El sol se estaba poniendo, tiñendo el cielo de un cálido color anaranjado mientras Peter caminaba por las calles de Queens. Llevaba a Emma en su espalda, como le gustaba a ella, con sus pequeños brazos alrededor de su cuello y su cabeza apoyada en su hombro. Peter había tenido un día largo y agotador, entre la universidad, su trabajo como Spider-Man, y cuidar de su pequeña. Pero a pesar de todo, había una paz en el aire que lo hacía sentir agradecido.
Habían pasado algunos meses desde que todo se calmó tras la Guerra Civil entre los Vengadores. Tony ya no lo había llamado para grandes misiones, algo que, por un lado, agradecía. Quería centrarse en su hija y en darle la vida que merecía. Aún así, una parte de él sabía que, tarde o temprano, volvería a ser necesario.
Cuando llegaron a su apartamento, Emma ya estaba medio dormida, acurrucada contra su espalda. Peter la bajó con cuidado, llevándola en brazos hasta su habitación. La pequeña emitió un suspiro profundo cuando su padre la acostó en la cama, tapándola con una manta suave.
Peter se sentó junto a ella, observándola dormir. Cada pequeño detalle de su rostro, desde su cabello desordenado hasta las pequeñas arrugas que hacía cuando estaba profundamente dormida, lo llenaban de ternura. No importaba cuántos desafíos vinieran, Emma siempre sería su prioridad.
—Lo estamos haciendo bien, ¿no, Em? —murmuró en voz baja, aunque sabía que ella no podía escucharlo.
Era extraño pensar en todo lo que habían pasado juntos en tan poco tiempo. Ser un adolescente ya era difícil, pero ser padre a los 17, mientras se enfrentaba a las responsabilidades de ser un héroe, había sido todo un desafío. A veces, se sentía abrumado, pero momentos como este lo hacían darse cuenta de que todo valía la pena.
Se levantó lentamente para salir de la habitación, pero antes de cerrar la puerta, escuchó un leve murmullo.
—Papá…
Peter se detuvo y sonrió, regresando a su lado.
—Aquí estoy, Em.
Emma, aún medio dormida, extendió su mano hacia él. Peter la tomó y le acarició el cabello hasta que volvió a caer en un sueño profundo.
Horas después, ya en su propia cama, Peter miró el teléfono que descansaba en la mesita de noche. Había un mensaje de Tony.
"¿Estás listo para volver? Te necesito, Parker."
Peter suspiró. Sabía que eventualmente Tony lo buscaría. Y aunque parte de él quería decir que no, que no quería volver a esa vida, otra parte sabía que era inevitable. No podía dejar de ser Spider-Man. Pero esta vez, lo haría a su manera, con más cuidado, asegurándose de que su hija siempre estuviera a salvo.
Con una última mirada al mensaje, apagó el teléfono y se acomodó en la cama, dejando que el cansancio lo venciera. Mientras se hundía en el sueño, no pudo evitar sonreír. Porque al final del día, no importaba lo que el futuro le trajera, mientras tuviera a Emma, todo estaría bien.
—Buenas noches, pequeña —susurró, justo antes de quedarse dormido.
Y así, con un futuro incierto, pero con su hija a su lado, Peter se preparaba para enfrentar lo que vendría. Porque, después de todo, era Spider-Man. Y sobre todo, era el padre de Emma.
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𝐒𝐩𝐢𝐝𝐞𝐫 𝐅𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫; 𝐏𝐞𝐭𝐞𝐫 𝐏𝐚𝐫𝐤𝐞𝐫
FanfictionSpider-Man cambiando pañales...¿Quién lo diría?