Capítulo 7: Panes de mora azul

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✨Recomendación de canción: ROI - Videoclub o Instrumental ✨

Suguru 🖤

Mis manos  se movían con precisión, dando los últimos toques a los panes que había pasado horas perfeccionando. El aroma a mora azul llenaba la pequeña panadería, y yo  no podía evitar sonreír ante el resultado.

Los ojos de Satoru estaban grabados en mi mente mientras le daba forma a cada uno de los panes, añadiendo pequeños detalles que los hacían aún más especiales. Era como si en cada movimiento vertiera los sentimientos que había comenzado a cultivar por mi encantador violinista, aquellos que apenas empezaban a florecer pero que se sentían tan intensos como la primera vez que lo ví.

—Hey, ¿qué tanto piensas? —Shoko me interrumpió con su tono despreocupado mientras pasaba un trapo por el mostrador. El sonido de la lluvia golpeaba suavemente los cristales, haciendo eco en el ambiente cerrado de la panadería. Mientras yo soltaba  una risa baja, sin apartar la mirada de los panes.

—Estaba pensando en cómo devolver todas tus burlas —respondi, divertido. Mis ojos comenzaron a brillar  mientras tomaba uno de los panes para inspeccionarlo—. ¿Sabes? Lo de ayer fue un golpe bajo, Shoko. Me estás comenzando a irritar con tus bromas.

Mire cómo se encogió de hombros, una sonrisa perezosa se dibujo en su rostro.

—¿Y qué puedo decir? —dijo mientras limpiaba con una calma despreocupada— Es mi trabajo mantenerte con los pies en la tierra. No vaya a ser que te pierdas en la nube de amor en la que parece que te encuentras últimamente.

Yo negue con la cabeza, pero una sonrisa se mantenía en mis labios.

—Eres una verdadera amiga, Shoko. Siempre tan… comprensiva.

Escuche como soltó una carcajada suave, dejando el trapo a un lado.

—Soy increíble siendo tu amiga—respondió, haciéndose la humilde—. De algo me tenía que servir haber dejado la medicina. Ahora soy una experta en la psicología romántica.

Levanté una ceja, fingiendo sorpresa.

—¿Psicología romántica? Vaya, y yo que creía que lo tuyo era ser cínica y desalmada.

Ambos nos reímos con el sonido de nuestras risas rebotando en las paredes de la panadería vacía. Era un momento de paz, una pausa antes de que el día llegara a su fin.

El reloj marcaba las 5:30 PM, y como siempre, yo estaba a punto de comenzar a cerrar la panadería. Pero justo cuando estaba por tomar la caja de panes para guardarlos, mi teléfono vibró en el bolsillo de mi delantal. Al sacar el móvil, el nombre de Satoru apareció en la pantalla, seguido por un mensaje:

📱Hey, Suguru. Me preguntaba si podrías pasarte por mi ensayo esta tarde. Hay algo importante que me gustaría decirte, pero prefiero contártelo cuando esté más desocupado ♥️

Sentí un escalofrío recorrerme la espalda al leer el mensaje, mi corazón comenzó a latir con fuerza. Satoru comenzaba a usar ese tonto emoji más de lo normal que hacía sentirme ¿Querido? Dios...  Su corazón  rojo hacia que yo sonriera tontamente.

—¿Quién es? —preguntó Shoko, curioseando desde su rincón.

No podia evitar sonreír mientras respondía el mensaje.

—Es...  ¡Agh! ¿De verdad  te importa tanto? Solo es Satoru quiere que pase a su ensayo.

Shoko silbó, arqueando una ceja con evidente burla.

—Bueno todo el tiempo tienes esa cara de 1diota y me hace sentir que debo curiosear y burlarme de ti aparte eso suena bastante interesante. ¿Crees que ya viene la confesión? —preguntó, con tono malicioso.

 𝓗𝓪𝓷𝓷𝓪  -  𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐧𝐨𝐭𝐚𝐬 𝐲 𝐬𝐚𝐛𝐨𝐫𝐞𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora