Capítulo 3

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05 de octubre. Otoño de 2018.

Queens, Distrito de New York. Estados Unidos.

Estaba sentado en la orilla de mi cama, tenía mis codos sobre mis rodillas y así mismo mi cabeza entre mis manos, mientras que estas masajeaban mi sien. Era demasiado frustrante que a pesar de que intentara salir de todo esto una y otra vez, siempre volvía a lo mismo. Después de que sufrí ese accidente con mis padres hace ya casi 4 años, bueno de alguna forma había que sobrevivir, como dicen por ahí, "El más fuerte sobrevive".

Acababa de recibir esa llamada que en serio esperaba que nunca llegará, pero siempre lo hacía, no todo es como uno quiere. Hay personas con mucha suerte en esa vida, esas personas llenas de dinero en sus bolsillos y que lo tienen todo con tan solo pedirlo; mientras que estamos nosotros, los que debemos luchar para poder siquiera conseguir algo que comer cada semana. Sé que suena algo hipócrita de mi parte decir eso, sabiendo que estoy estudiando en la Universidad de New York, pero no por eso significa que vivo en las mejores condiciones.

Tenía que reunirme con ellos en menos de tres horas, esas fueron las indicaciones que me dieron antes de colgar la llama sin darme la opción de negarme, sabía que por más que intentar retrasar ese encuentro sería imposible. Era eso o no tener ni un centavo para poder pagar la medicación necesaria para ella, mi pequeña Lily. Me levanté de mi cama con una extrema pereza y me dirigí a la pequeña cocina que tiene el apartamento en el que vivo por algo de comer antes de prepararme para ir a esa... reunión.

Estaba sentado en el sofá de la pequeña sala, tan concentrado viendo mi celular pensando en que hacer para salir ileso de lo que fuera que tuviera que hacer, que no sentí su entrada a la habitación hasta que sentí sus pequeñas manos alrededor de mi cuello; abrazándome fuertemente.

–Te extrañe mucho, Ezra. – Me dijo con su voz de niña chiquita. Era mi luz, por ella seguía adelante a pesar de todo lo que había sucedido.

–Y yo a ti, hermosa. – Le dije mientras soltaba mi celular y pasaba mis manos por su pequeña espalda. – ¿Qué tal tu día, Lily? – La mire a esos ojos tan azules como el mismo cielo, que brillan con mucho entusiasmo a pesar de todo por lo que los dos hemos pasado.

–Me la pase viendo televisión, pero también coloree mucho. – Expresó con mucho entusiasmo. Mientras la sentaba en mis piernas y yo me recostaba contra el respaldo del sofá. No pude evitar sonreír mientras ella seguía explicando todo lo que había hecho en el día; no podía evitar pensar que, hacía todo esto por ella, para que nunca tuviera que vivir todo lo que he hecho hasta el día de hoy para tener lo que teníamos actualmente y para que siguiera teniendo una buena vida a pesar de que solo somos nosotros dos contra el mundo.

Revise la hora en mi celular, me quedaba hora y media hora para encontrarme con ellos; lo justo para poder acostar a Lily y salir sin que se dé cuenta o esperaba eso, porque es una niña muy inteligente para la edad que tiene. 11 años.

–Vamos pequeña, hora de dormir. – Le digo después de haberle preparado algo de comer y notar que ya se le estaban cerrando los ojos del sueño. Ella asiente mientras se levante de la silla de la cocina a dejar el plato que había utilizado. Supongo que el tratamiento de hoy fue agotador para ella.

Ella se recuesta en su cama y yo la arropo hasta el cuello, mientras me siento en el borde de su cama. – Descansa Lily, mañana será otro día. – Le digo mientras me acerco hasta su cabeza para darle un beso en su pequeña frente. – No te vayas, por favor. – Me suplica con su voz ya adormilada. Lo sabía, es demasiado lista para ser tan pequeña. Sabe que cuando la acompaño a dormir es porque tendré que salir de lo contrario me quedaría en la sala terminando los trabajos o los proyectos de arquitectura.

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