Capítulo 25

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LA VERDAD
Joosep.
El diminuto cuerpo desnudo de Alyce estaba aferrado a él. Le pareció excesivamente tierno, lo agarraba como si fuera su padre y tuviera miedo a que se fuera.
Agarró su celular y vio la hora: 10:05. Aún era temprano y tenía mucha flojera de levantarse.
Durmió otra media hora más. Se levantó, acomodando las extremidades de Alyce en la cama, con extremo cuidado para no despertarla. Se puso lo primero que encontró y salió a la cocina. La cocinera que trabajaba a sus servicios, le había dejado huevos con tocino. Sólo los calentaría y los serviría llevándose todo el crédito. Alyce aún se veía muy cansado, así que se esperaría un rato para calentar la comida. Se acostó en el sofá y pasó los canales televisivos monótonamente. Se decidió por una película animada que estaban pasando en un canal cualquiera.
No le prestó atención, su cabeza estaba ocupada pensando en como le diría a Alyce. ¿Le tendría que decir hoy? No, iba a dejar que disfrutaran su día aquí. El lunes la llevaría a su última cita y con toda la calma del mundo, le diría. Ella lo tomaría muy mal y era comprensible, sólo esperaba Joosep que no fuera tan estúpida como para asesinarse o algo por el estilo. Al menos podría contar que su primera vez fue asombrosa.
La cabeza empezó a punzarle, le estresaba tener que decirle toda la verdad a Alyce, pero era algo que tenía que hacer, no pensaba mantener la mentira toda la vida, no podría soportarlo. Además, ya quería tener a Caroline como su esposa. Caroline. Sonrió tontamente al acordarse de ella, la extrañaba tanto. Cada minuto que pasaba era un minuto menos para verla, para que fuera su esposa. Eso llenó de tremenda alegría a Joosep. Tuvo ganas de despertar a Alyce y decirle de una vez por todas la verdad. Pero no era tan maldito y no tenía el corazón para decirle hoy. La boda tendría que esperar un poco más. Pero no importaba, el hecho de que Caroline llegara a ser su esposa, le alegraba enormemente el día. Apagó la televisión y se levantó. Ya era un poco tarde e imaginó que Alyce seguro no tardaba en despertar. Prendió animadamente la estufa y movió la comida de un lado al otro para evitar que se quemara. Joosep no sabía cocinar, pero sí sabía darle una hermosa presentación a los platillos y éste desayuno no fue la excepción.
Alyce aún no despertaba, estaba a punto de ir a verla, cuando le llegó un mensaje de la persona con la que más quería hablar.

Caroline:
Joosep, corazón. ¿Ya revelaste la verdad?

Yo:
No, mi amor. Pero ya casi, no te preocupes. Te extraño a montones.

Caroline:
Ya tengo la boda casi lista, solo falta fijar unas decoraciones y lo más importante: la fecha. Yo más.

Yo:
En cuanto llegue a Bristol hablamos de eso, no te preocupes.

Caroline:
Okay. Ya quiero verte. ¿Llegas hoy en la noche o mañana en la mañana?

Yo:
Hoy en la noche. Muero por besarte.

Caroline:
¡Tú nunca cambias! Te amo.

Yo:
Lo sé. Yo más, te amo tanto, tanto.

Caroline:
Lo sé.

Yo:
¿Tú no me amas?

Caroline:
Amor es poco, lo que siento por ti.

Yo:
Amo tu ternura, corazón.

Caroline:
Bebé, me tengo que ir. Aún tengo que fijar detalles con el salón. Mañana tu vienes y me dices la fecha.

Yo:
Claro. Adiós, te amo.

Tenía una estúpida sonrisa en su rostro. Se imaginó toda una vida con ella. Era perfecto. Su sueño fue interrumpido por una llamada en el viejo teléfono que había en la cabaña. ¿Quién podría ser?
-¿Hola? -Preguntó dudoso Joosep.
-¡Joos! -Saludó una voz masculina al otro lado del teléfono. -Soy Luckas.
-¿Luck? ¿Cómo sabías que estoy aquí?
-Pues llamé a tu casa y no contestaste. Me dijiste que si no estabas en casa, llamara a este número.
-Ah si. -Dijo quitándole importancia. -¿Qué pasó, Luck?
-Sarah y John están conmigo. Queremos saber que tal te fue con la hermana de Andrew ¿cuál era su nombre?
-Alyce. -Volteó a ver instintivamente la puerta. Gracias al cielo, aún no se había levantado.
-¡Ah ! Alyce. Como sea. Ayer cumpliste una semana con ella ¿verdad?
-Sí, Luc, sí.
-¡Felicidades, hermano! Cumpliste la primera parte de la apuesta correctamente.
-¿Sarah les contó lo demás?
-Obvio. La apuesta no sólo era salir con ella, si no también acostarse. ¿Ya cumpliste esta parte?.
-Sí. -Trató de decirlo como si no le importara, pero se sentía como una basura al acordarse de ello. Sus amigos no lo comprenderían. Así que les dijo lo que querían escuchar exactamente. -Me acosté con ella anoche. Sarah ¿estás escuchando? Pues ella era virgen. Era. -Hizo una risa, como si le divirtiera.
-¡Eres terrible! -Dijo Luckas entres risas. -Pero que bueno que ya cumpliste con todo.
-Sí, es un peso que me quitaré d encima.
-¿Ya le dijiste?
-No. Le diré el lunes. La invitaré a una cita y le soltaré la bomba. -Luckas rompió a reír. Él apretó los puños ¿cómo podría a alguien divertirle esto?
-No la hagas llorar mucho, Joosep. Andrew podría golpearte.
-No sé si Alyce le dirá o no. ¡Pero ustedes no le vayan a decir nada!
-¿Crees que somos estúpidos, Joos? Obviamente no le diremos nada.
-Más les vale, malditos. -Andrew era un buen amigo y Joosep por a nada del mundo quisiera perder su amistad. Aunque si Alyce se lo dijera no podría hacer nada.
-Oye, oye. Ahora te haré la pregunta del millón de euros. -Dijo cambiando repentinamente de tema. -¿Alyce es buena en la cama?
-¿Qué? -¿Cómo se atrevía él a preguntar eso? -Perdón, pero eso no te lo voy a responder.
-¿Tan malo fue?
-¡No! -Dijo lleno de coraje -Para tu información fue lo más dulce que alguna vez hice.
-¿Dulce? ¿Estoy realmente hablando con Joosep Lambert?
-Si. Dulce es la palabra que describe perfectamente a Alyce Smith.
-Joosep. -Dijo muy serio. -¿Acaso , te enamoraste de la hermana de Andrew?
Eso fue la gota que colmó el vaso. No tenía por qué contestarlo. No le dijo nada, simplemente colgó
-¡Esta llamada fue lo peor de todo! -Dijo para sí mismo, tremendamente enojado.
-No. Eso no fue lo peor. -Dijo una voz a sus espaldas. A Joosep se le detuvo el corazón, literalmente. -Lo peor fue que yo la escuché.
Se dio la vuelta y observó a una Alyce con los ojos bañados en lágrimas.
Se había descubierto todo.
Y de la peor manera posible.

Jugando A EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora