Capítulo V

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Recuerdos

Ella despertó frente a la fogata, el fuego cálido y las mantas la ayudaron a dormir profundamente.

—Veo que dormiste muy bien, hija —dijo un hombre sentado al otro lado de la fogata mirando el lago.

—Sí, padre —dijo poniéndose de pie—. ¿Vamos a regresar con mi madre hoy? La caza de ayer me agotó mucho.

—Claro que sí, Asura —respondió apagando la fogata con un balde de agua—. Además, mañana cumples trece años.

—¿Nos iremos pronto?

—Tan pronto como desmontemos la tienda y guardemos bien la carne del tilango que atrapamos.

Ambos se pusieron a desmontar el campamento, la carne del tilango la dividieron en una gran cantidad de cortes. El padre, con mucha paciencia, le enseñó los diferentes cortes de la carne y cómo eso daba diferentes sabores y texturas al cocinarla.

—Bien, eso es todo Asura, vamos a regresar a casa.

—Está bien —respondió muy contenta—. A mamá le encantará ver lo que cazamos.

Se adentraron en el bosque, el padre iba al frente observando el suelo, las plantas, los sonidos y los olores. Todo para que no saliera algo peligroso, pues su hija estaba con él.

Tras un tiempo andando llegaron a un camino entre el bosque. Las dos líneas marcadas en la tierra eran una señal clara del paso de carretas.

Por ese sendero caminaron por un rato más, hasta que comenzaron a ver unos soldados que obstruían el paso. El padre de inmediato le pareció extraño. Miró a su hija que la tomaba de la mano.

Ella lo miró al notar que caminaba más lento. Él se agachó para cargarla y respiró hondo. Siguió su camino y cuando estaba cerca de ellos, otros soldados salieron por detrás entre los árboles.

—Padre, ¿pasa algo?

—No lo sé —dijo con claro nerviosismo—. ¿Se les ofrece algo?

—¿Señor Baldock? —dijo uno de los soldados, el que portaba una armadura más elegante.

—Sí, soy yo.

—Queda arrestado por usar magia oscura, por aprender la magia del hechicero Tiranku y por usarla dentro de nuestro reino.

—¿De qué hablan? —dijo sorprendido—. Debe ser un error.

—No hay error —dijo haciéndole señas con la mirada a sus hombres.

Los guardias se movieron dejando ver mejor la carreta que estaba detrás. De ella salieron dos hombres, uno era el rey y el otro un noble con cara apenada.

—Lo siento Baldock —dijo mirando al suelo—. Sé que me salvaste con tu magia, pero como un miembro de la unión antimagia debía reportarte.

—¡Pero si tú no eres miembro de nada!

—Lo era —dijo con un intento de mirarlo a los ojos, pero no pudo—. Ese día me habían admitido, pensaba decírtelo, pero por desgracia ocurrió el incidente y no pude.

—¡Pero eres mi amigo!

—¡Los amigos no se guardan secretos!

Baldock se sorprendió y también bajó la mirada.

—Sé que conoces la magia que usé, tú más que nadie la viste oculto mientras tus padres morían.

—Solo Tiranku enseña ese tipo de magia tan tenebrosa —respondió con rabia y dolor.

—Sí, estudié con él. Me uní a su orden y estaba a punto de crear un pacto y convertirme en un Liche, pero me arrepentí. Escapé y ahora tengo familia, aquí está mi hija.

Al escuchar eso, el noble bajó la mirada y se dio la vuelta. Los soldados lo sujetaron y otro más le hizo señas para entregarle a su hija.

—Sabemos donde vive la niña, la llevaremos con su madre, en cambio. A ti te llevaremos, ya sabes donde.

Asura estaba asustada, notó que su padre pareció entender esas últimas palabras, tembloroso permitió que el otro la agarrara.

—Padre, ¿qué pasa? ¿A dónde te llevarán?

—Tranquila hija, ya nos veremos luego.

Asura comenzó a llorar, mientras el padre la soltaba. Al ver eso, él colocó su mano sobre su cabeza y ella de inmediato paró.

Era un gesto que el padre siempre le hacía para que ella no tuviera miedo, una seña de que todo era seguro.

—¿Si vas a regresar?

—Prometo que sí —dijo con un gesto amable que lo hacía ver más joven—. Estaré en casa mañana, confía en ellos, te llevarán con tu madre.

El guardia giró impidiendo que Asura pudiera ver más a su padre. Sabía que lo tenían sujetado, pero los gestos de su padre eran una promesa clara, y él nunca fallaba esas promesas.

La subieron a la carreta junto al amigo de su padre, aquel que lo traicionó. Ella tuvo mucho tiempo para reflexionar en lo ocurrido, tanto que se agotó de tanto pensar y se quedó dormida.

Luego despertó al escuchar voces.

—¡No la puedes despertar! —La voz de la madre era de angustia—. Tienes que irte y dejarla así.

—No puedo, le prometí volver a verla.

El padre entró por el marco de la puerta moviendo a un lado la cortina, ella fingió seguir dormida. Sintió como su padre se sentaba en la cama y así pareció quedarse un buen rato. La madre pareció entrar también y susurrarle.

—Si la despiertas...

—Lo sé, es solo una niña, ¿no? —dijo alzando la mano para que la madre guardara silencio.

—Si no te das prisa, los guardias llegarán aquí a buscarte.
—Volveré algún día, cuando todo esto se calme, cuando no lo esperen, cuando podamos vivir juntos de nuevo.

Ella sintió como el padre se levantaba de la cama, unas lágrimas brotaron de sus ojos cerrados y tras unos instantes ella se levantó decidida para correr con su padre.

Pero al intentar levantarse vio otra realidad, estaba acostada y moviéndose en un vehículo, uno que no había visto antes. Su cuerpo era ya más grande y entonces recordó que todo eso eran sus recuerdos de niña.

 Su cuerpo era ya más grande y entonces recordó que todo eso eran sus recuerdos de niña

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Este capítulo si cuenca con canción 🙃

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Courband: La Noche EternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora