34. Puertas

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⚠️🔪#AvisoDeGore: Descripciones gráficas de violencia en muchas partes del capítulo. #NoQuieroQueMeFunenAsiQueAviso

🎶Banda sonora: Dancing after death - Matt Maeson 🎶

93 horas.

Respiró hondo y sintió el calor de la mano ajena sobre su muñeca. El agarre fuerte no admitía discusión, como siempre. Caminaron rodeando la enorme mansión hasta un jardín trasero que debía medir al menos una hectárea.

—¿A dónde estamos yendo, hyung? —preguntó en voz baja, asustado y nervioso.

—Es una sorpresa, ya te lo dije. 

No entendía qué estaba haciendo ahí, no quería estar ahí. Quería correr lejos y poner miles de kilómetros entre ellos, aunque sabía que al final le encontraría.

Antes, cuando era más joven, sentía que le debía a ese hombre cada bocanada de oxígeno que respiraba. Todavía tenía esos pensamientos a veces: cuando le acariciaba la cabeza, por ejemplo. Cuando las manos cálidas lo agarraban y veía sus ojos brillar de felicidad, todavía sentía que le debía todo a ese chico.

Él lo salvó. No solo del infierno en el que había estado, sino que también le dio una vida, una identidad. Le entregó todo lo que siempre había querido.

Pero en ese momento, caminando por aquel jardín al amparo de la tarde grisácea, estaba asustado. No conocía esa mansión en la que estaban y temía que le hiciese tanto daño como le había hecho otras veces. También tenía miedo de que esta vez no parase a tiempo y no pudiese volver a abrir los ojos.

Frenó el paso frente a una puerta metálica al costado del pequeño edificio complementario. Por su aspecto, aquello parecía una casa para empleados. Se unía a la mansión principal en un lateral estrecho y se preguntó cómo de difícil sería escapar de aquel sitio si entraba por la puerta gris ceniza.

Las bisagras no hicieron ningún ruido y no se extrañó. Con lo meticuloso que era, dudaba que hubiese una mota de polvo en aquel lugar en el que estaban entrando. Dejó la puerta metálica abierta, con la luz de la tarde iluminando la escalera ante ellos. Bajaron a lo que parecía un cuarto de calderas y le soltó el brazo mirándole con una sonrisa brillante.

—¿Estás preparado?

—No lo sé —contestó sinceramente. Le temblaban un poco las manos y todavía le dolía la muñeca que había agarrado tan brutalmente.

—Está bien, esto es por ti, por nosotros. Siempre.

Asintió más nervioso que cuando había entrado. Solo utilizaba esas palabras cuando hacía algo malo, y en el fondo de su corazón sabía que lo que iba a encontrar detrás de esas puertas superaría con creces cualquier atrocidad que hubiese hecho antes.

Sabía lo que había allí, sabía quién estaba allí. Solo esperaba que no fuese demasiado tarde para ninguno de ellos.

Empujó la segunda puerta y la abrió para él. Aunque estaba oscuro, la claridad de la entrada iluminó un poco la estancia. Parpadeó un par de veces acostumbrando sus ojos al nivel de luz hasta que los vio.

Se le cortó la respiración y no pudo evitar tirar para zafarse de la garra que le mantenía en el lugar. Los dedos se apretaron con violencia en su muñeca, pero no importó. No importaba nada.

En medio de la habitación oscura y vacía había una persona atada a una silla con la cabeza colgando hacia delante. Otro ser humano estaba a sus pies arrodillado, atado de manos y pies, con su frente sobre el regazo del que estaba sentado. Y, joder, los conocía.

Estación de lluvias 3: INVIERNO | Minsung | Changlix | ChanminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora