Un día inolvidable.

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Pov Eric.

Acababa de despertar, hoy era un día por delante. Saqué la mano de debajo de las sábanas tanteando en mi mueble buscando mi celular hasta que lo encontré después de tirar varias cosas. Lo llevé debajo de las sábanas y lo encendí. Sonreí al encenderlo, tenía una imagen de una pequeña morena sonriendo completamente sonrojada como fondo de pantalla. Recuerdo cuando le tomé esa foto, ella estaba en mi casa, estábamos saliendo de mi casa y la tomé desprevenida y le tomé aquella foto cuando le dije algo que fue vergonzoso para ella, sip, era fácil sonrojarla lo cual me encantaba. Comencé a escribirle un mensaje a la morenita que me traía loco.

Buenos días mi pequeña morenita! - Su contestación no tardó en llegar.

Buenos días mi grandullón rubito!.- Me hizo sonreír ese simple mensaje.

De buen humor, pequeña?, acaso soñaste conmigo?.

Siii, claaroooo, engreído!.

Bueno, al menos uno de los dos soñó con el otro, y fue fantástico.- Me imaginaba que se sonrojaría mucho con aquel mensaje por lo cual sonreí de oreja a oreja.

Yo no dije que no soñé contigo.- Eso me hizo reír.

Pequeña viciosilla, que soñaste conmigo?.- no llegó la respuesta por lo cual reí más.- Me tendrás que decir, te estaré persiguiendo hasta que me lo digas.

No llegó respuesta, de seguro fue algo pervertido, reí más y sonó el timbre de la puerta. Era sábado así que no sabía quien era me levante algo dormido aún, prefería estar acostado en cama hablando con mi pequeña morenita. Pero algo mucho mejor pasó, abrí la puerta y me encontré con la nombrada. Estaba completamente sonrojada al verme y por cómo movía sus manos estaba nerviosa, sonreí y la atraje hacia mi metiéndola en mi casa.

- Viciosilla.- Susurré en su oído al mismo tiempo que le mordía el lóbulo.

- N-No hagas eso...- La estaba distrayendo y eso era bueno, adoraba como apenas podía formar oraciones coherentes cuando la besaba en alguna parte de su cuerpo.- S-sólo vine para ver cómo estabas así que ya me voy.- dijo ella separándose.

- Claro que no, viniste por otra cosa, ¿qué pasa?- Ella negó con la cabeza e intentó despedirse.- Calista Vincent.- dije en forma de advertencia.

- ¡Ya vas a usar mi nombre completo!, no es bueno cuando me llamas así, recuerdo que...

- Calista, no me cambies de tema, te conozco bien dime, ¿qué pasa?.- dije algo preocupado, ella desvió la mirada roja completamente.

- Sólo uh..., quería estar contigo que te llegué de imprevisto y no se me puse nerviosa.- eso me sorprendió por completo.- ¡Tú me pones nerviosa, joder!.- dijo al ver mi expresión. Sonreí de oreja a oreja, la tomé en mis brazos y la besé como si no hubiera un mañana. Adoraba a esta chica, siempre sorprendiéndome.

- Tan solo me hubieras dicho y yo mismo voy a tu casa y te traigo aquí.- Ella sonrió y la volví a besar.- Vamos a mi habitación, aún estoy algo dormido y si tu estas conmigo voy a descansar muy bien.- Dije haciendo que se sonrojara.

- Vale vamos, yo también quiero dormir otro poco.- Sin más la tome en brazos y fuimos a mi habitación. Ella comenzó a desvestirse algo sonrojada y no pude apartar mi mirada de ella. Ella lo notó así que tomó una de las sábanas de mi cama y se tapó lo más rápido que pudo metiéndose en mi cama. Solté una carcajada y me metí debajo de las cómodas y suaves sábanas. Mire hacia Calis, estaba de espaldas, sonreí y rodeé su cinturita con mis brazos atrayéndola hacia mi. Sentí cómo se estremecia pero se dejaba atraer hacia mi. Una vez que la tuve pegada a mi pecho besé su coronilla y comencé a masajear su cabeza, sabía que ella adoraba eso y cuando sentí que estaba distraída la volteé para que me mirara y antes de que ella pudiera siquiera verme a los ojos, la besé. Me sentía el hombre más afortunado por tenerla en mi cama y poder besarla. Y pensar que nos conocimos en un autobús la mañana del primer día de clases, cuando la vi casi comiéndome con la mirada con su café en manos y sus audífonos y luego comenzó a odiarme. Sonreí mientras la besaba.

- ¿Por qué sonríes?.- Preguntó ella algo aturdida cuando nos separamos. Mi sonrisa creció.

- Por nada en realidad, sólo recordé cuando una chica morenita me estaba comiendo en la parada del autobús el primer día de clases. ¿No la conoces?, llevaba un café en manos, lo más probable es que fuera de vainilla, ya sabes, a ella le encanta la vainilla.

- Déjame ver, no me suena esa chica pero, debe ser encantadora, debe ser toda una lindura y si le encanta la vainilla pues ya me ha caído súper.- Dijo haciendo que riera.

- Sabes, a esa chica me encantaría hacerle el amor ahorita mismo.- Dije mirándola a los ojos. Ella se sonrojó y desvió la mirada, le iba a decir que era broma cuando se subió encima de mi y comenzó a besarme. La agarré de su cuello y espalda para poder besarla mejor y le di la vuelta quedando encima de ella. Esa sería una larga y feliz mañana.


Después de dos rondas, desayunamos felices y tranquilos. Decidimos quedarnos en la casa y comenzamos a ver películas de terror, sabía que a ella le gustaban pero también llegaba un momento a saltar del asiento, me divertía verla hacer eso así que me acurruqué con ella. Ella recibió mensajes del nada más y nada menos que ¨Jeff¨, odiaba a ese chico, con el sólo hecho de robarme a mi chica él haría cualquier cosa empezando por hablar con ella. Decidí no decir nada si no, arruinaría el perfecto día que estábamos pasando así que lo ignoré con todas mis fuerzas. No pude obviar esos mensajes del todo así que comencé a besarla distrayendola de su celular.

- Estamos a punto de acabar la preparatoria.- Dijo de repente.

- Lo sé.- Dije sin saber a dónde iba.

- ¿Qué vamos a hacer?.- Me senté en el sillón teniendola aún en brazos, mirándola confundido.

- ¿A que te refieres?.- Ella resopló.

- Me refiero a que vamos a hacer con lo nuestro. Tu y yo hemos escogido diferentes carreras, y nos veremos poco tiempo, y no faltan las personas que querrán arruinar lo nuestro y...- la callé con un beso.

- Como dices tu. Punto número uno.- ella sonrió ante eso.- No me importa si escogimos carreras diferentes, siempre buscaré un tiempo libre para vernos o si no, iré a tu casa aunque sean altas horas de la noche.- ella me miró algo aliviada.- Punto número dos: Yo te amo, tú me amas con eso derrotamos a todos, pequeña. Si alguien arruina lo nuestro yo me encargo y si nos separamos yo no dejaré que te vayas tan fácil, si es necesario yo me arrastraría y te pediría perdón todos los días a cada segundo del día y...- No me dejó continuar, ella se abalanzó sobre mi haciendo que perdiera el equilibrio y cayéramos en el sillón besándome.

- Eres el mejor, ¿lo sabías?.

- Claro que sí.- ella rodó los ojos y yo reí.

- Te amo, y no me pidas perdón a cada segundo del día, sería molesto, amor.- Reí y la besé.

- Voy a estar contigo siempre y te amaré a cada segundo.- Dije completamente emocionado.

- Ahora y para siempre.- Dijo ella sonriendo.- Espera, ahora que recuerdo...

- ¿Qué pasa?.- Dije algo incómodo.

- Tenías razón.

- ¿Con qué?.

- Del odio al amor hay un solo paso.- Dijo ella viéndome a los ojos. Esa frase tan significativa para nosotros. Sonreí y dije antes de besarla.

- Un solo paso, cariño.


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Hola!!! Les quiero avisar que esta historia esta por terminar, creo que solo un capitulo o dos, la verdad no se. Y aún no sé si habrá continuación o estaba pensando escribir otra historia pero con Rebecca como prota!! Dejenme sus comentarios de que les gustaría y gracias por todo!!

Besos
- Clau.








Del odio al amor hay un solo paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora