Batalla Celestial
Alón se adentraba en sus memorias, llegando al momento antes de que ella y el guerrero quedaran congelados. Deseaba saber algo.
Mientras ambos estaban en trance, la imagen dentro de las visiones del emperador se aclaraba, revelando un entorno con colores cafés y azules qué tomaron la forma de un barco en el mar.
—¡Capitán!, ¿no debería ir más rápido? Estamos quedándonos atrás —comentó ella, señalando hacia arriba, mientras miraba fijamente al capitán.
—¡Estás loca! Si me acerco podrían dañar el barco, y tampoco puedo seguirlos.
—Yagami —dijo buscando a alguien—. ¡Yagami! Repitió con fuerza mientras se movía por el barco y lo continuaba nombrando.
—Se le ofrece algo —Se escuchó la voz de alguien arriba de ella.
Cuando ella volteó, Yagami bajaba de una soga desde el mástil del barco.
—¿Qué haces arriba? Tenemos que ayudar a Yata. El capitán no quiere seguirles el paso, dice que es peligroso.
En ese momento una explosión se escuchó obligándolos a ver arriba, la onda expansiva sacudió el barco y varios hombres cayeron al agua. Dos guerreros luchaban en el aire, energías y destellos de muchos colores y formas se veían.
Alón reconoció el escudo y la espada qué uno de ellos portaba. Además de una armadura plateada de notable belleza, parecía irradiar su propia luz, una luz dorada.
El casco de la armadura impedía verle el rostro, pero Alón intentaba verlo.
—Tranquila Asura, si nos acercamos solo seremos un estorbo, ellos están a otro nivel.
—Es que, presiento que Erok le ganará, solo observa, Yata solo se defiende. Casi no logra atacar.
—Pero él puede usar las armas sagradas —respondió mientras le extendía la mano y sujetaba otra soga—. Sujétate, desde arriba podrás ver bien la batalla.
Asura tomó su mano, Yagami desató el nudo de la soga y ambos salieron disparados Por encima de la cofa. Luego cayeron dentro y ambos se quedaron a observar la batalla.
La batalla era increíble, volaban a gran velocidad por el cielo sobre el barco. Pero por momentos Erok no lanzaba energías, porque con el escudo Yata los reflejaba. Para empeorar las cosas, Erok se teletransportaba para intentar sorprenderlo y asestar un golpe.
Yata siempre lograba esquivar y Erok no podía luchar cuerpo a cuerpo, parecía temerle a la espada. Como si con un solo roce pudiera causarle gran daño.
—¡Vamos! Solo un golpe, solo uno —dijo Asura con nerviosismo.
—¡No piensan invitarme!
Dijo una chica que subía por las escaleras hasta llegar con ellos.
—Para empezar, no sabía donde estabas —dijo Yagami.
—Apuesto a que Saki estaba jugando cartas con los marineros.
Saki pareció ignorar su comentario, en cambio, miró la batalla. Erok se detuvo en el aire y Yata hizo lo mismo.
—Creo que están hablando —dijo Yagami.
Ambos estaban flotando, viéndose entre ellos, era claro que hablaban. De pronto Yata alzó su espada.
La batalla continuó, los movimientos de Erok parecían más desesperados, frenéticos y aleatorios.
Yata respondía, ataques de diferentes energías, desde distintas direcciones eran mandados por Erok qué se teletransportaba. Cada una se movía con velocidades diferentes, lo que causó que en algún momento estuviera rodeado por energías que lo impactarían al mismo tiempo. Pero Yata fue astuto, a gran velocidad tomó una sola dirección, con el escudo al frente, mientras que este reflejaba todos.
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Courband: La Noche Eterna
FantasyEn un mundo donde lo antiguo y lo futurista se entrelazan, "Courband: La Noche Eterna" narra la historia de Rodaric, un guerrero de una era pasada, y Asura, ambos despertados de un largo congelamiento. Perseguidos por el emperador Alón, se ven envue...