CAPITULO 2

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El rugido de su estómago volvió a sonar, resonando en el oscuro y denso bosque que lo rodeaba. A pesar de haber devorado al jabalí, sentía una hambre insaciable, algo que solo parecía crecer con el paso del tiempo. No era solo físico, también era mental. Estaba ansioso por seguir probando su nueva existencia, por volverse más fuerte, más poderoso.

—*Maldita sea, me siento como si estuviera en uno de esos malditos juegos de supervivencia... sólo que esta vez soy una manticora* —murmuró, refunfuñando mientras caminaba torpemente por el bosque. Sus patas pesadas aplastaban las hojas secas bajo sus garras, el olor de la tierra húmeda llenando sus fosas nasales.

Miró a su alrededor, notando lo poco familiar que era todo. No había ningún tipo de sendero o marca que le indicara dónde estaba o hacia dónde debía ir. El sol apenas se colaba entre las copas de los árboles, dejando el lugar en una penumbra casi constante. Su instinto le decía que buscar un río sería una buena idea. Al menos si encontraba agua, tendría una referencia de orientación y podría saciar su sed.

—*Perfecto... soy una bestia perdida en medio de un bosque. Todo lo que me falta ahora es encontrarme con un grupo de aventureros que quieran convertirme en su próximo trofeo.* —Suspiró con frustración—. *Definitivamente no es una buena idea acercarse a los humanos.*

Había visto suficientes historias de monstruos siendo cazados por aventureros como para saber que, si se encontraba con humanos, sería asesinado sin pensarlo dos veces. En especial en este mundo, que parecía sacado de uno de esos videojuegos de rol medievales que solía jugar. "Me van a matar al instante", pensó, "y eso si no me convierten en una alfombra."

Con esa idea en mente, decidió que lo mejor era mantenerse alejado de cualquier asentamiento o civilización humana. Si sobrevivir como manticora era su nuevo objetivo, necesitaría fortalecer su cuerpo y habilidades lo más rápido posible. Sabía que atacar y devorar criaturas más poderosas que él lo haría más fuerte, gracias a su *Evolución Asimilativa*, pero debía ser cauteloso. Después de todo, aún era un nivel 1.

Mientras caminaba, el sonido de agua corriendo llegó a sus oídos. No estaba muy lejos. Aceleró el paso, sus pesadas garras moviéndose con más confianza. Después de unos minutos de avanzar por entre los árboles, llegó a la orilla de un pequeño río. El agua clara corría suavemente sobre las piedras, reflejando la luz que se colaba entre las ramas. Se inclinó hacia adelante, usando su lengua áspera para beber profundamente. El agua fresca calmó su sed al instante.

—*Al menos esto es un poco mejor* —murmuró, relajándose por primera vez desde que había llegado a este maldito bosque.

Sin embargo, su paz no duró mucho. Un ruido entre los árboles lo alertó, haciendo que levantara la cabeza de golpe, su cuerpo tenso. Aguzó sus oídos, intentando localizar la fuente del sonido. Algo se movía entre los arbustos. Podía oír el crujido de las ramas secas bajo los pies de lo que parecía ser un grupo de criaturas.

Cuando los vio, su primer pensamiento fue de asombro y, en cierta manera, emoción. Delante de él, un grupo de pequeños seres verdes apareció entre los árboles. Eran goblins, cinco en total, todos vestidos con armaduras mal hechas, sosteniendo armas oxidadas y toscas. Eran exactamente como los goblins de los mangas que solía leer, como *Goblin Slayer*.

—*¡Vaya! Esto es como un maldito crossover entre un juego y un manga...* —pensó con una sonrisa irónica.

Estos goblins no se veían particularmente peligrosos, pero tenían esa típica apariencia repulsiva y cobarde que tanto caracterizaba a la raza en cualquier historia de fantasía. A pesar de que sólo había peleado contra un jabalí antes, la perspectiva de luchar contra ellos le emocionaba. Además, ahora entendía que devorar a los enemigos lo haría más fuerte. ¿Qué mejor manera de probar esa teoría que con un grupo de goblins de bajo nivel?

esa vez que reencarne en una manticora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora