14- Wrecking Ball

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El sol apenas empezaba a filtrarse a través de las cortinas cuando Juanjo despertó, todavía sintiendo el cansancio acumulado de la noche anterior. Estiró el cuerpo lentamente, sintiendo los músculos tensos por el estrés y el agotamiento emocional. No era solo por la actuación improvisada en Destello, sino por lo que había sucedido después con Martin. El recuerdo de aquella escena en el callejón detrás de la discoteca todavía le pesaba. Ver a Martin desmoronarse, presa de una ansiedad abrumadora, había encendido en Juanjo una mezcla de preocupación y urgencia que aún no había logrado disipar por completo.

Miró el reloj. Aún era temprano, pero necesitaba comprobar cómo estaba Martin. Se levantó de la cama con cuidado, tratando de no hacer ruido mientras cruzaba el pasillo en dirección a la habitación de invitados, donde sabía que tanto Martin como Ruslana habían pasado la noche. Les había obligado a quedarse, ya que le preocupaba el estado animico de ambos hermanos en aquel momento y las horas que eran de la madrugada cuando empezaron a dar cabezadas en el sofá.

Se detuvo frente a la puerta cerrada, sintiendo una leve duda. ¿Estarían dormidos aún? Sabía que el descanso era importante para Martin, sobre todo después de todo lo que había pasado, pero la preocupación lo empujaba a cerciorarse de que su amigo estaba bien.

Antes de poder decidir si tocar o no, la puerta se abrió ligeramente, revelando a Ruslana, que también parecía haberse despertado temprano. Llevaba puesto un pijama prestado de Juanjo y su rostro mostraba signos de cansancio, pero sus ojos reflejaban la misma inquietud que él sentía.

- ¿Cómo estás? - preguntó ella en voz baja, saliendo al pasillo para no despertar a Martin- No he podido dormir mucho.

- Yo tampoco - confesó Juanjo, cruzándose de brazos, mirando de reojo la puerta cerrada tras ella- ¿Cómo está Martin?

Ruslana suspiró, apartando un mechón de cabello detrás de la oreja.

- Se quedó dormido bastante tarde. Al principio no paraba de moverse, pero al final parece que se tranquilizó. Está agotado... pero no creo que sea solo físico. Lo que le pasó anoche fue... - hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas- Fue demasiado para él. Ha estado escondiendo ese pesar todo este tiempo, me lo ha escondido incluso a mí.

- Sí, lo vi -respondió Juanjo, recordando el rostro desencajado de Martin mientras luchaba por respirar en el callejón, la desesperación en su voz cuando le pidió que lo sacara de allí. Se quedó en silencio un momento antes de añadir- En el callejón...estaba como en otro mundo paralelo, hasta que no terminó de desahogarse no se dio cuenta de que yo estaba allí, parecía avergonzado.

- Pero estaba bien, ¿por qué le vino la ansiedad?

- Lo vi hablando con Samuel, después de la actuación, le cambió el gesto- Juanjo recordaba aquella mirada sería y perdida mientras hablaba con el bailarin.

- ¿No oíste de que hablaban?

- Lo siento Rus, no estaba atento a ellos- Juanjo miró como Ruslana se retorcía los dedos, había visto aquel gesto en Martin con anterioridad, le hizo sonreír, al ver que tenían las mismas manías- Necesita ayuda. No podemos dejar que siga así. Y creo que nosotros no podemos hacer mucho más que estar a su lado.

Ruslana asintió, claramente de acuerdo. Sabía que el problema de su hermano con la ansiedad y el miedo relacionado con Hugo iba más allá de lo que podían manejar ellos solos. Había llegado el momento de buscar ayuda profesional.

Luz en mi oscuridad (JUANTIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora