Capítulo 29

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(5 semanas después)
HORRIBLE MALESTAR.
Alyce.
Ya habían pasado cinco semanas desde lo que pasó con Joosep. Había salido de vacaciones, así que ahora tenía mas tiempo. Para pensar en él. Y era horrible, no tenía ni la más mínima idea de que hacer con su vida, contaba la días para regresar a clases y lograr distraerse.
Desde hace una o dos semanas, aproximadamente, se había empezado a sentir mal, y no solo emocionalmente, si no ahora físicamente también. Pero no había querido decirle nada a su madre, la llevaría al doctor y ella odiaba los médicos, el insistente olor de los hospitales y el ambiente de angustia que se vive ahí.
También había dejado de cuidar su cuerpo, ya no le importaba estar gorda y comía lo que fuera sin hacer ejercicio, por eso su estomago ya no estaba plano y tal vez por eso se sentía mal. Joosep la hablar dejado muy sensible, pero se consolaba a ella misma diciéndose que pronto lo superaría. Pronto lo haría.
-Alyce. -Su mamá llamó a la puerta sacándola de sus pensamientos.
-Pasa. -Contestó débilmente. Ella abrió la puerta pero no entró, se quedo en el umbral.
-Camyle está aquí. -Alyce sonrió, su mamá ya había perdonado a su mejor amiga y eso le alegraba enormemente. Ella apareció detrás de su madre y entró.
-Gracias, Stephanie.
-De nada, Cam. -Acto seguido cerró la puerta.
-¿Como estás?
-Sobreviviendo, ya sabes, irritable, triste, tengo náuseas y mis pensamientos siempre van hacía Joosep.
-Pues si, pero nada que una visita de tu mejor amiga no mejore. Traje helado.
-¡Oh, si! Tenía antojo. -Agarro el bote de helado y empezó a comer con una cuchara que Camyle había traído de su casa. Ella también comía
-¿Qué vas a hacer en las vacaciones? -Preguntó Camyle.
-No sé. Pensar en Joosep, dormir, llorar.
-Mi mamá y yo iremos una semana a Francia. Deberías venir
-Ah, sí. -Dijo sarcásticamente. -Vayan ustedes y luego yo las alcanzo montada en mi triciclo cargando mis costales de oro.
-Es en serio. -Dijo un poco molesta. - Mi mamá está muy mal desde que se enteró que mi "papá" -Hizo comillas en el aire. -Es un maldito mujeriego que la engaña con cualquier cosa que se mueva. Y yo también estoy mal.
De repente Alyce se sintió culpable, ella había perdido a su padre, Camyle hubiera preferido que estuviera muerto. Y ella llorando por un chico que no valía la pena, que absurdo.
-Perdón. Pero no creo que pueda ir. Primera, no tengo nada de dinero y mi mamá tampoco...
-Mi mamá te lo paga todo. Eso no es problema. Descartado.
-Segunda, mi madre jamás me daría permiso, ni soñando. -Alyce se quedó callada, y prosiguió a tragar helado.
-¿Eso es todo?
-Pues sí.
-Mi mamá puede hablar con la tuya y explicarle. Te necesito ahí.
-Está bien. Que hable con ella.
Platicaron un buen rato el resto de la tarde y comieron mucho helado, tanto que Alyce se empezó a marear, sus nauseas aumentaron y su pier se tornó de un tono verdoso.
-¿Alizz estás bien? -Ella negó con la cabeza, el movimiento le costó un fuerte dolor. Como instinto se dirigió al baño y vomitó.
-¡Aliz! -Le gritó. Aunque ella lo escuchó como un susurro lejano. -¡No te muevas ire por tu mamá!
Eso fue lo último que escuchó antes de desplomarse en el azulejo del baño y hundirse en el vacío.

Joosep.
Los nervios lo carcomían por dentro. En menos de 24 horas, estaría casado. Mañana era domingo, el gran día. Sus amigos le habían organizado una despedida de soltero ayer en la noche y la había pasado fenomenal. Hubo cerveza, (la culpable de su pequeña cruda) bailarinas exóticas, sexo, juegos, todo menos apuestas que aún lo ponían nervioso.
Se despertó por la mañana con una grata sorpresa: No había soñado nada. Era la primera vez en más de dos meses que no soñaba con Alyce. Tal vez eso significara que ya la había superado y que solo fue una pequeña mancha en su vida. A pesar del dolor de cabeza, se sentía extrañamente revitalizado. Se tomo una aspirina, se duchó y salió a buscar su traje para la boda. Caroline le había insistido que fuera blanco como su vestido. Y después de media hora buscando por fin encontró uno a su medida y del color indicado.
Caroline había insistido que no de vieran hasta el momento de la boda, pero no sabía si podría resistirlo.
Tomó un desviación por el hospital principal y vio una imagen que lo dejó anonadado: una Alyce inconsciente siendo cargado por Andrew (que lo había ignorado el resto de lo que duró el ciclo) hacía el hospital, se madre estaba también, con una expresión de horror en el rostro. No tuvo el valor de entrar, pero tampoco de irse. Se quedó estacionado, hasta que las sombras de la noche cayeron sobre él. Andrew y su madre salieron del hospital con lágrimas en los ojos, una terrible sensación inundó el pecho de Joosep. ¿Alyce estaba grave?
Esperó a que Andrew arrancara el auto para ingresar en el edificio. Se acercó a recepción y le lanzó una mirada coqueta a la joven secretaria. Ella se sonrojó.
-Hola, guapa. ¿Está internada alguna Alyce Smith? -Ella checo en su computadora y asintió, aún nerviosa por él. Siempre causaba eso cuando quería. -¿Podrias decirme en que habitación está?
-L...lo s...siento. -Logró tartamudear. Su cara estaba tan roja, que parecía que iba a explotar. -Esa inf...formación es con...nfiden...ncial.
-¿En serio? -Se inclinó en el mostrador y le agarró un mechón de pelo castaño a la secretaria, empezó a juguetear con él. -¿Cómo te llamas?
-Allie. -Sonrió y se mordió el labio. Al parecer la pena ya había desaparecido.
-Así que Allie. -Susurró. -Dame la habitación, anda. Haz una pequeña excepción por mi.
-¿Y yo que ganaría a cambio? -Dejó de morderse el labio, Joosep observó que los dientes le quedaron manchados con lápiz labial. Le pareció asqueroso.
-La satisfacción de haber hablado conmigo. -Ella frunció el ceño. -Y mi número telefónico. -Allie sonrió ampliamente, Joosep le pasó su número (falso, claro) y ella cumplió su parte del trato.
-Ah y nena. -Se acercó lo más que pudo a su oído. -No le digas a nadie que estuve aquí.

Subió corriendo las escaleras hasta llegar a la habitación 192. Tuvo que reunir toda la fuerza que le quedaba para abrir esa puerta, pero cuando por fin lo logró deseó no haberlo hecho.
Alyce se veía terrible, tenía tubos por todos lados y estaba peligrosamente pálida. Pero lo peor de todo, era que estaba despierta, viéndolo.

Jugando A EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora