Una apuesta.

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Increíble, ¿De verdad este güey puede dormir durante toda la maldita clase? ¡Tiene suerte de no roncar!. Ya que importa. Comencé a recortar algunas hojas que nos pidió el profesor, este tipo estaba plácidamente descansando sobre sus brazos ¡genial! ¿cómo es que aún el profe no lo despierta siendo que hasta el muy maldito tiene ojos en la espalda? bueno ya no importa. Estiré mi brazo para agarrar las hojas ya recortadas y guau ¡no estaban!. Me puse como loca a buscarlos, ¡genial! me entraría el nervio solo por unas hojas eso es perfecto, levanté mis cuadernos y nada, volteé a ver al tipo buenazo de mi lado, de seguro él las tiene, con el fin de hacerme enojar o burlarse de mi, él haría eso, mi furia subió de golpe, tomé aire y decidida estiré mi brazo para llamar su atención tocando su espalda.

-¡Hey! tú, eh.....guaperas, oye  ¿no has visto mis......-volteó a verme con una intensa mirada, me perdí en sus ojos azules al mismo tiempo que deseaba morder esos labios.-.......hojas?.- terminé de balbucear.

-Lo siento preciosa pero no, no las he visto.- se me quedó viendo por un momento.- Tal vez se hayan caído, ¿ ya revisaste abajo?.

-No, no he revisado.- de alguna manera los dos estábamos siendo corteses. Se agachó y como por arte de magia, sacó mis hojas, al parecer estaban debajo de mí, por un momento me avergoncé por haber pensado que él las habría robado.

-Estaban debajo de ti.- soltó una risita que hizo que me sonrojara por lo idiota que fui.- Deberías fijarte princesa.

-No, yo...lo siento, yo eh....- ni podría armar una sola oración ¡Diosss! que vergonzoso.

Él soltó una risa encantadora.

-Tranquila aún así, si no las hubiera encontrado te habría dado las mías.- Dijo enseñándome muchas hojas terminadas, <<Oh, así que no estaba durmiendo>>.

-No podría aceptarlas.- él hizo una cara de confusión y añadí.- ¿Qué tal si me inculpas por haber robado tus hojas?.- él soltó una risotada la cual me encantó.

-Me llamo Eric, un gusto eh.....

-Calista, un gusto.... Eric.

-Entonces Calista, ¿de qué hablábamos?.

-¿Tal vez de mis hojas fugitivas?.- bromeé.

-Correcto.- Dios, los dos estábamos coqueteando y esta bueno este tipo, de verdad me gusta.

Continuamos hablando durante todo el día, era en verdad sencillo hablar con él, ambos bromeábamos y tonteábamos en lo que decíamos. Incluso en la tarde después de la escuela, revisaba mi Facebook y ví que incluso ya me había enviado una solicitud de amistad, ¡pa matalme!.

Los días pasaron y cada vez lo pasaba genial con él.

Un día estaba con otra amiga, Vanessa, nos conocíamos desde secundaria, era una de mis amigas íntimas, pero comenzó a ponerse pesadita después de haber conseguido novio, y más conmigo, solo que intentaba llevarme bien con ella. Platicaba con ella cuando Eric me sorprendió abrazándome por detrás, su olor me llegó y aspire para que no se fuera. Eric se separó de mí justo después de haberme dado un beso en la mejilla y cuando yo iba a decirle una fresca lo ví jugueteando con varias mujeres, ellas estaban encantadas con su presencia y se hacían notar insinuándose con Eric, a él no parecía molestarle en lo absoluto ¡Lo disfrutaba!. Me quedé en shock, claro ahora veo, ese imbécil es un malnacido con todas guau mi primera impresión estaba acertada, todo un gilipollas.

Bien si Eric pensaba que yo iba a caer a sus pies como todas esas las que estaban a su alrededor ahora mismo está equivocado. Ese mismo día a la última hora me senté con Rebe. Mientras ella me platicaba sobre un artículo de algún videojuego que a las dos nos gustaba Eric pasó a mi lado sonriéndome, yo lo ignoré por idiota, al parecer no le agradó porque me llamó pero una chica como siempre se lo llevó.

Del odio al amor hay un solo paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora