Capítulo 24: La playa

3 1 18
                                    

Vladimir

Después del complejo recibimiento de Viktor por parte de Claudia, había invitado a mi amigo a un trago en la terraza de la casa. Estábamos recostados a las tumbonas, disfrutando de un fuerte whisky y contemplando la vista hacia la hermosa playa.

Suspiré, degustando el líquido ámbar que recorría mi boca. Era casi tan adictivo como Angie. Sus gemidos me hacían enloquecer, así como la seductora forma en la que mordía su labio inferior antes de ser abrumada por el dulce orgasmo. A mi lado, Viktor correspondió mi suspiro con uno más dramático.

Desde la terraza de la casa de renta, observábamos a lo lejos la silueta de dos mujeres sentadas en la fina arena. Claudia estaba mucho más molesta y lastimada de lo que imaginaba. Todavía no sabía cómo Viktor iba a lograr arreglar las cosas entre ellos, sabiendo que la había engañado todo ese tiempo. A pesar de que era por una buena causa, las mentiras siempre provocaban el distanciamiento de quienes más se amaban.

La mejor amiga de Angélica había estado seis largos meses, esperando noticias de Viktor por su propia boca. Lo único que había recibido, era un enorme silencio de su parte. No podía juzgarla por sentirse abandonada todo ese tiempo.

Viktor, intentaba mantenerla a salvo de su madre. Lo había logrado de no ser por el atentado que ésta había orquestado a último minuto en venganza por su decisión de renunciar a la empresa familiar por amor.

—Ha sufrido demasiado, chico...—Le dije, dándole unas palmaditas en el hombro. Él arrugó el entrecejo y rodeó los ojos, mostrándose demasiado vulnerable—. Estoy seguro que Angie hablará con ella y la convencerá para que se reconcilien. Necesitan hacerlo, más ahora con todo lo sucedido.

—Me alegra ver que Angélica y tú se han acercado... No te veía tan feliz desde hace mucho tiempo—Murmuró Viktor, terminándose su trago de un tirón.

—La quiero... Estoy enamorado de ella—Le confesé, ganándome otro trago. Mi amigo rellenó mi vaso y volvió a servirse otro para él. La bebida era una buena aliada para aliviar las penas. En estos momentos, Viktor necesitaba de su valentía para hacerle frente a Claudia.

No obstante, el hijo de Nikolai me hizo una confesión bastante delicada. Supe, que mi estancia en Cuba prendía de un hilo al encontrarse en peligro mi hermana biológica. Irina estaba presa en las garras de un monstruo y yo me había quedado al margen de brazos cruzados por demasiado tiempo, viéndola sufrir separada de nuestra familia.

—No pienso regresar nunca más a Rusia, Vladimir... Voy a invertir toda mi fortuna aquí en La Habana, haciendo lo que más me gusta. Temo que tu tío Yuri y mi madre tomen nuevas represalias si pongo un pie nuevamente en ese maldito país. La cancelación de mi compromiso con Irina, la ha puesto a ella también en peligro—Me comunicó, logrando hacerme enfadar por compartir la misma sangre que aquel monstruo que su madre tenía de amante. Viktor, le restó importancia al asunto evitando que pasara por un mal momento—. Mi padre me ha dejado una cuantiosa suma de dinero, para vivir cómodamente por lo que me queda de vida. No estoy dispuesto a pelear una guerra que ya está perdida. Tu prima ha rechazo cualquier ayuda de mi parte. Está realmente molesta por lo sucedido.

—Me niego a permitir que Yuri te arrebate lo que por derecho propio te pertenece... ¡Sé que no quieres más problemas pero no te puedes quedar de brazos cruzados!—Lo apremié, ganándome una sonrisa compasiva de su parte.

—Quiero vivir una vida tranquila junto a Claudia, alejada de todo mal... Ya viste lo que mi madre y Yuri fueron capaces de hacer a miles de kilómetros de distancia. No quiero que Ida pague las consecuencias de mis actos. Me he rendido—Susurró a pesar de todo victorioso. Para él, ya no había nada que perder. Al contrario, había ganado a Claudia y su amor en el camino.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 15 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Habanera (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora