15- ¿Cómo pasó?

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Una vez que Ruslana se marchó hacia su cita, Martin y Juanjo subieron al coche y comenzaron el trayecto de vuelta al piso de Martin. El ambiente en el coche era relajado, pero con una cierta calma tensa en el aire. Juanjo seguía preocupado por Martin, aunque intentaba no demostrarlo demasiado. Sabía que era importante darle espacio para procesar todo lo que estaba sucediendo, pero al mismo tiempo quería distraerlo, hacer que se sintiera bien, al menos por unas horas.

- Ya se que quiero que hagas

- A ver...sorpréndeme.

- Una pizza...ah, ah, ah, para, no he terminado- Martin frenó a Juanjo que iba a interrumpirle- de masa casera, a mano, que quede esponjosa y crujiente.

- Soy maño no italiano.

- Dijiste que harías lo que dijera chulito...

- Vale...pero necesito un pinche- Juanjo le miró de reojo- y solo estás tú...

Al llegar al apartamento, Martin dejó las llaves sobre la mesa de la entrada y se dirigió hacia la cocina, seguido por Juanjo, que ya parecía mentalmente preparado para su "misión" culinaria.

- Bien, ¿listo para hacer la mejor pizza de tu vida? - preguntó Juanjo, arremangándose la camisa con un gesto exagerado, lo que hizo que Martin soltara una risa breve.

Juanjo en camisa era algo que había hecho que a Martin se le parara un poco el corazón aquella mañana, era en realidad una sobre camisa azul, que llevaba abierta sobre una camiseta básica blanca, pero cortaba la respiración solo verlo, le quedaba como un guante.

- No tengo ni idea de cómo hacer una masa decente, pero te voy a ayudar, lo prometo -respondió Martin, más relajado ahora que estaban de vuelta en casa.

- Perfecto, eso es lo que necesito: motivación - dijo Juanjo, y comenzó a buscar los ingredientes básicos por la cocina- Harina, agua, levadura, aceite de oliva... Aquí tiene que haber todo lo necesario.

Martin se apoyó en la encimera, observando cómo Juanjo tomaba el control de la cocina con una seguridad que lo sorprendía un poco. No era la primera vez que cocinaba, pero había algo en la manera en que Juanjo se movía, en la forma en que sonreía mientras tomaba los utensilios, que le daba una cierta serenidad a Martin. Algo sobre su presencia le hacía sentir que todo estaría bien, al menos por un rato.

Mientras Juanjo comenzaba a medir la harina y la levadura, Martin no pudo evitar provocarlo un poco.

- ¿Y qué pasa si esta masa no queda ni esponjosa ni crujiente? Te lo estoy advirtiendo, soy muy exigente con la pizza.

Juanjo le lanzó una mirada divertida mientras mezclaba los ingredientes en un bol grande.

- Entonces tendremos que repetir hasta que quede perfecta - respondió con una sonrisa juguetona- No me rindo fácilmente, así que prepárate para comer pizza hasta que logremos la combinación perfecta.

Martin rió de nuevo, sorprendido de lo fácil que era olvidarse de sus problemas cuando estaba con Juanjo. Pero esa facilidad también lo hacía sentir extraño. No podía evitar preguntarse por qué se sentía tan cómodo con él, y por qué empezaba a mirarlo de una manera diferente. La confusión se mezclaba con el alivio de sentirse en un ambiente seguro, pero la sombra de Hugo aún se cernía sobre él, dificultando que pudiera disfrutar del todo.

- ¿Por qué no te encargas de amasar la masa? - sugirió Juanjo, empujando el bol hacia Martin- Así puedo centrarme en preparar los ingredientes para el relleno. Solo asegúrate de no estropearla.

Luz en mi oscuridad (JUANTIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora