✨ Recomendación de canción: On Melancholy hill - Gorillaz ✨
Satoru 🩵
Ya tenía tres días desde aquella orquesta en la que me presenté como Violinista en el teatro Hashimoto cuando ví en primera fila del auditorio a ese chico hermoso, Nunca había sentido algo distinto. Cada nota que tocaba aquella noche tenía un nuevo sentido, un enfoque inusual que no entendía del todo. Y ahí, entre las sombras y las luces cálidas del escenario, lo había visto: Tan precioso, como una pequeña flor expectante al sol, El chico de la primera fila, con su flequillo oscuro cayendo descuidadamente sobre su frente, concentrado en la música. Desde entonces, no había podido sacarmelo de la cabeza.
Lo peor fue que, al llegar a casa, tras toda la adrenalina del concierto, mi impulsividad me había traicionado. Rogue a megumi y a Nanami quienes eran mis compañeros y amigos de toda la vida en esto de la música, si conocían al chico que ví, sin embargo solo megumi lo noto, reconociendo que tenía una panadería muy famosa que estaba ubicada en el corazón de la ciudad, me pasó su contacto y no tarde ni un desgraciado segundo en mandarle un mensaje al día siguiente de la noche del concierto.
¿Qué demonios había pensado cuando le mande esos mensajes? Durante la tarde, y al no recibir respuesta no pude dormir, repasando una y otra vez las palabras que le había enviado. Los textos eran descarados, directos. ¿Me preguntó si serás tan dulce como tus panes?, ¿en serio? Me cubri la cara con una almohada al recordar ese mensaje. Demasiado atrevido. Por muy confiado que yo fuera, había límites, y ahora no podía dejar de sentirme avergonzado, pero sin embargo estaba aquí del otro lado de la calle frente a la panadería.
—¿Estás nervioso? —La voz de Megumi rompió el silencio incómodo.
Mire de reojo a megumi, que estaba de pie junto a mi con las manos en los bolsillos y la expresión habitual de indiferencia. A pesar de ser siempre serio, me observaba con algo de curiosidad.
—No sé de qué hablas —respondi, tratando de sonar despreocupado.
—Claro. No llevas veinte minutos parado aquí, del otro lado de la calle, mirando la panadería de ese chico como si fuera un terreno prohibido. —Megumi arqueó una ceja, burlándose ligeramente.
Trague saliva y miré la panadería al otro lado de la carretera. A través del ventanal, podía ver al chico trabajando, concentrado en amasar y preparar lo que seguramente serían unos panes deliciosos. Sus manos se movían con precisión y cuidado, y yo comencé a sentir un nudo en el estómago al verlo. Era tan guapo en persona como lo había sido desde su asiento en la orquesta.
—No es que esté nervioso, es solo que… —trate de justificarme mientras sostenía una caja de chocolates, un ramo de flores y una pequeña nota que había escrito esa misma mañana—. No quiero parecer un idiota, ¿sabes?
Megumi soltó una pequeña risa sarcástica.
—Un poco tarde para eso, considerando que me contaste ayer sobre los mensajes que le enviaste por la tarde.
Me estremecí al recordar esos mensajes...Dios, esos mensajes...
—No era mi intención sonar tan atrevido —admiti sonrojándome ligeramente—. Solo quería captar su atención. Pero ahora... no sé, tal vez fui demasiado lejos.
—Te sorprende haber sonado atrevido, cuando literalmente le dijiste que ibas a pasar hoy a su panadería. —Megumi se cruzó de brazos, tomando un tono seco y mordaz. Pero detrás de su seriedad, pude captar un toque de diversión.
—¡Fue impulsividad y quería captar su atención! —me defendí aunque sabía bien que no tenía mucha excusa—. Quería ser ingenioso, no sonar como un acosador.
—Fallaste en ambas cosas. —Megumi miró la panadería de nuevo—. Entonces, ¿piensas quedarte aquí el resto del día o planeas hacer algo?
Respire hondo y mire mi reloj. Las 11 de la mañana. Sabía que aquella panadería cerraba a las seis, pero había llegado tan temprano porque no podía concentrarme en nada más. Había pospuesto ensayos y reuniones para estar aquí, parado como un adolescente nervioso.
—No puedo hacerlo —admiti finalmente, mirando el ramo de flores y la caja de chocolates—. Es tan guapo, Megumi. No me salen las palabras cuando lo veo. ¿Y si no le gusto? ¿Y si se ríe de mí por los mensajes?
Sentí la mirada intensa de megumi en silencio por un momento, y luego suspiró.
—Eres Satoru Gojo, violinista prometedor, confidente, descarado, el chico que puede hacer que todo el público de un auditorio te mire. Y ahora me estás diciendo que te asustas de hablarle a un chico que hace pan?
—Cuando lo dices así, suena tonto. - infle las mejillas en un gesto infantil, pero mi nerviosismo era real.
—Suena tonto porque lo es —sentenció Megumi—. Si te gusta, ve y háblale. Dile que esos mensajes fueron un intento fallido de captar su atención y ya. Además, no tiene sentido que me trajeras aquí si al final ni siquiera vas a hacer nada.
Me quede mirando el suelo, apretando el ramo de flores y la caja de chocolates. ¿Qué estaba haciendo? Toda mi vida había sido atrevido y seguro de mi mismo, pero ahora, parado frente a la panadería de ese precioso chico me sentía vulnerable, como si estuviera entrando en un territorio desconocido.
—No puedo hacerlo —murmure al final, cubriéndome el rostro con una mano—. No puedo entrar. Estoy demasiado nervioso. ¿Qué pasa si me rechaza?
Escuché como mi amigo soltó un suspiro exasperado.
—Estás siendo ridículo. Dame las flores y los chocolates.
Levanté la mirada y abrí los ojos de par en par.
—¿Qué?
—Me diste un sermón de veinte minutos sobre cómo te sentías "flechado" por este tipo, y ahora estás actuando como un cobarde. Si no vas tú, iré yo. No pienso quedarme aquí todo el día. — me extendió la mano, esperando que yo le diera las cosas.
Vacilé unos momentos, mirando a megumi y luego a la panadería dando finalmente un suspiro de derrota, le entregue el ramo y la caja de chocolates.
—Dile que es de mi parte... —dije en voz baja, sintiendo que toda mi valentía se había evaporado—. Pero no le digas que estoy del otro lado de la calle. Eso sería raro.
Megumi negó con la cabeza, pero tomó los regalos sin decir más y cruzó la calle. Mire con el corazón en la garganta, nervioso como nunca antes. ¿Cómo había llegado a este punto? ¿Cómo alguien como un chico panadero había logrado hacer que yo siendo tan confiado me sintiera tan pequeño y asustado?
Seguía mirando a megumi y abrió la puerta de la panadería, mientras yo estaba desde la distancia con el corazón latiendome con fuerza y el desaparecía en el interior. ¿Qué dirá de los reglos?, ¿Le gustarán?.
Mientras esperaba, cerré los ojos y suspiré profundamente, deseando con todas mis fuerzas que aquello no fuera un desastre...
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Aurora: Naps 🍓
Nota: Es un capítulo cortito pero espero que les guste, después les traeré capítulos un poco mas largos para que se disfruten mas lindo, ahora sí mañana les actualizo los demás que tengo pendientes ♥️
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𝓗𝓪𝓷𝓷𝓪 - 𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐧𝐨𝐭𝐚𝐬 𝐲 𝐬𝐚𝐛𝐨𝐫𝐞𝐬
Fanfic-¡OYEEEE! -Grito una chica bajita de cabellos cortos y castaña, agitando un volante frente a mi-. Esta noche hay una orquesta increíble en el Teatro Hashimoto. No te la puedes perder, ¡Satoru Gojo va a tocar! Fruncí el ceño, intrigado. -¿Satoru Gojo...