35. Muerto

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⚠️🔪#AvisoDeGore: Descripciones gráficas de violencia en muchas partes del capítulo. #NoQuieroQueMeFunenAsiQueAviso

🎶Banda sonora: Shape - Mountains of the Moon 🎶

Apenas podía mantenerse con los ojos abiertos y sin embargo seguían fijos en la escena ante él. Escuchaba su propia respiración silbante y el dolor punzante del costado le hacía pensar que en el último golpe un hueso roto había llegado a sus pulmones.

¿Cuántos segundos más escucharía los gemidos ahogados de Seungmin a su izquierda? ¿Cuántos minutos más miraría el cuerpo arrodillado de Yeonjun frente a él siendo golpeado? ¿Cuántas horas más aguantaría el frío lacerante que le cortaba los labios?

Tenía sed, tenía hambre pero, sobre todo, tenía ganas de morir. Soobin quería que sus ojos se cerraran de una vez por todas y que todo aquel dolor inútil desapareciera.

El desconocido ante él golpeó la cara de Yeonjun con la rodilla y el chico cayó al suelo de costado con los ojos en blanco. Se asustó cuando creyó que había muerto, pero escuchó el sollozo.

—¿Por qué me dejaste? ¿Qué te dio? —gimió el hombre subiéndose sobre Yeonjun a horcajadas y agarrándolo por las solapas de la camisa. Las manos de Kumiho fueron hasta las muñecas ajenas y negó con la cabeza con resignación.

—Él no hizo nada...

Lo soltó, golpeándolo contra el suelo de cemento y se levantó. Agarró sus manos y las sujetó con una brida apretando demasiado. Soobin sabía que apretaba demasiado, tenía ocho amarres de plástico iguales en sus extremidades.

La vergüenza de la desnudez había desaparecido cuando abrió y cosió la primera herida en su pecho. Después de arrancar la primera uña se desmayó unas horas; con la segunda solo perdió la consciencia unos minutos.

Hasta hacía un rato, cuando ese hombre volvió trayendo a Yeonjun consigo, Soobin no tenía ni puta idea de porqué alguien les odiaba tanto a él o a Seungmin, cuando ya le había contado todo sobre esa maldita caja. Ahora, a pesar del cansancio, de la sed y del tormento de las heridas y huesos rotos, su cerebro había procesado la información.

Entendió que se creía propietario exclusivo de Choi Yeonjun, arrodillado ante él. Era el dueño y, de algún modo, el salvador. Se preguntó cuánto de ese veneno había en el hombre del que se había enamorado. Cuánto de ese dolor y esas creencias equivocadas se habían filtrado en los huesos de Kumiho, convirtiéndose en parte de él.

—Si no eres sincero conmigo voy a tener que castigarte —susurró el hombre acariciando la mejilla de Yeonjun y una arcada amenazó con hacerle echar la bilis.

—Él no hizo nada, hyung, él no hizo nada. Dijiste que las personas que usan a otras personas son lo peor, dijiste que esas personas merecen castigo. Tú estás usándolos, están utilizando el sufrimiento de Soobin para hacerme daño... —lloró, de rodillas, mirando al torturador con desesperación.

¿Cuánto más vamos a tardar en morir?

El hombre lo abofeteó con violencia y se apartó de él. Se acercó a Soobin y lo miró fijamente. Se encogió sobre sí mismo asustado, sabiendo lo que vendría.

—Estás viendo lo que has hecho, ¿verdad? Lo has puesto en mi contra, es la única maldita persona del mundo a la que quiero y tú lo has apartado de mí. Cabrón egoísta —La mano del hombre se apoyó en su muslo derecho y aguantó la respiración—, lo tenías todo. Tienes a tu familia, tus amigos, tu riqueza... todo. Pero tenías que tenerlo también a él.

Estación de lluvias 3: INVIERNO | Minsung | Changlix | ChanminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora