El título que adquirió tras derrotar al **Gran Ursus Carmesí** fue **"Coloso Asesino de Bestias"**. Este título es otorgado a aquellos que han vencido a una bestia de nivel superior, en este caso, una criatura del calibre del Gran Ursus.
**Efectos del título**:
1. **Incremento de Fuerza y Resistencia**: Otorga un aumento pasivo del 20% en fuerza y resistencia física al enfrentarse a criaturas de mayor tamaño o bestias monstruosas, lo que permite a su portador mantener una ventaja significativa en combates contra oponentes más grandes.
2. **Aura de Dominio Bestial**: Emite una presencia intimidante hacia cualquier criatura salvaje en un radio de hasta 3 kilómetros, lo que hace que las bestias menores lo eviten por miedo, mientras que aquellas de nivel superior lo perciban como un oponente digno y posiblemente lo desafíen.3. **Afinidad con el Fuego**: Al haber absorbido las habilidades del Gran Ursus Carmesí, el portador obtiene una resistencia básica al fuego y la capacidad de lanzar ataques ígneos menores.
Pov humanos
En la ciudad de **Graybridge**, ubicada a unos cuantos kilómetros del bosque que hacía frontera con el territorio salvaje, una atmósfera de tensión se respiraba en todos los rincones. Las calles estaban repletas de rumores sobre ataques de goblins, criaturas que normalmente se mantenían ocultas en lo profundo del bosque. Sin embargo, en las últimas semanas, hordas de goblins habían empezado a invadir granjas y pueblos cercanos, causando una oleada de pánico que nadie en la ciudad estaba preparado para enfrentar.
En la sede del **Gremio de Aventureros**, los gritos y quejas no paraban de llegar. El jefe del gremio, **Harold**, un hombre grande y rudo con una barba espesa y un semblante eternamente malhumorado, estaba al borde de la desesperación. A su lado, el noble a cargo de la ciudad, el **Barón Leopold**, no era de gran ayuda. Con su barriga prominente y su siempre presente copa de vino, Leopold parecía más interesado en quejarse que en ofrecer soluciones.
—¡Harold! —gritó el barón, mientras agitaba su copa de vino—. ¡No puedo creer que estés permitiendo que unos simples goblins nos hagan ver como idiotas! ¡Son goblins, por el amor de los dioses!
Harold, frotándose las sienes como si fuera lo único que le impedía arrancarse el cabello, gruñó en respuesta.
—¿Y qué quieres que haga? ¿Acaso quieres que salga yo personalmente a patear a cada maldito goblin en el culo? ¡Porque si eso es lo que esperas, necesitaré un barril de cerveza antes siquiera de pensarlo!
Leopold resopló, ignorando el tono sarcástico del jefe del gremio.
—Lo que te estoy diciendo es que pongas a esos holgazanes que llamas aventureros a trabajar. ¡Si no controlamos esto pronto, los aldeanos van a exigir mi cabeza!
Harold dejó caer su puño sobre la mesa, haciendo temblar las tazas y papeles que cubrían el escritorio.
—¡Ya he mandado a los aventureros más de una docena de veces! Pero cada vez que llegan al bosque, los goblins huyen como ratas de un barco en llamas. ¡Es como si algo los estuviera espantando de ahí! Algo grande, más grande que ellos... y no me extrañaría que sea algo que nos va a dar muchos más problemas.
Leopold, con su típico aire de superioridad, soltó una risotada nerviosa.
—Bah, estás exagerando. Los goblins son cobardes por naturaleza. Seguro que solo han visto algún lobo grande o un oso. No hay nada que no podamos manejar con suficientes espadas y arcos.
Pero Harold no estaba convencido. Sabía que los goblins no huían sin razón. Algo estaba ocurriendo en el bosque, algo que los aventureros del gremio aún no habían logrado identificar.
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esa vez que reencarne en una manticora
Fantasyun mal día para salir de lleva a un trágico destino