Final

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Ya era el día, el gran día del desfile. La atmósfera detrás del escenario era electrizante, llena de nervios y emoción. El personal encargado del vestuario se movía de un lado a otro, ajustando los últimos detalles en los trajes deslumbrantes que pronto llevarían los modelos. Atsushi corría con una energía frenética, asegurándose de que cada atuendo estuviera perfecto y que todos los modelos tuvieran lo que necesitaban. Su corazón latía con fuerza; no quería que ningún error arruinara el arduo trabajo de todos.

Mientras tanto, Nikolai estaba al borde del colapso. Se sentaba en su camerino, su rostro pálido y sus manos temblorosas. Los otros modelos intentaban calmarlo, pero sus palabras parecían perderse en su mente agitada.

-Señor Nikolai, por favor, cálmese. No queremos que se desmaye -dijo Sigma, su voz llena de preocupación mientras se acercaba a él con una botella de agua.

Nikolai respiraba rápidamente, cada inhalación era más difícil que la anterior. Justo cuando parecía que iba a perder la consciencia, la puerta de su camerino se abrió de repente. Todos los modelos giraron la cabeza al unísono y sus miradas se iluminaron al ver a Fyodor entrar con una expresión decidida.

Fyodor ya conocía bien la situación; después de todo, era su novio y sabía exactamente cómo lidiar con esos momentos de ansiedad. Con una firmeza suave, pidió a los demás que se retiraran para dejarlo a solas con Nikolai. Una vez solos, Fyodor se agachó para estar a la altura del rostro asustado de su amado.

-Vamos, Nikolai -dijo con voz suave-. Has estado ensayando todos los días. Entiendo que estés preocupado, pero intenta relajarte; estar nervioso no te ayudará en nada.

Le dio una sonrisa tranquilizadora, y aunque Nikolai aún respiraba rápido, su mirada se suavizó un poco al ver esa expresión cálida en el rostro de Fyodor.

-Me... ¿Me puedes dar tu mano? Por favor... -susurró Nikolai, sintiendo la necesidad de ese contacto reconfortante.

Fyodor sonrió dulcemente y extendió su mano libre hacia él. Al tomarla, Nikolai sintió el cálido abrazo del calor humano que emanaba de Fyodor. Inhaló profundamente y exhaló varias veces mientras el azabache acariciaba suavemente su espalda.

-Gracias... Dos-kun -murmuró Nikolai cuando finalmente logró calmarse un poco y sonreír levemente.

Estuvieron así unos minutos; Fyodor se dedicó por completo a relajar a su amado hasta que el pánico comenzó a desvanecerse. Sin embargo, el momento fue interrumpido por una mujer de cabello largo y castaño que apareció en la puerta del camerino.

-Fyodor-kun, necesitamos que salgas. Vamos a empezar a ayudar a Nikolai-kun con su vestuario y peinado -anunció con una mezcla de urgencia y amabilidad.

Fyodor miró a la mujer con un semblante serio y algo molesto por tener que interrumpir ese momento íntimo. Pero al ver cómo Nikolai le sonreía con agradecimiento y tranquilidad renovada, decidió dejarlo estar por un momento más.

-Está bien -respondió finalmente-. Tómalo con calma.

Se levantó y le dio un suave beso en la frente a Nikolai antes de retirarse del camerino.

-Lo vas a hacer genial, te lo aseguro -le dijo antes de salir.

Nikolai observó su reflejo en el espejo; ahora había determinación brillando en sus ojos. Respiró hondo una vez más y se enderezó en su lugar.

-Empecemos con el show -declaró con una sonrisa renovada.

La mujer castaña sonrió al ver esa chispa de confianza en él; estaban listos para darlo todo en esa pasarela.

Atsushi se encontraba dándole unos toques finales a uno de los trajes de los modelos, sintiendo la presión del inminente desfile que se avecinaba. Cada puntada, cada ajuste, parecía tener un peso extra en sus hombros. De repente, sintió una mano cálida posarse en su hombro. Al girar su mirada, se encontró con Dazai, quien sostenía una botella de agua en su otra mano y le sonreía con esa expresión que siempre lograba calmarlo.

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