Capítulo 13

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9:00 am.

01 de noviembre de 2018.

Apartamento de Ezra Miller.

Queens, distrito de New York. Estados Unidos.

Ya estaba completamente lista para irme y darle las gracias a Ezra por dejarme pasar la noche en su casa, estaba terminando de recoger mis cosas de la mesa de centro que había en la pequeña sala cuando escuché unos pasos dirigirse hacia mi dirección, no pude evitar levantar mi vista, era la pequeña Lily con una linda sonrisa en su boca.

Me quedé quieta esperando que ella llegara a mi dirección, no pude evitar la sorpresa que había en mi rostro, la pequeña hermana de Ezra me estaba dando un abrazo, había pasado sus pequeños brazos por mi cintura, mientras que yo le acariciaba de manera lenta su largo cabello castaño. Es demasiado tierna para estar en este mundo lleno de mierda. Me recordaba a mí a su edad, antes de que todo sucediera, antes de que mi vida cambiará por completo y antes de que dejara de ser esa pequeña niña que creía en los sueños y soñaba con encontrar su príncipe azul como en los cuentos de Disney.

Pero esa niña nunca volvería.

Jamás.

Estuvimos en silencio, hasta que levante mi cara y me fije en el cuerpo de Ezra recostado contra el borde de la puerta de su habitación, se notaba que acababa de bañarse por su cabello aun húmedo. Le sonreí mientras seguí acariciando el cabello de Lily, el me devolvió la sonrisa. Es tan hermosa. ¿Qué diablos estoy pensando? Ya sueno como April, que estupidez. Me separo lentamente de Lily, no puedo evitar sentir una punzada en mi pecho. Se ve tan inocente y desprotegida que siento la necesidad de quedarme con ella, pero sé que eso solo traería problemas si él ha vuelto y estoy consciente y segura de que si ha sido así.

–No te vayas. – Me dice Lily, ¿Cómo es posible que todo lo que he construido incluyendo ese muro para que nadie me vea flaquear y verme sensible sea capaz de derribarlo una niña? No puedo desmoronarme con ella aquí y más con Ezra viéndome. –Tengo que irme. Tengo cosas que hacer Lily. – Le digo con dulzura en mi voz, ella solo asiente sin siquiera decir una palabra.

–Muchas gracias, Ezra, por dejarme pasar la noche aquí con ustedes. – Le digo con toda la sinceridad que puedo expresar en mi voz. Él solo asiente, por Dios, que no se note que ambos son hermanos. Me giro para coger las llaves de mi auto y me dirijo hacia la puerta, sin mirar atrás, pero su voz me detiene. –Te puedes quedar aquí con nosotros cuando quieras. – No puedo evitar sentir un temblor en todo mi cuerpo, no puedo poner a más personas en peligro por mi maldita culpa. –Gracias, en serio. – Le sonrió antes de girar por completo mi cuerpo y salir de su apartamento.

Bajo con calma las escaleras del edificio, no puedo evitar pensar en lo bien que le quedaba la camiseta que traía puesta Ezra. Trato de alejar esos pensamientos, tengo que concentrarme en cómo volveré a alejarme de él, ya tengo toda mi vida hecha aquí en New York; no volveré a escapar por su maldita culpa.

Nunca más.

Ya veremos si eres capaz.

Estaba por abrir la puerta del piloto para ingresar al auto, cuando me fije en un sobre que había encima del parabrisas. Con tan solo verlo los nervios me recorrieron por todo el cuerpo y estos se convirtieron en miedo, de seguro era él.

¿Quién más sino es él?

Con el temblor en mis manos, me aproxime a recogerlo y a abrirlo, sentía un sudor frío recorrer todo mi cuerpo. Lo abrí, al fijarme en su interior era una carta y un pequeño dije, ese que él tendía a regalarme cada año que pasaba con él. Ahí supe que todo lo que había sucedido y sentido últimamente era porque él estaba cerca de mí, demasiado para ser cierto.

En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora