En el puesto, Murat reconoce al mismo hombre que participó en el atraco al banco central turco, donde se robaron diamantes por valor de 100 millones de dólares.
- No me lo creo, es demasiada suerte.
- ¿Qué es lo que no te crees, Murat?
Un policía le entregó el megáfono a Murat.
- Pronto lo sabrás.
- Puedes sacar a la policía de aquí o prenderemos fuego a esta comisaría.
- Estás rodeado y si quieres salir vivo de aquí, ríndete ahora.
- No quiero ir a la cárcel.
- ¿Cuántos son?
pregunta Murat a un policía que está a su lado.
- Había seis tenientes, pero a uno le dispararon y fue al hospital.
- ¿Podemos atacar por la espalda, teniente Murat?
- Todavía no. Tienen rehenes, no podemos poner en peligro sus vidas.
- Intentaré una vez más que se rindan.
- De acuerdo, señor.
- Ríndanse ahora y tendrán sus sentencias aligeradas ante el juez, porque lo hicieron por su propia voluntad.
Los bandidos se miran y empiezan a reír.
- ¿Crees que somos un par de idiotas, poli?
- No, sólo os estoy diciendo cuáles son vuestros derechos. Si usáis vuestro ingenio, os daréis cuenta de que es lo mejor que podéis hacer. Entréguense.
- Será mejor que nos entreguemos, Hilal.
- Será mejor que te quedes en tu rincón.
- Estoy de acuerdo con él.
- Yo también. Voy a entregarme, Hilal. Siento lo que hice, tengo una familia que mantener.
El bandido entonces baja el arma.
- No hagas eso, idiota.
- Mira, Murat se está entregando.
Pero pronto se oye el sonido de un disparo, que asusta a Murat y a Dafne.
- ¡Al suelo!
Murat cubre a Dafne con su cuerpo.
- ¡Ay!
Hilal acaba de disparar por la espalda a su cómplice, que estaba a punto de entregarse.
- ¿Te has vuelto loco, Hilal?
- No acepto cobardes a mi lado.
- Tú fuiste el cobarde que le disparó por la espalda.
Estalla una discusión entre los dos y los bandidos acaban bajando la guardia.
- Mire, se están peleando, teniente.
- Aprovechemos este momento y arrestémoslos.
Murat avanza con sus hombres, cargando contra el ladrón, donde estalla una pelea y el arma se dispara de nuevo, esta vez sin alcanzar a nadie.
- Pongámosle las esposas.
Mirando alrededor, Murat no puede encontrar a Dafne.
- Quieto ahí.
- Ah, eres una mujer policía.
- No me subestimes por eso.
- Apuesto a que si no estuvieras armada, no serías capaz de arrestarme.
![](https://img.wattpad.com/cover/375113637-288-k795932.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El señor equivocado y la señora correcta (Spanish)
RomanceMurat vive solo en Estambul, donde trabaja como policía a la espera de una nueva pareja, ya que la anterior había sido cruelmente torturada y asesinada. Cada vez que va a Capadocia a visitar a su padre, Murat se refugia en su cueva para mantener sus...