-¡¿Q-qué?!.- no pude evitar sorprenderme.- ¿De qué estas hablando, Eric?, eso es completamente absur....-volvió a interrumpirme.
-Calista, deja de fingir, yo se perfectamente que yo te gustaba...y tal vez te sigo gustan...
-¡Cállate!.- esta vez lo interrumpí yo.- Nunca me has gustado, no me gustaste de e-esa forma. Yo s-solo...-sentí que las lágrimas venían.-...solo déjame en paz.- salí corriendo de ahí.
-¡Espera, Calista! ¡Tengo algo importante que decirte.- gritó Eric, pero claro que no me iba a detener. Cada vez este día estaba peor, ahora ya nada podría empeorar.
-Que hay rarita.- Oh sí, si podría empeorar. Ok, debo aprender a callarme. Era mi peor enemiga, Angélica. La odiaba mucho, por causa de ella había perdido a mi mejor amigo y al chico que me gustaba Anthony, aunque yo pude tener en parte culpa de perderlo pero ella se metió conmigo.
-Que hay estúpida.
-Cuidadito zorra, fíjate con quien estas hablando porque yo puedo...
- Pues la zorra aquí no soy yo, más bien eres tú al andar de cama en cama como si tu vida dependiera de ello.- eso la desconcertó así que seguí.- Mira pedazo de estúpida, ahora no estoy de humor y ni tengo tiempo para tus amenazas, así que vete a decirle todo eso a otra, que como sigas diciendome algo ahorita.- estaba realmente enojada.- juro que como yo me enoje más, arde Troya.- me dí media vuelta y me fuí. Si no estuviera algo deprimida, de seguro me felicitaría a mi misma por haberla dejado con las palabras en la boca.
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- Ah...joderrrr con Eric...¿Por qué diría algo así?.- Ahora que lo pienso, Eric dijo que me tenía que decir algo importante. Algo importante que decirme...pues no se me ocurre nada. ¿Y cómo diablos se supone que lo veré mañana?. Me recosté en mi cama viendo al techo perdiéndome en mis pensamientos hasta quedarme dormida.
Al siguiente día, tenía miedo de verlo, no sé cómo verlo a la cara. Hombre, si al señorito no se le hubiera ocurrido decirme eso ayer, no hubiera estado hecha tan mierda ayer. No me fijé y choqué con alguien.
-Oh....disculpa.- dije tratando de recobrar el equilibrio.
-Disculpa aceptada, princesa.- Ay no, no, no, ¡NO! ¡Me carga la chingada!. Debo de fijarme más para dónde voy y debo dejar de chocar con la gente.
- Eh....este....yo...eh.- balbuceé.
-Buenos días, Calis.- Y como siempre me iba a besar en la mejilla.
-¡N-NO!.- grité empujándolo.- No me trates como a todas. ¡No quiero nada de ti!, ¡eres un malnacido, todas mías que me confunde!- grité con los ojos cerrados y mis brazos poniendo distancia entre ambos.
Cuando me dí cuenta de lo que había gritado, me arrepentí. ¡Dios mío!.- No, yo eh....no quise decir....
-Esta bien...ya entendí, Calista.- Joder, solo me llamaba por mi nombre completo cuando yo hacía algo imprudente o estaba enojado.- Me voy.- y sin más se fué. Me sentí la persona más horrible, le grité cosas que no eran y suerte que me dí cuenta de lo que estaba gritando que si no ¡Uf!
arde Troya.-E-Eric, espera yo...-me detuve al ver que Eric estaba cargando a una chica y esa chica se le insinuaba. Me di la vuelta y me fuí.
-Calis...deberías de hablar con él.
-Lo sé pero cada vez que quiero hablar con él, alguien llega y nos interrumpe o si no él me ignora, y no es para menos que me ignore si yo lo traté así.....¡Pero es que el muy maldito confunde!.- En ese momento, Eric pasaba solo con una bolsa de papas en una mano. Rebe me empujó para que le hablara. Tomé aire y me encaminé hacia él.
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Del odio al amor hay un solo paso.
ChickLit¡Hola! Mi nombre es Calista, un nombre raro lo sé pero que tiene un lindo significado. Tengo 16 años y apenas voy entrando en preparatoria. Mi vida da un giro brusco cuando aparece él, me refiero a Eric James, 17 años, cabello rubio, ojos azules con...