Murat vive solo en Estambul, donde trabaja como policía a la espera de una nueva pareja, ya que la anterior había sido cruelmente torturada y asesinada.
Cada vez que va a Capadocia a visitar a su padre, Murat se refugia en su cueva para mantener sus...
Murat, sin apartar los ojos de la boca de Dafne, le hace señas para que se vaya.
- Vámonos de aquí.
- ¿Adónde vamos?
- ¿A casa o prefieres un hotel?
- Prefiero ir a casa.
Dafne sabía todos los riesgos que corría, después de todo, conocía la reputación de Murat como Mr Wrong, pero aun así estaba dispuesta a entregarse a aquel hombre guapo y atractivo que había conocido en Capadocia.
Esta era la segunda vez que Murat le daba una oportunidad a su corazón y estaba dispuesto a hacer de Dafne algo más que una simple compañera.
La puerta del ascensor se abrió y el corazón de Dafne se aceleró, sabiendo que en pocos minutos estaría haciendo el amor con el hombre que sabía que la había deseado desde el primer momento en que lo vio.
Sin dejar de besarla, Murat se quita la camisa y Dafne se inclina para volverlo aún más loco con el roce de sus labios en su pene.
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- Métetelo todo en la boca.
El enorme órgano de Murat no se interpone en el sexo oral que Dafne está dispuesta a hacerle.
Con su miembro en las manos, Dafne se lo introduce casi hasta la garganta, chupándolo al mismo tiempo que se masturba.
Dafne no era una virgen inexperta y sabía exactamente qué hacer para satisfacer a un hombre.
Abrumado por la excitación, Murat no la deja continuar, evitando una eyaculación precoz.
- Mi turno.
Murat baja las bragas de Dafne, lame y mordisquea su clítoris, que tampoco es muy pequeño.
Las lamidas y mordisqueos provocan un placer inconmensurable en Dafne, que se agarra al cabecero, tirando su cuerpo hacia atrás.
- No vas a huir, Dafne.
- No, no lo haré.
Dafne se entrega aún más a esa maravillosa sensación y, al ver que ha llegado al orgasmo con su lengua, Murat no escatima esfuerzos y empuja dentro de ella, haciéndola gemir esta vez con fuerza.
- Oh Murat.
- Ven para mí, Dafne.
- Todavía no, Sr. Equivocado.
Queriendo tomar el control de la situación, Dafne cambia rápidamente de posición y se pone encima de Murat.
- Siéntate sobre él, princesa.
- Te voy a volver loco Murat.
Tras decir esto, Dafne empieza a saltar sobre la polla de Murat, que enloquece al ver sus hermosos pechos firmes que le hacen gemir como un loco.
