08: Helado

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La madrugada en Queens estaba silenciosa, excepto por el incesante llanto de Emma que llenaba el pequeño departamento de Peter

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La madrugada en Queens estaba silenciosa, excepto por el incesante llanto de Emma que llenaba el pequeño departamento de Peter. Con los ojos entrecerrados y agotados, Peter se paseaba por la habitación con su hija en brazos, intentando calmarla.

—Shh, tranquila, Emma, todo está bien —susurraba con voz suave, mientras la pequeña seguía llorando sin parar, su carita roja de frustración y cansancio.

Peter suspiró, sintiendo el peso del agotamiento sobre sus hombros. Había tenido un largo día en la universidad y lo único que quería era dormir, pero Emma no parecía tener el mismo plan. Llevaba horas intentando consolarla: la había paseado por el departamento, le había cantado sus canciones favoritas, e incluso le había ofrecido su biberón. Nada parecía funcionar.

—¿Por qué no quieres dormir, eh? —murmuró, frotándose los ojos, mientras Emma seguía aferrada a él, con el rostro húmedo por las lágrimas.

Finalmente, una idea cruzó por la mente de Peter. Había funcionado antes en momentos como este. Con una sonrisa cansada, miró al techo y tomó una decisión.

—Vale, vamos a hacer algo diferente esta vez —dijo en voz baja, mientras sus dedos comenzaban a tejer una red rápida y precisa entre las esquinas de la habitación.

Pronto, había creado un columpio improvisado hecho de telas de araña. Se aseguraba de que fuera lo suficientemente firme y cómodo para ambos. Luego, con cuidado, se acomodó dentro, recostando a Emma sobre su pecho mientras el columpio los balanceaba suavemente. La pequeña se retorció un poco, aún con algunos sollozos, pero empezó a calmarse al sentir el balanceo y el latido constante del corazón de su padre.

—Ahí vamos... Eso es... —susurró Peter, acunándola en sus brazos mientras su propio cuerpo se relajaba un poco.

Emma, con su pequeño cuerpo apoyado contra el de Peter, finalmente dejó de llorar. Se aferró a la camiseta de su padre, su respiración volviéndose más lenta y profunda. Poco a poco, los sollozos se convirtieron en suspiros entrecortados, hasta que la niña cayó en un sueño profundo, con su carita presionada contra el pecho de Peter.

Peter suspiró de alivio, aunque el cansancio seguía pesando sobre él. El balanceo suave del columpio de tela de araña lo ayudaba a relajarse, y aunque sabía que probablemente no dormiría mucho esa noche, estaba agradecido de que Emma al menos estuviera tranquila.

—Finalmente... —susurró, mirando a su hija dormida.

La noche seguía adelante, y mientras Peter se mecía suavemente en su improvisada cama, cerró los ojos por unos momentos, tratando de aprovechar el breve descanso. Sabía que la vida como padre joven no era fácil, pero momentos como este, con Emma dormida sobre su pecho, hacían que todo valiera la pena.

La luz del sol comenzaba a filtrarse a través de las cortinas, creando un ambiente cálido y suave en la habitación. Peter seguía dormido, disfrutando de un sueño profundo, con su hija Emma acurrucada sobre su pecho. El suave balanceo del columpio de tela de araña había funcionado, y ahora el padre e hija estaban en un estado de paz momentánea.

𝐒𝐩𝐢𝐝𝐞𝐫 𝐅𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫; 𝐏𝐞𝐭𝐞𝐫 𝐏𝐚𝐫𝐤𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora