20 de noviembre.
Universidad de New York.
Manhattan, distrito de New York. Estados Unidos.
Habían pasado semanas desde lo sucedido en el apartamento de Ezra, no lo he vuelto a ver en la universidad. No voy a negar que me arrepiento de haberme ido de esa manera y no haberme despedido ni de Lily ni de Ezra, pero no los pienso poner en peligro, no me va a pasar como la última vez.
Nunca.
Esta vez no le daré ninguna ventaja que pueda a provechar para hacerme daño.
Estaba concentrada leyendo uno de los libros de mi escritor favorito, Stephen King, bajo uno de los árboles que se encontraban en el parque del campus de la universidad. Estaba tan concentrada que no me fije que alguien se encontraba a mi lado hasta que su sombra obstaculizo el rayo del sol que daba en mi libro.
Levante la vista de mi libro para maldecir a la persona que se atrevió a interrumpir mi momento especial con Stephen King. – ¿Quién te crees tú para interrumpirme? ¿Es que acaso no ves que estoy ocupada? Que estúpido eres. – Ni siquiera me fije en quien era esa persona, ni siquiera sabía si era mujer o hombre. Estaba por irme cuando la mano de este desconocido se adhiera a mi antebrazo derecho logrando que me gire y quede de frente hacia él.
Iba a gritarle, incluso abrí la boca y tenía el ¿Qué te pasa idiota? Ya en la punta de la lengua, sin embargo, esto no salió de mi boca, quede anonadada al ver a quien tenía enfrente de mí. Era él. Después de ese encuentro en su apartamento hasta ahora lo volvía a ver, no sé si era mi imaginación o era un hecho, pero sentía que lo veía más atractivo que la última vez que lo vi por el retrovisor de mi auto.
Me quede muda, no tenía ni una palabra que pudiera decir para ocupar el silencio incomodo que se estaba formando.
Él solo me veía a los ojos de una manera tan intensa que tuve que apartar mi vista de su cara, a pesar de que quería enfrentarlo y no demostrarle debilidad, no podía evitar ver esos ojos azules llenos de misterios y con curiosidad de saber que oculto en el fondo de mi ser. Y era algo que no iba a permitir, que descubriera todo lo que me atormentaba.
–¿Podemos hablar, Aria? – Pregunto él con un tono de voz tan grueso que hizo temblar mis piernas como gelatina. No pude responder. Las palabras quedaron atascadas en mi garganta.
–¿Estas bien Aria? – Volvió a preguntar, pero para eso no tenía si quiera una respuesta inteligente o una mentira piadosa. Me volví a quedar callada viendo hacia el piso, no podía enfrentarlo.
–¿Me vas a seguir ignorando? – Se que lo estaba desesperando porque empezaba a subir el tono de voz.
–Tengo que irme, lo siento Ezra. – Tenia que alejarlo de cualquier forma, ya estaba decidido, no lo iba a poner en peligro y mucho menos a Lily.
Jamás.
Trate de soltar mi brazo de su agarre y dar media vuelta, más él me lo impidió. Termino de reforzar su agarre al coger mi mano izquierda.
–Tenemos que hablar. – Expreso él. No tuve nada que decir cuando él ya me estaba arrastrando por el campus hacía uno de los edificios en los que se encontraban las salas de estudio privadas. Hay que tener en cuenta, que esas salas los estudiantes no las utilizaban para estudiar únicamente.
Sentía la mirada de las personas mientras pasábamos, no era para nada normal verme a mi siendo arrastrada por un chico sin mi consentimiento, eso estaba claro porque a pesar de todo trataba de soltarme, pero Ezra no me lo permitía.
En la mitad del recorrido, cuando estábamos por coger el ascensor me resigné a seguir intentado alejarme de Ezra, así que en silencio me permití apreciar su ancha espalda y su redondo trasero, en lo que esperábamos que las puertas del ascensor se abrieran, no pude evitar morderme el labio inferior cuando sentí que nos detuvimos. Levanté la mirada y me encontré con esos ojos azules tan hermosos que me miraban con una sonrisa coqueta en su cara.
No pude evitar sonrojarme, me había pillado viéndolo.
Simplemente le sonreí.
Cabe resaltar que en ningún momento solté mi mano de la suya.
Al momento en el que el tablero electrónico del ascensor marco el primer piso, las puertas se abrieron y salieron de este April con Eliot riéndose, cabe aclarar que ella venia revisándose el maquillaje mientras que él se estaba terminando de acomodar la chaqueta. Era obvio. Acaban de tener sexo en las salas de estudio. Cuando se percataron de que nosotros nos encontrábamos esperando el ascensor, Eliot me sonrió y April, se acercó a saludarme.
–¡Aria! – Grito April eufórica. Mientras se acercaba a darme un abrazo y un beso en la mejilla. – ¿Como estas? Hace días que no pasamos tiempo juntas, ¿Qué es lo que te tiene tan atareada? – Realmente no supe que responderle, me dejo sin palabras.
Después de lo sucedido en la casa de Ezra, había decido evitar a toda persona que conocía o que tuviera alguna relación conmigo, quería evitar a toda costa cualquier situación que pudiera ponerlos en peligro. Porque él no dudaría en hacerles daño con el objetivo de llegar hasta mí.
–Realmente es culpa mía, hemos qué tenido que hacer muchos trabajos de una electiva que tenemos juntos. – Respondió Ezra por mí. Yo simplemente lo mire sin poder decir nada, más él me miro y con sus ojos me dio a entender que corroborara su versión. –¿Cierto Aria? – Me quede sin palabras, hasta que él me apretó la mano izquierda. –Si, eso. He tenido muchos trabajos que terminar April. – Le sonreí para que creyera lo que Ezra le había dicho.
–No te preocupes Aria, es entendible. – Me sonrió pícaramente al ver que íbamos cogidos de la mano. – Nosotros nos tenemos que ir, pero ya sabes en el cuarto piso aun quedan salas desocupadas. –Termino de decir, riéndose con Eliot. Dios, ella cree que subiremos para tener sexo. Termino de hablar y yo inmediatamente le solté la mano a Ezra, no quería que se crearan rumores de cosas que no eran cierta y que al final lo pusiera a él y a su hermana en peligro.
–No, no, nada que ver. Solamente iremos a estudiar. – Respondí nerviosa, pude observa por mi rabillo del ojo izquierda como Ezra se había incomodado ante la insinuación de mi amiga. – Lo que tu digas Aria. – Respondió Eliot en lo que cogía a April de la mano y se encaminaban a la salida del edifico.
En eso, Ezra volvió a pedir el ascensor, este abrió sus puertas y ambos ingresamos sin decir una palabra. Él oprimió el número cuatro del ascensor, dios quien nos viera enserio pensaría otra cosa. El ambiente era tenso e incómodo, pero no sabía que decir o como iniciar la conversación, así que solo me limite a mirar mis pies en lo que jugueteaba con mis dedos para disminuir la poca ansiedad que se estaba acumulando en mi sistema. Los minutos se me hicieron eternos hasta que las puertas se abrieron
Salimos del ascensor y nos encaminamos a una de las ultimas salas, la 405F, finalmente entramos a la sala y no pude evitar respirar de manera profunda porque sabia que lo que fuera que él me fuera a preguntar no sería grato para mí. Realmente, lista no estaba para decir algo sobre mi futuro, ni siquiera mi verdadero apellido.
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En La Oscuridad
Mystery / ThrillerCada uno trata de vivir su vida con el fin de ocultar su pasado, tratando de ocultar sus más oscuros secretos ante la vista de los demás y sin dejar que nadie entre en sus vidas más allá de lo que dejan ver. Pero, llega en momento en el que se encue...