Das ende

84 12 13
                                    

El desayuno había transcurrió con tranquilidad, al parecer Chiyoh no los había escuchado pues no había hecho algún comentario. Fue en el momento en que Will se acerco para despedirse que ella lo detuvo y le abrió ligeramente el cuello de la camisa descubriendo las marcas.

-Vaya ¿Qué es eso?.- Dijo riendo.

-Na.. nada.- Dijo nervioso.

-Hannibal y tú son unos traviesos, se aprovecharon de que me tome un té para poder dormir bien.

-¿Qué sucede?.- Decía Hannibal quien estaba saliendo del pequeño estudio.

-Ya vi que anoche hicieron de todo menos dormir.

-Las noches son largas mi estimada Chiyoh y mi Will irresistible.-Decía Hannibal satisfecho.

-¡Hannibal!

-¡Ay Will!. No me sorprende escuchar eso, lo que me sorprende es que se hayan esperado tanto.

-Eso es porque él me trata como si fuera de porcelana pero no lo soy.- Dijo Will.- En fin, me voy a trabajar.

-Permíteme llevarte. De ahí iré a mi consultorio.

-Esta bien.

-No se vayan a desviar o andar de inmorales ya sea en el consultorio o en los separos.

Dijo Chiyoh riendo antes de subir a su habitación sin darles tiempo a Hannibal y Will de replicar.

-¿Te duele algo?.- Preguntó el mayor arreglandole le camisa y el suéter que lleva puesto.

-Por onceava vez en la mañana, no. Es cierto que mi cadera esta sensible pero estoy bien.

-Me alegra.

Le dio un beso en la frente tomando su cintura para acercarlo y besar su cuello, pudo ver las marcas que le había dejado la noche anterior y beso casa una de ellas.

-Si sigues así no voy a querer ir a trabajar, me van a despedir y será tu culpa.

Beso los labios de Hannibal, le encantaba lo suave y delgados que eran, finalizado el beso ambos salieron. Como le había dicho lo llevo hasta Quantico y de ahí se dirigió a su consultorio, Will le dijo que iría por él en la tarde.

Había bastante trabajo entre casos menores y el de Robert, el cual era el que tenía alarmado a todo el mundo, por un momento Bev y Will perdieron la noción del tiempo y no la recuperaron hasta que al ver por la ventana notaron que el sol se estaba ocultando.

Will se despidió de Bev y fue directo al consultorio de Hannibal, le sorprendió ver el edificio con las luces apagadas, si ya había salido ¿Por qué no había ido por él o llamado a Quantico para avisarle? Al ingresar notó que la puerta del consultorio se encontraba entreabierta.
Cuando entró sintió como se empezaba a marear, el miedo lo comenzó a embargar, era una auténtica escena de terror, los muebles estaban rotos, el escritorio estaba volteado la lámpara en el piso hecha añicos y el diván estaba totalmente rasgado con manchas de sangre.

-¡¡¡Hannibal!!!

Nadie contestó Will estaba a punto salir cuando él teléfono sonó, lo buscó y vio que raramente a pesar de la situación de los demás muebles este estaba colocado de manera cuidadosa en el piso, se apresuró a contestarlo.

-¡¿Hannibal?!

-Robert, Will. Soy Robert.

-¡¿DÓNDE ESTÁ?! Te juro que si lo lastimas...

-¿Me vas a matar? ¡Ay, por favor! Eso lo he escuchado tantas veces.

-¿Dónde está?

-Podría torturarte y no decírtelo hasta mañana pero admito que ansío ver tu cara así que solo te diré un pequeño acertijo.

Amorem: El día que vuelvasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora