Mierda! Te dije que era mejor ir en la limusina —susurró Inupi con frustración.

Takemichi, aún somnoliento, bajó de los brazos de Kokonoi, sin soltar su mano. Todos los presentes en la base los observaban, esperando una explicación.

—Ran... —murmuró Takemichi, caminando hacia los hermanos Haitani. Ran abrió los brazos y Takemichi lo abrazó, casi sin fuerzas.

—Debes estar agotado. Vuelve a dormir —le susurró Ran con una sonrisa calmada. Takemichi lo abrazó con más fuerza, aferrándose a su cintura. Ran rió suavemente.

—Ahora... cuéntenos, ¿quiénes son ustedes dos? —preguntó Ran, cambiando de tono.

Kokonoi, nervioso, metió la mano en su bolsillo.

—¿Cuánto dinero nece...?

—¡NO NECESITAMOS DINERO! —gritó Izana, interrumpiéndolo bruscamente.

—Calma, Izana. No les grites —intervino alguien con cabello negro y ojos oscuros como la noche.

—Está bien, está bien... Soy Kokonoi, y el es Inupi —dijo Kokonoi, intentando no perder la compostura.

—Y ahora, ¿cómo es que conocieron a Takemitchy? —preguntó Majiro, inclinándose hacia adelante con interés.

Inupi empezó a sudar.

—Eh... bueno, Takemichi... entró al baño cuando Kokonoi estaba borracho y... —Inupi comenzó a hablar de forma incoherente, lo que provocó miradas extrañadas de todos.

—Yo puedo explicarlo —interrumpió Takemichi, frotándose los ojos, aún algo adormilado. De inmediato, todos centraron su atención en él—. Estaba en el baño lavándome las manos, y escuché a alguien llorar. Era Kokonoi, que no aguantaba el alcohol. Abrió la puerta de un cubículo y me acorraló contra la pared... y luego se quedó dormido. Lo llevé con Inupi y lo ayudé a...

—¡No digas más! —saltó Inupi, interrumpiéndolo, claramente avergonzado.

—Está bien —dijo Takemichi, ahora jugando con algo en sus manos.

—¿Qué es eso que tienes ahí? —preguntó Ran, curioso.

—Un cuchillo que me dio Nahoya —respondió Takemichi sin pensar.

—¡Oye! ¡Te dije que no le contaras a nadie sobre eso! —gritó Nahoya desde el fondo. Todos en la sala suspiraron al unísono.

—¡¡Mi turno!! —exclamó de repente Takemichi, poniéndose de pie apresuradamente y saliendo corriendo.