28. Protegidos

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🎶Banda sonora: Cinnamon - Jome 🎶

Minho dio un sorbo al jugo, sentado en la alfombra de la sala de estar, con la espalda apoyada en el sofá. Escuchó la risa de Chan, que miraba la televisión reclinado en el chaise-longe.

—¿Fue muy incómodo lo de la semana pasada en la piscina? —le preguntó. El hombre se encogió de hombros.

—Fue extraño. Hacía mucho tiempo que no pasaba el rato con vosotros... Quiero decir con todos juntos. Y no había visto a Kang desde... bueno, desde aquel día —contestó poniéndose recto y recogiendo una pequeña bola de pelo de sus pantalones.

—Hablaste con él...

—Sí. Le debía una disculpa, fui muy injusto con él. Vino a verme al despacho ayer y comimos juntos. También se disculpó —Minho le miró.

—¿Fue a verte? ¿Por qué?

—Para pedir perdón también. Me invitó a comer y hablamos. Me dijo que sentía haber sido tan impertinente y lo de la boda también. Que no había sido su intención... pillarnos —Chan frotó las manos en sus muslos y se acomodó la camiseta sin mangas—. No me cae bien, pero el chico ha dado un paso hacia mí cuando fui yo el que le golpeé. Consideré justo darle una oportunidad de hablar.

—Ten cuidado con lo que le dices, es una serpiente. Utilizará contra ti todo lo que le digas —advirtió.

—Hablamos de cosas cotidianas, nada particularmente serio —contestó—. Solo me preguntó por mi trabajo de forma inocua, también por mi relación con Soobin y Choi Taeyang, parecía genuinamente preocupado, Minho. No creo que se trate de...

—¿Qué vamos a cenar? —La voz de Jisung llegó desde el pasillo y Minho lo miró.

El príncipe llevaba una camisa de pijama con los botones desabrochados y un pantalón demasiado corto. Había demasiada piel expuesta, había demasiado de Han allí. Tenía el pelo un poco húmedo por la ducha y las mejillas rosadas. Quería esconderlo debajo de una manta y ocultarlo del mundo.

Soonie maulló a sus pies y Jisung lo cogió en sus brazos haciéndole carantoñas y hablándole como si fuera un bebé. Sintió a Chan levantarse a su lado. Por un segundo se fijó en que la camiseta que llevaba tenía los laterales recortados hasta la cintura y podía ver sus costillas. No le gustó, y tampoco que pusiese sus ojos sobre el pecho visible de su novio, donde se apoyaba el gato.

—Voy a darme una ducha y podemos decidir después, ¿os parece? —comentó el abogado con una sonrisa llena de dientes blancos, labios carnosos y hoyuelos.

—La cena está en la cocina. Q dejó todo preparado, Jisung y yo lo calentaremos mientras te das esa ducha —contestó secamente, levantándose y caminando hacia el dueño de la casa que fruncía el ceño.

Lo llevó a la cocina mientras el otro hombre desaparecía. Calentó en silencio la sopa y el primer plato, con su cabeza dando vueltas y el monstruo malvado arañando las paredes de su cuerpo para salir. No quería sentirse así, odiaba sentirse así, pero no podía evitarlo.

—Minho —susurró Jisung a su espalda, dejando un beso sobre su hombro. Un placentero estremecimiento le recorrió y estuvo a punto de gemir cuando sintió el calor del cuerpo del chico pegándose a él—, ¿qué pasa?

—¿Por qué no te has abrochado la camisa? —preguntó mientras removía el caldo.

—¿Qué más da? Estamos en casa —Su voz sonaba baja y sentía el aliento contra la parte trasera de su cuello, recorriendo todas sus terminaciones nerviosas. Las manos de Jisung le rodearon acariciándole el vientre y el pecho mientras apoyaba su cabeza en su hombro.

Estación de lluvias 3: INVIERNO | Minsung | Changlix | ChanminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora